capítulo 44.

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• MARATÓN 3/4 •

-Leandro avisá boludo, la puta madre- dije cuando cerré la puerta- ¡qué vergüenza!

Se escuchó una carcajada de parte de Leandro por el lado de afuera.

-Perdón Ari- dijo- no pensé que ibas a abrir así la puerta, no ví nada igual.

-Si, si, hacete el boludo nomás- le dije tapándome la cara del papelón.

-Bueno, te vi un poco las tetas- dijo riéndose- pero no digo nada nena tranqui, tampoco soy un pajero.

-Más te vale- dije suspirando.

-Me duele que lo dudes- dice haciéndose el ofendido y me reí- bueno, iba a venir a preguntar cuanto te faltaba- cambió de tema.

-Ya terminé hace rato- contesté- pero me olvidé la toalla y no había nadie que me la pudiera alcanzar.

-Yo te la alcanzo- me dice- ¿dónde está?

-Ahí en el cuarto- dije dando indicaciones- es una color rosa con bordes violetas.

Se escuchó a Leandro abriendo la puerta del cuarto y sus pasos alejándose unos segundos para después volver a la puerta del baño.

-Abrime- me dice.

-No mires eh- le advertí antes de abrir.

-Nada que no haya visto recién- me jodió y tragué saliva nerviosa.

Abrí la puerta despacio y se acercó Leandro para pasarme la toalla, me escondí un poco atrás de la puerta, y apareció él con esos ojos celestes que me miraron fijo a la cara y casi me cohibían.

Sin sacar su mirada de la mía, agarré la toalla, estaba tan concentrada en fijarme que sus ojos no miren para ningún lado más que mi cara, que sin querer moví inconscientemente mi cuerpo apenas para adelante para agarrar la toalla.

Me di cuenta y me escondí al toque, nerviosa, pero Leandro ya había bajado su mirada en apenas un microsegundo y cerró los ojos riéndose.

-Perdón, perdón- dijo sin yo haberle dicho nada- me ganó el instinto masculino.

Me reí tapándome con la toalla, ni me gasté en retarlo.

¿Me estaba tirando los perros? No quería flashearla, pero, dudoso..

Ahora si, ya tapada, abrí la puerta completamente y me metí al cuarto.

-Gracias Leo- le agradecí desde el cuarto.

-No hay de qué- me responde- si necesitas algo cualquier cosa estoy en el living.

No le respondí, terminé de cambiarme, me puse un jean negro que era bien ajustado, me hacía resaltar la cola y por suerte no era poca cosa, ya podía gozar de los frutos del ejercicio.

Lo decidí combinar con una campera corta que tenía de cuero divina, y un top estilo deportivo porque amaba como quedaban con los jeans, no por nada pero me sentía re diosa.

Lo decidí combinar con una campera corta que tenía de cuero divina, y un top estilo deportivo porque amaba como quedaban con los jeans, no por nada pero me sentía re diosa

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Tentación. (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora