Capítulo 22

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Me puse de pie en la cama y apoyé las manos en mi cintura. ¿Por cuál debía empezar? Suponía que los pantalones sería una buena opción. Bordeé la cama para cogerlos todos y, de repente, me tropecé con unas cajas.

Me agarré con poca dignidad a la silla que había al lado y me fijé en lo que había ahí. Abrí mis ojos, sorprendido. También me habían comprado todo tipo de calzados, hasta para estar dentro de casa. Definitivamente, iba a empezar por ahí, de abajo hacia arriba.

Tardé bastante es revisarlo todo frente al espejo. No me iba a hacer falta ropa hasta dentro de mil años. Bueno, exageraba, pero realmente sí. Además, me había encantado cada prenda que me había probado. Mi padre y Jane tenían buen gusto. Yo siempre había tenido prendas básicas y sencillas. Todo muy normal, pero pude notar que la tela de la ropa y el material de los zapatos eran diferentes. ¿Se vestían así los ricos?

Lo guardé todo en el armario por fin y me tiré en la cama. Le confirmé a mi padre por mensaje que me había gustado todo y que no había ningún problema con las tallas, junto a muchos emoticonos de emoción. Es verdad que algunas camisetas me habían quedado algo grandes, pero me gustaba cómo quedaban; así que cero problemas.

Era vago, estaba en la habitación de al lado, pero estaba hecho polvo. Iba a tener que ponerme en forma de verdad. Suspiré de gusto y de felicidad. Mi vida había cambiado mucho. No iba a mentir, tenía un poco de vértigo por las distancias que estaba tomando con mi anterior rutina. Pero se suponía que estaba haciendo todo lo que hacía para eso; para que la realidad cambiara de alguna forma, ¿no? Ese había sido mi propósito: cambiar las cosas. Cambiar el presente y mejorar el futuro. Intentar arreglar el pasado, quizá; al menos, quería desenredar el hilo del destino, que, en algún momento, se había tropezado con las piedras del camino.

Sonreí en medio del bostezo y me acurruqué entre las sábanas. Sin embargo, oí el zumbido del teléfono. Lo cogí con un ojo medio abierto y revisé el mensaje de mi padre.

«Ahora que tienes bañador, podemos ir a la playa el fin de semana. ¿Qué te parece

«Me parece genial. Trato hecho, siempre y cuando no dejes que muera.»

Sonreí enormemente y puse el aparato en su sitio. Cerré los ojos de nuevo, y, por fin, me quedé dormido.





Salí de clase tras despedirme de Christie para dirigirme al hospital. El día había sido más o menos normal. Yo estaba contento con mi ropa nueva, y me alegré de que nadie más se diese cuenta; o, por lo menos, nadie dijo ningún comentario. Y cuando decía nadie me refería a mi grupo de mejores amigos. Si Christie se dio cuenta, tampoco me dijo nada. Pero, bueno. No me importaba mucho, pero me alegraba que no me hubiesen molestado hoy.

Saqué el teléfono mientras caminaba y le escribí a mi padre que iría a estudiar con un amigo. Con toda probabilidad, llegaría antes a casa que él de todas formas. Lo guardé en mi bolsillo y aceleré el paso. Yoongi debía estar esperándome.

Atravesé la puerta del hospital y me dirigí a la planta infantil. La señora de la recepción me saludó y yo le correspondí con la mano. Aquí todos habían sido muy simpáticos siempre. Subí en el ascensor y me encaminé al cuarto del personal.

—Hola, hyung. —Saludé a Yoongi. Efectivamente, estaba esperándome.

—Hola, Junghyung. ¿Cómo has estado? —Me contestó mientras revisaba lo que parecían ser unos historiales médicos.

To Mr. Jeon [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora