Capítulo 3

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Ichigo me sujeto de la cintura y me apretó apasionadamente junto a él, su torso desnudo, sus ojos avellana perfectos, cruce mis brazos alrededor de su cuello rindiéndome y él me acerco, suave y delicadamente lleno de ternura quedando a escasos centímetros de distancia, sentía la calidez de su respiración, su fresco aliento, entonces sus suaves labios tocaron los mío, una corriente eléctrica atravesó mi columna, erizando mi piel, fue como si lo necesitara desde hacía ya mucho tiempo, como si nos hubiésemos negado y al fin nos permitiéramos el momento a solas, sus manos jugaban alrededor de mi espalda, logrando que me estremeciera con cada caricia, logrando que mi corazón se me saliera del pecho.

El horrible sonido de mi despertador perforo mis oídos.

Desperté, sábado, 8:00 am, e Ichigo no estaba a mi lado, ni siquiera estaba segura de que alguna vez lo hubiese estado. Tome una ducha de agua fría que me ayudo a tranquilizarme, había pasado toda la tarde de ayer intentando convencerme a mí misma de que mis ideas respecto a él no podrían ir más allá de verlo como mi profesor, que regalarme el libro que tanto quería no había sido más que un gesto de amabilidad de su parte, como la buena persona que parecía ser.

Pero mi subconsciente se negaba a obedecer, Ichigo invadía mis sueños y mis pensamientos.

Necesitaba dar un paseo, salí de mi casa, sin desayunar; no me gustaba comer sola por las mañanas, solo me ponía melancólica, mi papá no estaba, había salido de viaje desde ayer y no volvía hasta el próximo viernes, fue a Los Cabos a unos asuntos de negocios.

Él y yo teníamos una buena relación, mi amor por los libros lo había heredado de él, al menos eso solía decir mi mamá, pero ahora ya no tenía tiempo, su trabajo lo absorbía casi por completo. Lo extrañaba en sus viajes, pero siempre cuando volvía me traía un obsequio, por lo regular eran películas, libros o alguna bella artesanía del lugar que visito. Sé que él extraña a mamá, yo lo hago a veces, especialmente durante Navidad.

Papá y yo somos un desastre en Navidad, cenamos en un lindo lugar, vemos alguna película y nos dormimos temprano, en fin, es muy distinto a cuando estaba ella, pero intento ser fuerte ante su ausencia, se lo prometí a ella, durante el primer año después de la muerte de mamá solía escuchar mi papá llorar por las noches, nunca le dije nada al respecto, frente a mí siempre estuvo con temple de acero, así que supuse que como yo, prefería sufrir en silencio. Pero 7 años después supongo que más que aceptarlo ya nos habíamos resignado.

Había hecho un gran recorrido ya hasta el parque donde divagaba tranquilamente, decidí sentarme en un banco antes de volver a casa. Supuse que serían ya alrededor de las 11:00 am. De repente sentí una mirada insistente que me hacía sentir algo incomoda, gire la vista disimuladamente para ver quién era, no lo conocía, era un hombre, como de unos veinticinco, de apariencia chocante y rostro maltratado, no me inspiro buena espina al verlo, mi cuerpo se lleno de terror al verle avanzar hacia mí, quería salir corriendo, pero mis piernas no reaccionaban, cuando finalmente conseguí incorporarme era demasiado tarde, aquel sucio hombre estaba frente mío obstruyendo mi camino, su mirada era desagradable y olía horriblemente a alcohol, supuse que estaba ebrio.

—¿A dónde tan rápido angelito?— dijo de manera vulgar y con voz aguada.

—Con permiso— me limite a decir y continuar avanzando pero él me toreaba con sus pasos evitando mi camino.

-—Tranquila preciosura— me miraba de pies a cabeza de una forma tan sucia —¿Qué hace una preciosura de mujercita como tu tan solita por esta zona del parque?.

Su presencia me ponía los pelos de punta.

—No me haga daño— supliqué y el tipo comenzó a reír descaradamente.

—No pienso hacerte daño preciosura, al contrario— su asquerosa mano acaricio mi hombro —.Puedo asegurarte que lo pasaras muy bien.

Todo mi ser estaba completamente aterrorizado, quería gritar pero mis sentidos no respondían a mis órdenes.

—Déjeme en paz— supliqué nuevamente.

Aquel detestable ignoró mis palabras y se abalanzó sobre mí, cerré los ojos, esperando lo inhabitable.

Una mano me tomo por detrás de la cintura y me abrazó dándome protección.

—Rukia, mi amor, te estaba buscando — dijo con su suave voz —¿Te encuentras bien?

Asentí con la cabeza y lo miré a los ojos, parecían intensos y preocupados.

—Estoy bien Ichigo, que bueno que llegas...— en mi voz hay cierto tono de alivio.

—Le puedo ayudar en algo— dijo fríamente al hombre que aun seguía al frente nuestro.

—Yo solo le hacía compañía a la señorita para que no estuviera tan solita aquí— dijo con su voz aguada.

—Pues mi novia no necesita de su compañía, no lo quiero volver cerca de ella, ¿me entendió?—amenazó al sujeto aquel quien salió huyendo cobardemente.

Su novia, él me había hecho pasar por su novia, la idea no era nada desagradable, pero solo podía pensar en el terror que había vivido aquellos minutos interminables, de no ser por Ichigo... no sé qué hubiera pasado.

—Cobarde— susurró furioso —¿Te encuentras bien Rukia? ¿Te hizo algo ese hombre?

Negué con la cabeza y antes de que pudiese decir algo las lágrimas comenzarón a escurrir por mi rostro, me sentía como una niña pequeña en sus brazos de, una niña que se sentía protegida por él y me encantaba esa sensación por lo que no me contuve, Ichigo me abrazo más fuerte y fue ahí quebré por completo.

—Rukia, dime, te hizo algo, si ese poco hombre se atrevió a dañarte te juro que...

—No— lo interrumpí débilmente —no logro hacerme nada, afortunadamente llego usted— dije con voz aun débil por el llanto.

—Tranquila— me dijo acariciando mi cabello —Ya no podrá hacerte daño, te prometo que yo protegeré— me sujeto fuertemente junto a él, coloqué mi cabeza en su pecho, y cerré mis ojos, así, en los brazos de Ichigo nada podía estar mal.

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Acabo de darme cuenta que está historia está un poco "rara" pero es la que tiene más vistas, jaja...

Estoy intentando corregir lo más que se pueda, pero no es una obra que originalmente sea mía y no quiero hacerle muchas modificaciones.

Querido Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora