ICHIGO
Mi vuelo estaba retrasado y la noche invernal es más cruda que de costumbre. Intento distraerme con lo que hay a mi alcance y la mayor parte de mi tiempo se fue en observar a las personas hasta que finalmente llegó la hora de abordar. El proceso fue el mismo de todos los aeropuertos: largo y aburrido. Cuando estuvo comprobado que yo no era un terrorista o un traficante de drogas ingresé al avión y tomé asiento en mi lugar junto a la ventanilla. Coloqué mis auriculares en su lugar pero no encendí la música. No estaba de ánimos para esto porque usualmente me hace feliz y no quería estar feliz si me encontraba abandonando a mi mayor alegría. La chica que cambió mi vida para siempre. Rukia marcó un antes y un después, una chica ordinaria que revolucionó todo lo que pensaba acerca del amor. Observo el asiento aún vacío a mi lado e imagino lo inmensamente feliz que sería este viaje para mí si ella estuviese ocupando ese lugar.
Cuando tomé la decisión de aceptar la oferta de mi padre lo único que pensé fue en ella, en mantenerla a salvo y no causarle más problemas. Pero ahora en este avión que poco a poco se eleva del suelo para 5 largas horas de vuelo a otro país me siento como si hubiesen amputado una parte de mí. Como si de alguna forma no acabara de procesar el hecho de que la he perdido. Siento un vacío tan grande cuando pienso en los próximos 5 años y sé que nuestras vidas no volverán a ser las mismas jamás. A que quizá esta tarde he terminado para siempre mi historia con Rukia.
Veo cada vez más lejos las pequeñas luces como luciérnagas y sólo pienso en que así lucían la noche de año nuevo donde besé a Rukia por última vez, cierro los ojos, no resisto esa sensación. Decido que quizá dormir sea lo mejor.
Si tan sólo Byakuya me hubiese permitido hablar con ella,verla una última vez, ahora no me sentiría como el cabrón que ni siquiera dijo adiós. Me siento fatal porque aunque diga que todo esto ha sido por su bien no deja de hacerme un cobarde. Porque esta era la solución más fácil. La mejor para todos, menos para lo nuestro. Porque la verdad es que si lo pienso como lo hago ahorita ella ha de sentir que preferí huir antes que quedarme ahí, a luchar por ella, tal como se lo dije alguna vez, aunque fuese imposible. Y no la culparía si ahora me odia, lo merezco. Sólo que la simple idea me hace sentir enfermo y desear que no sea así. Quizá no pueda cumplir muchas promesas, pero siempre habrá una que jamás olvidaré.
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RUKIA
—Sí, sé que me dijiste que ella tenía que saber, pero entiéndeme, no sabía cómo decirle, menos ahora que ella ha estado... bueno, últimamente no es la que había sido hasta hace poco
Escucho decir a mí papá. Estaba acostada sobre el edredón de la cama de mi padre cubierta con una frazada. No sé en qué punto me quedé dormida, ya no había luz natural. La caja de aspirinas estaba a mi lado aún cerrada y el sobre que encontré buscando las pastillas ya no estaba.
—Claro que no lo es, Byakuya— esa era la voz de Yoruichi, nuestra psicóloga, respondiendo —tu hija tiene el corazón roto y tú lo sabes, ella se enamoró.
—Era su profesor.
—¿Crees qué ella no era consciente de que era su profesor? ¿Acaso no te has puesto a pensar lo difícil que fue para ellos y el valor que ambos necesitaron para amarse?— hay silencio por unos segundos —¿Crees en serio que de no enamorarse Rukia hubiese arriesgado tanto?
Ya no estaba tan resentida con mi padre. Había canalizado todo hacia Ichigo y su abandono, y en estos momentos necesitaba más que nada hablar con mi papá, pero escuchar a Yoruichi provocó un resentimiento. No podía creer que ella llegase a entenderme mejor que mi propio padre, y era increíble que ni siquiera pareciera esforzarse en ello.
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Querido Profesor.
RandomAdaptación IchiRuki. Todos los créditos a su autor y al foro Univision.