Capítulo 6

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Durante el almuerzo Ichigo y yo tuvimos una buena charla que me sirvió para conocerle mejor, me contó que el llego a mi ciudad por causas del destino y que en realidad sus planes eran trabajar en otro colegio cerca de donde vivía pero no se concreto nada y termino en el mío.

Me habló acerca de sus hermanos, eran tres, Kaien quien era el mayor y su consejero, Uryu, más chico que él pero a veces más maduro y decidido, finalmente el menor de todos Kon.

Ichigo era esa clase de chico que cuando hablaba era imposible no prestarle atención, quizá por eso era profesor...

—¿y has leído el libro?— me preguntó.

—Sí, aunque no tanto como quisiera, he tenido exceso de tareas la última semana.

—¿De tu malvado profesor de historia?— bromeo.

—Sí, especialmente de ese sujeto.

Él solo reía y su risa me hacía reír a mí.

—Aun estoy en la parte en que Sierva Maria padece la rabia y todos creen que necesita un exorcista...

—Esa parte me causa gracias, la gente suele exagerar lo que ignora... pero en fin, cuando termines de leer podremos hablar mejor de ello.

—Eso suena algo nerd— bromee con él y rió.

—A mi no me engañas Rukia, hay algo de nerd en ti a pesar de lo bella que eres— soltó casi sin pensarlo.

¿Lo bella que soy?, Ichigo creía que era bella, yo solo le sonreí nerviosa y agache la mirada intentando no hacerle notar el color rosa que había subido a mis mejillas.

El pareció caer en cuenta de sus palabras y intento fingir comer algo de su plato pero desafortunadamente para el ya no había nada.

—Cuando termine de leer el libro te avisaré— dije tratando de pasar aquel incomodo momento.

—Si...— dejo Ichigo  en el aire.

Yo lo miraba entretenida, si uno se encontrara con un chico así en la calle juraría que es modelo y no precisamente un profesor de Historia, aunque su forma de ser era tan... no sé, era divertido, espontaneo pero también era inteligente y encantador. Seguro que había mil mujeres detrás suyo.

Entonces no lograba comprender como es que estaba casi siempre solo. Quizá como yo, también disfrutaba ocasionalmente de su soledad, yo prefería estar sola a estar con personas falsas.

Orihime era una de mis pocas amigas, y podría considerarla como la mejor, pues ella entendía que a veces me gustaba estar sola, además ella estuvo allí para mi cuando mi mamá me hizo falta, más que una amiga era como mi hermana. Desde Orihime no había encontrado a otra persona con la que me sintiera tan a gusto como ahora lo estaba con él.

—Me podrás llevar a mi casa— le pregunté rompiendo el silencio —ya son alrededor mas de las 4 y si dices que tu fiesta es a las 8:30... no quisiera retrasarme y eso.

—Seguro— me dijo amablemente y pago la cuenta —vamos.

(...)

—¿Quieres que pase por ti?— me ofreció.

—Si gustas dame la dirección y yo llegó— respondí mientras el estacionaba su auto al frente de mi casa.

—Vale, paso por ti a las 8— dijo ignorandome y yo solo reí.

—Hasta las 8— me despedí y baje de su camioneta sin detenerme hasta llegar entrar a mi casa, voltee e hice un ademan con la mano y después de ello partio en su coche mientras yo aun permanecí de pie hasta que lo perdí de vista.

Querido Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora