capítulo 64.

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Enzo los miró desconfiado y habló.

-¿Quiénes son ustedes?- preguntó- ¿Para qué la buscan?

-Venimos de parte de Julieta, ella la debe conocer- dijo la voz masculina desde afuera que yo no llegaba a ver- nos gustaría poder hablar con ella, por favor.

-Ella no está interesada en nada que tengan para ofrecer de parte de esa piba- contestó Enzo aguantando el enojo cuando nombraron a Julieta.

-¿Usted es intermediario mensajero o como es la cosa?- preguntó uno de los hombres medio enojado con las contestaciones negativas de Enzo.

-Si, ¿sabes que si?- canchereó Enzo- no quiere ni está interesada, te lo repito.

-Pero..

-Ya te lo repetí dos veces hermano- lo interrumpió Enzo- ¿me hacen el favor de irse de mi casa?

-Queremos hablar con Ariana personalmente- insistió.

-Ella no quiere, ¿qué parte no entendes?- se enojó Enzo.

Decidí ir hasta la puerta antes de arrepentirme y que la cosa sea peor.

-Hola, soy yo- hablé metiéndome en el medio de la puerta- ya escuché todo y la verdad no estoy interesada en saber nada.

-Hola Ariana- dijo uno de los hombres- ¿Podrías dejarnos comentarte la propuesta que venimos a ofrecerte?

-No, no y no- dije abrumada- ¿No entienden? Váyanse por favor se los pido.

Los hombres se miraron entre ellos ante mi último pedido para que se vayan y se resignaron.

-Está bien- dijo- disculpá las molestias, nos vemos.

-Si, si, varias molestias- dijo Enzo peleándolos y yo me aguanté la risa hasta que los flacos se perdieron de mi vista en el ascensor.

-Que densos loco- se quejó Enzo después de entrar y cerrar la puerta.

-Mal boludo unos pesados- me reí y volví a agarrar la remera que Enzo me había prestado- bueno me voy a cambiar la ropa, ya vengo.

Enzo asintió y se quedó en su living mientras me fui a su cuarto.

Me saqué la ropa que ya no estaba tan mojada pero si húmeda, me quedé con mi ropa interior y su remera que me quedaba hasta la mitad de los muslos.

Salí al living y Enzo me estaba esperando con las facturas y chocolates que había comprado, todo servido en la mesa.

Me morí de amor.

Su mirada cuando me vió me escaneó de pies a cabeza y viceversa, se mordió el labio apreciando la vista.

-Lo linda que sos- me dijo llegando con su mirada a mis ojos por fin y me acerqué.

-¿Y vos te viste?- le respondí quedando parada frente a él que estaba sentado en el sillón, le acaricié el pelo mientras me miraba.

-Estoy loco por vos, ¿sabías?- me preguntó poniéndome sus manos en mi cintura.

Negué con mi cabeza sonriéndole.

-No, no sabía- le dije haciéndome la boluda.

-Vení que te lo hago saber- me dijo y empezó a bajar sus manos a mis caderas para acariciarlas.

El recorrido terminó en donde terminaba su remera que yo tenía puesta y lentamente la fue subiendo hasta dejar mi abdomen descubierto.

Tragué saliva mientras no le sacaba la mirada de encima y empezó a darme besos en el abdomen, sus ojos no se separaban de los míos y brillaban de placer, yo podía sentir como se me erizaba la piel con cada beso que plasmaba con sus labios mojados.

Tentación. (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora