Capítulo 2

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Me giré hacia la derecha y agradecí la comodidad de la nueva posición. Era todo tan suave, tan blandido, tan... Abrí los de inmediato y me incorporé. ¿Dónde estaba? Miré alrededor, extrañado, porque no reconocía la estancia. Era una habitación, sí, hasta ahí. Con una cama muy cómoda, por cierto, y grande.

Tenía pinta de habitación de invitados. Estaba decorada al más puro estilo moderno que se llevaba ahora en todos lados. Horrible, que lo sepáis. Me resultaba todo tan impersonal, pero, bueno, no voy a quejarme. Más, quiero decir. Me bajé de la cama y deduje que había perdido mis tenis, porque allí no estaba.

Lo último que recordaba era estar en la oficina de mi... padre. Sonreí al darme cuenta de que por fin había llegado hasta aquí. ¿Sería esta su casa? Abrí la puerta con cuidado para no molestar, por si era muy temprano, ya que no tenía ni idea de la hora que era, y salí.

Al parecer, la casa tenía dos pisos, decorados de forma parecida. Desde las escaleras se podía ver toda la planta de abajo. En realidad, no era tan grande, pero sí muy amplia, luminosa.

—¿Papá? —llamé, pero nadie contestó. No se oía nada en toda la estancia.

Me encogí de hombros y bajé tranquilamente. Tenía hambre, así que esperaba que hubiese algo de comer, pero, para mí desgracia, mis cereales de leoncitos no estaban en esa estantería y yo quería llorar. Era mi desayuno favorito, pero me hubiese asustado si los hubiese encontrado, la verdad.

Suspiré al par que mis tripas y me dirigí a la nevera, pero, de repente, el timbre de la casa sonó. Me acerqué hasta la puerta y me debatí entre si abrir o no. Al final mi curiosidad actuó sin permiso.

—¿Jungkook? —me habló con sorpresa—. ¿Encogiste? —rio.

Era un hombre como de la edad de mi padre, un poco más bajo y con un rostro más agradable y jovial. Parecía simpático, así que reí ante su especulación. Para que luego diga que no nos parecemos.

—¿Eres amigo de mi padre? —Ladeé la cabeza.

—¿Tu padre? —repitió más lento—. ¡Oh! ¡Dios! —rio—. ¿Eres hijo de Jungkook?

Tenía una risa muy contagiosa y alegre.

—Me llamo Jeon Junghyung. —Sonreí de oreja a oreja. Me agradaba la gente simpática.

—Soy Park Jimin. Encantado, pequeño. —Me revolvió el pelo—. Pero cuéntame de dónde has salido antes de que me divierta a costa de Jungkook.

—Pasa. —Le ofrecí con la mano también—. En realidad, nos conocimos ayer —cerré la puerta—, y todavía no asimila la idea.

—¿Jungkook no sabía que tenía un hijo? —Frunció el ceño—. Bueno, si lo hubiese sabido, yo me hubiera enterado también.

—¿Eres su mejor amigo o algo así?

—Sí, algo así. Más o menos. —Sonrió—. Ven aquí. —Me indicó con una mano.

Me acerqué y, cuando llegué a su lado, me posicionó de espaldas a la encimera de la cocina y me sentó ahí. Se acercó a mi rostro, detallando mi cara, y yo me avergoncé por un momento.

—Dios, te pareces más de lo que pensé —dijo impresionado.

—Pues díselo a él, que no me cree. —Hice un puchero.

—Es que te has aparecido así de repente y a él le cuesta asimilar las cosas. No te preocupes. —Me palmeó el hombro y yo sonreí—. Aunque, no, la sonrisa no la sacaste de él. —Se carcajeó—. Tal vez la forma de la boca, pero la sonrisa no, desde luego.

To Mr. Jeon [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora