Capitulo IV

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Martes, el día destinado para el reencuentro, durante las noches previas imagine nuestra cita y pensé incesante en si quería repetir o no la velada anterior, entre más lo pensaba más me convencía de que esta sería la última vez que vería a Victoria, era cierto que lo había pasado bien pero no podía caer en esos comportamientos tan impropios y nada que ver conmigo, eso era definitivo, claro que ésta decisión no se condecía para nada con el hecho de que no podía parar de pensar en ella, a esto le llamare segunda etapa de la negación.

Enfoque mis esfuerzos en mi apariencia, me puse los jens más ajustado y asentadores que encontré, luego me puse una polera con estampado de flores muy de verano y una chaqueta de jens también, me sentía guapa, me veía guapa, porque por último si esa sería nuestra última cita, que me recordara guapísima. Iba un poco atrasada, apresuré el paso hacía el café, cuando doble justo en la esquina de la cuadra en donde estaba el café la vi, de pie frente al lugar, las mismas botas militares, unos jens rasgados, una camisa a cuadrille amarrada a su cintura, llevaba una polera negra escotadísima y ajustada a su cuerpo y la sonrisa colgada en su rostro de mirada penetrante y alerta, me derretí al instante, cualquier pensamiento que pudiera haber estado repitiendo en mi mente, casi como un mantra de "hoy todo termina" se desvaneció cuando por fin frente a ella le dije "hola" y me acerque para besarle la mejilla, ella rápida giro su rostro y me beso en los labios, sutil, sin apuros, solo un pequeño beso – hola Emma, que rico verte – me dijo y acto seguido me indicó con el brazo la puerta del local – pasemos, muero por un café – dijo mientras entrabamos al lugar.

La conversación fluyo entre nosotras igual que la primera vez que nos vimos, así comenzamos a conocernos con mayor profundidad, le conté que tuvo suerte de que fuera mi cumpleaños porque era el único motivo por el que estaba en la disco ya que desde hace un tiempo salía menos de fiesta por culpa de mis estudios de medicina, también le hable de mí gustos musicales y mi escondida pasión por la música romántica que no muchos sabían, ella por su parte me contó más de ella, de su familia en Rancagua, de que estaba estudiando administración de empresas pero no con mucha convicción, la verdad es que sus sueños eran más relacionados con el arte, lo note por la pasión con la que me hablaba de literatura y de historia, ahí congeniamos mucho, le encantó que mi padre fuera académico y nos sumergimos en una serie de conversaciones sobre momentos históricos el siglo XX, me sorprendió su conocimiento, quizá había sido prejuiciosa y pensado, sin quererlo que Victoria era de esas chicas más preocupada de divertirse que de los estudios pero no, si bien dudaba de estar estudiando administración de empresas noté que era autodidacta y muy apasionada con otros tema como el cine independiente, quede particularmente encantada de su reflexión sobre la película Elephant de Gus Van Sant, con una crítica social de un nivel muy complejo y que honestamente no me esperaba.

Un simple café no fue suficiente y pedimos algo de comer, pero el tiempo entre nosotras corría veloz y decidimos seguir la conversación en otro lugar, caminar por la playa quizá, solo seguir hablando y hablando sin parar. El atardecer estaba insipiente en el horizonte del mar, el sol casi se escondía y el color rojizo y anaranjado cubría el cielo de la ciudad, Victoria sentada a mi lado en la playa, conversando y coqueteando, tocándome el brazo de vez en cuando, rozándome la mano de vez en vez, sonriendo, observando, yo por mi lado hechizada, cada tema sobre cine y música me dejaba gratamente asombrada, no por mirarla en menos sino que por la afinidad en nuestros gustos y como todo lo que salía de su boca era tan cautivador.

Cuando el sol se escondió por completo en el horizonte, Victoria se puso de pie y dijo – me voy abrigar – acto seguido desató la camisa de su cintura y se la puso, luego dio un par de pasos hacía mí, se arrodillo frente a mí y dijo – realmente quiero besarte – lo dijo como si estuviera diciéndome el día que era o que tenía ganas de tomar otro café, lo dijo ligera sin titubeos, segura de sí misma y con esos ojos profundos clavados en los míos, no fui capaz de decir nada solo asentí con la cabeza y entonces ella posó sus dedos en mi mentón y me beso con suavidad en un principio, luego el beso fue cambiando y aumentando en su intensidad, su mano pasó de mi mentón a mi nuca y su lengua comenzó el baile sensual de la velada anterior, ese que creí sentir tan intenso fruto del alcohol pero no, era su lengua atrevida y lujuriosa. Por un momento creí que caería de espaldas y que ella se posaría sobre mí y me besaría como antes, de la forma que deseaba ser besada por ella, en vez de eso me detuve, pare el beso corriendo mi cara a un lado y dije – oye anda gente acá – dije con voz inquisidora, en ese momento Victoria llevó su cuerpo hacía atrás – me da lo mismo la gente, pero está bien, respeto tus límites – dijo y se sentó junto a mí, con sutileza tomo mi mano y comenzó a acariciarla con la punta de sus dedos, el aire era tibio a pesar de estar a la orilla de la playa, el verano acechaba, así como el final del semestre y los exámenes finales, en otra época mi mente y mi tiempo hubieran estado volcadas 100% en mis estudios, como por ejemplo ese mismo martes previo a una importante evaluación, en 5 años de carrera jamás había estado el día previo a una prueba haciendo otra cosa que no fuera estudiar pero aquí estaba, en la playa, besándome con la chica misteriosa, ya no tan desconocida, a la que supuestamente quería dejar de ver pero en vez de eso respondí – bueno – cuando me propuso ir a su departamento una vez más.

⚠️🔞Deseos Ocultos - Nostalgia 🔞⚠️👭 (Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora