Capítulo 39

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ICHIGO

Rukia no dejo de protestar durante todo el camino. No la culpo, a nadie le gusta ir con los ojos vendados, pero si no se los vendaba entonces la sorpresa ya no sería sorpresa.

Logre distraerla preguntándole como era que había iniciado su cumpleaños, ella me dijo que fue genial. Que hasta ahora ha sido el mejor desde la muerte de su mamá. Eso me alegra, el que ella sea feliz me hace feliz a mi.

Me ha contado todo lo que su padre y sus amigos le han regalado. Parece que tengo un nuevo rival llamado "Chappy" es extraño que haya decidido llamarle así a su gatito siendo que Chappy es un conejo, pero no eso no importa, lo importante es que ese gato tiene la mejor de las suertes al tener a Rukia como dueña.

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Al llegar a nuestro destino bajo rápidamente de la camioneta para abrirle a Rukia y le ayudo a bajar a pesar de sus replicas, pero teniendo vendados los ojos no había otra opción.

La hago caminar un poco más antes de quitarle las vendas, cuando finalmente lo hago me quedo en espera de su reacción.

—Ichigo... Esto es...

—¡Sorpresa!— le digo mientras la abrazo por la espalda y recargo mi barbilla en su cabeza. Me encanta el olor a fresas de su cabello.

—No puedo creer que estemos en el puerto. ¿Cómo le hiciste?

—No fue fácil, pero quería que estuviéramos en un lugar solos, donde nadie supiera quienes somos... Y un poco de calor no nos viene mal, allá parece congelador.

—Ichigo...— es todo lo que dice, pero puedo percibir su felicidad con tan solo decir mi nombre.

Esto es fantástico. Ella y yo siendo solo una pareja, sin miedo a que nos descubran, sin miedo a que nuestras miradas nos delaten, sí, esto es lo que nos merecemos.

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—¡Ven acá!— le digo colocandole mi chaqueta, no hace mucho frio, pero si se siente fresco —No quiero que te enfermes antes de que termine el año.

—Pero ¿Y tú?

—Yo estoy bien, bebé.

—Si quieres puedo abrazarte, para que entres en calor.— dice coqueta. ¡Me encanta que use ese tono!

—Cuidado con la cantidad de calor que me das.— bromeo —Ya es tarde, es hora de irnos.

—Yo no me quiero ir.

—Cariño, me dijiste que te duelen los pies, vamos al hotel a descansar un rato.

—¿Hotel?— pregunta con sorpresa. Creo que olvide contarle  ese pequeño detalle.

—Si cariño, hice reservaciones desde antes de que las clases terminaran. Incluso aunque no tenía la certeza de Orihime conseguiría que te dejaran "pasar la noche en su casa"

—Tengo unos amigos maravillosos y al mejor novio del mundo.

Dice ella abrazándome y yo le devuelvo el abrazo gustoso.

—No, Rukia, yo soy el suertudo de tener una novia tan maravillosa como tú.

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Querido Profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora