Capítulo 28

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Llegué a casa por fin e intenté secarme los pies en la alfombra del jardín. Una idea inútil. Los zapatos tardarían en secarse dos días por lo menos. Cuando entré, me extrañó ver todo oscuro y en silencio. La única luz que podía percibir provenía de la pequeña lámpara del salón; o eso supuse.

Fruncí el ceño y dejé mi mochila mojada en la entrada. Caminé hasta el salón, nervioso, y un mal presentimiento se me instaló en el cuerpo cuando vi a mi padre sentado en el sillón. Estaba mirando hacia la nada, quieto como una estatua.

—¿Papá? —lo llamé, pero no se inmutó.

Me adentré hasta la mesa, asustado, y me fijé en el papel que había sobre ella. Miré la figura de mi padre, que seguía sin moverse, y lo cogí. Eran los resultados de la prueba de ADN. Abrí los ojos, consternado. Los resultados eran...

—Esto es un error. —Levanté la cabeza—. Eres mi padre. —Me apresuré a decir—. No sé por qué han dado negativo, pero es...

—¿A qué has venido? —Sus ojos se clavaron en los míos por fin.

Un escalofrío me recorrió la columna. Mi padre tenía una expresión indescifrable.

—Hagamos otra prueba —hablé decidido.

—Contesta.

—¡Esto es un error! —exclamé, desesperado—. Papá, por favor. Tienes que creerme —supliqué.

—¿Por qué debería creerte? ¿Me has dicho algo que sea verdad en todo este tiempo? Explícame cómo quieres que te crea. —Miró el papel.

—No puedo explicártelo, pero necesito que me creas. —No sabía qué hacer.

Esos resultados debían haber dado positivo. ¿Qué había pasado?

—¿Y qué hacemos con lo que dice el papel? ¿Lo ignoro? ¿Quiénes son tus padres y por qué estás aquí?

—¡Tú eres mi verdadero padre! Quería conocerte. —La mandíbula me tembló y las primeras lágrimas dejaron mis ojos.

—Ahí está la prueba —dijo con un tono serio.

—Esto es un error. —Sacudí el maldito papel, histérico.

—Entonces, ¿quién es tu madre? ¿Vas a responderme a algo con la verdad?

Me mordí el labio y me aguanté los sollozos. Nunca me esperé esto. No calculé que la prueba saliese negativa... porque jamás daría negativo. ¿Y ahora qué debía hacer? Había sido bastante paciente conmigo, pero con los resultados esos en la mano... Ya había perdido. Supongo que me había tocado perder... otra vez.

Él tenía razón. No podía pretender que me creyese de la nada. Si me hubiese pasado a mí, tampoco hubiese podido creerlo. Bastante suerte había tenido, pero ya se había acabado. Mi padre no recordaba nada y no podía decirle la verdad. Por una cosa u otra, solo me quedaba la opción de ser un mentiroso ante sus ojos.

—Papá, por favor...

Vi que tensó la mandíbula y apretó los puños sobre sus rodillas. Lo entendí. Me di media vuelta y cogí de nuevo mis cosas. Abrí la puerta y salí de allí. Ni siquiera me importó lo que me dejaba atrás. Iba a tener que empezar de cero otra vez igualmente. Había agotado mis recursos. Al final... quizá no había resultado ser tan buena idea.

Quizá debí quedarme quieto; seguir con mis asuntos y ya está, porque, ahora, tenía un padre que no quería verme más, que pensaba que no lo era y a quién no podía decirle nada. Sin embargo, y muy a mi pesar, no podía culparlo.

To Mr. Jeon [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora