Novela de corte erótico, lésbico, romántico, con un toque de BDSM.
Cuenta la historia de Emma, una mujer que piensa que lleva la vida soñada cuando se ve enfrentada a su pasado lleno de lujuria y pasión. ¿Será capaz de armonizar sus deseos ocultos y...
No había pasado tanto tiempo desde mi llegada a Chile, pero yo sentía como si esos pocos días hubieran sido semanas, todo lo que había descubierto sobre mí y la aceptación de la intensidad de mis sentimientos por Victoria me tenía en un extraño momento de éxtasis, como si de una revelación divina se tratara, pero no me sentía para nada santa, por el contrario me dedique a planear la velada perfecta para encontrarme con ella y tener un poco más de esa pasión desenfrenada.
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Opte por usar un arnés en mis nalgas, eran unas correas posicionadas de tal forma que levantaban mi trasero y tentaba para hacer todo tipo de cosas perversas con él, arriba no quise usar nada, en el espejo se veía bastante sugerente usar solo el arnés con los pechos descubiertos, así sería más sencillo que me pusiera las pinzas de pezones, de pensarlo mi entre piernas comenzaba a humedecerse. Por encima opte por un pequeño vestido negro, muy corto que apenas me cubría, junto con unos tacones negros tipo charol, con algunos brillos y en el borde y una sugerente suela roja, el atuendo iba tomando una peligrosa imagen de FEMME fatal, sobre todo porque no usaría otra lencería que no sea el arnés, dejando completamente mi sexo al descubierto. A pesar de que todo el atuendo me pone en la página de "quiero sexo duro y no tengo miedo de decirlo" creo que puedo hacer algo más, algo que haga que esta velada sea inolvidable para ambas y lo cierto es que hay una idea que ha dado vueltas en mi cabeza hace ya mucho tiempo, desde esa primera vez que vi "el diario de O", hay un juego de roles que me llama la atención pero incluso, ahora que lo pienso mirándome en el espejo me sonrojo, como una niña tímida poniendo mis manos sobre mi rostro, pero ¡estoy decidida a hacerlo! y creo haber encontrado la forma perfecta de proponerlo.
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Bendita sea la internet y sus bondades, con el apoyo de google maps encuentro una tienda que, por lo que muestra en su página de Instagram, tiene el producto que necesito, que bueno que es pleno verano y no me veo tan ridícula con gafas de sol negras y el sombrero de ala ancha. Entro en un sexshop en el segundo piso de una galería en metro los Leones, me sorprende la cantidad de locales disponibles y la variedad de material que ofrecen, si bien no es mi primera vez en una de estas tiendas estoy nerviosa por lo que pienso comprar, la última vez en Italia la cosa había sido distinta, solo iba por algunas cosas sugerentes como ropas de seducción pero esta vez compraría algo mucho más específico entonces siento como mi corazón palpita apresurado cuando doy con la tienda y entro en ella, todo lo que veo son dildos, lubricantes, lencería y disfraces eróticos, con todo el valor que tengo me acerco al mostrador donde una chica que está metida en su celular me saluda cordial al darse por fin cuenta de mi presencia – hola ¿en qué puedo ayudarte? – Me dice como si vendiera chocolates – hola si, mira vi en su página esto ¿lo tienes disponibles? – acerque mi celular y le mostré la publicación de su página, con la misma cara inexpresiva pero cordial la chica me contestó – sí – acto seguido se puso de pie y se dirigió a un estante al otro extremo de la tienda, lo abrió con una llave y de su interior saco una pequeña caja, como del tamaño de una caja de zapatos, pero era transparente, la llevó sobre el mostrador y comenzó a mostrarme los distintos tipos de collares de cuero que incluían una cadena para ser paseada como una mascota. Cuando las vi me puse mucho más roja que en el departamento, mientras la chica con voz pausada y neutra iba sacando uno a uno los modelos disponibles y señalando sus precios, por un momento pensé en tomar cualquiera tirarle el dinero en la cara y salir corriendo pero me controle, si no era capaz de comprarlo mucho menos de mencionarlo a Victoria, entonces pensé que debía ser capaz de esto, como sea debía lograrlo. Mire las opciones disponibles y decante por un collar negro de cuero con el interior de terciopelo rojo y una cadena, no era nada de otro mundo pero me sentía más cómoda con algo sencillo que con tantos remaches y cadenas colgando como eran los otros.
