Capítulo 10

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Patético romance


SeokJin se separó de TaeHyung y se dirigió hasta la puerta, al abrirla se llevó una gran sorpresa, era la persona que menos esperaba, pronto llegó el pelinegro por detrás, observando por encima de su hombro de quién se trataba.

- Estás en graves problemas- el pálido miró enfurecido al rubio, el cual seguía sorprendido por su absurda interrupción.

- ¿Qué haces aquí?- SeokJin se hizo a un lado, dejando pasar a YoonGi al interior de la casa- ¿De qué problemas hablas?- cerró la puerta a sus espaldas y se dirigió de nuevo al salón, donde su amigo y TaeHyung lo esperaban sentados.

YoonGi soltó un suspiro frustrado, miró a TaeHyung y luego al rubio antes de volver a hablar- NamJoon estuvo en mi casa- se pasó las manos por el rostro y luego miró al techo- Eres un imbécil- insultó a SeokJin, el cual le miró entre asustado y ofendido.

- Tampoco hace falta que me insultes de esa manera- reprochó el rubio mientras veía al pálido, intentaba ordenar sus ideas, buscar la manera idónea de hacer sus preguntas.

- Es poco para lo que te mereces que diga- rió irónico y se echó para atrás, recostándose levemente en el respaldar del sofá- Lo dije hace un tiempo atrás, nada de esto va a terminar bien.

- ¿Dijiste algo que no debías?- preguntó, ignorando lo que para él eran inútiles reproches del pálido.

- Para nada- mintió, en realidad había dicho mucho, lo suficiente como para que el castaño intente buscar respuestas- Pero NamJoon no es ningún idiota.

TaeHyung se encontraba encogido en su lugar mientras escuchaba a YoonGi, se limitaba a quedarse en silencio, analizando la situación en la que se encontraban, no se podía creer lo que el pálido estaba diciendo, SeokJin prometió que no habría problemas con NamJoon, ahora se sentía más inseguro que antes, todo se volvía más complicado con el pasar de los días, lo que habían ocultado durante un año comenzaba a ser descubierto y eso no era para nada bueno.

- ¿Qué te dijo?- preguntó el rubio mientras los nervios y el miedo comenzaban a invadirlo- Más importante aún, ¿Qué le dijiste tú, YoonGi?- con una de sus manos tomó su cabello y lo haló levemente, comenzando a sentirse desesperado por no tener las respuestas que se encontraba necesitando.

YoonGi lo miró incrédulo- ¿Qué esperabas que le dijera? ¿Mentiras?- se quedó en silencio unos segundos y luego continúo hablando- NamJoon sabe que no estuviste conmigo ayer por la noche, sabe que no te quedas en mi casa y sospecha muchas cosas- miró a TaeHyung y rodó los ojos- No queda mucho para que descubra este patético romance que tienen ustedes dos- se levantó del sofá y se dirigió nuevamente a la salida, se negaba a pasar más tiempo en aquella casa- No pienso seguir con esto, SeokJin, resuelve tu situación, lo más pronto posible- abrió la puerta y salió echando humos por ella, cerrando de un portazo.

SeokJin miró a TaeHyung y luego miró el techo, buscando alguna clase de respuesta en el- ¿Y ahora qué hago?



•••



NamJoon bajó del auto y subió las pocas escaleras que habían antes de entrar a su casa, al pasar se encontró con la mayoría de las luces apagadas, caminó con cuidado de no hacer ruido, intentado no despertar a los empleados, quienes deberían de encontrarse dormidos a esta hora.

El castaño se detuvo en la cocina, fue hasta el refrigerador y lo abrió, sacó de él una de las jarras de agua, tomó un vaso y vertió el líquido en el, dejó la jarra a un lado y bebió toda el agua que había servido, se encontraba sediento desde hacia algunas horas, aquel líquido transparente logró refrescarlo al pasar por su garganta. Guardó las cosas nuevamente en su lugar y salió en dirección al salón, inspeccionando con su mirada sí todo estaba en su lugar, al terminar con la pequeña inspección se dió media vuelta y se dirigió hasta las escaleras, se detuvo a mitad del camino al ver el pasillo principal siendo alumbrado por un luz débil, miró extrañado hacia el lugar y, dejando de lado la idea de subir a su habitación, fue hasta donde provenía aquel destello de luz, pero el sonido de una puerta siendo abierta lo distrajo nuevamente.

La puerta principal de la casa fue abierta de golpe, dos siluetas se dejaron observar al entrar por ella, las cuales eran poco visibles para el castaño que intentaba descifrar de quiénes se trataba, nadie más que él y SeokJin poseían las llaves de la casa, supuso que se trataba del rubio pero, ¿Quién era el otro sujeto? Estuvo a punto de ir hasta ellos pero un jalón en su brazo se lo impidió.

- ¿Pero qué...?- intentó decir el castaño pero pusieron una mano en su boca, escuchó como una puerta fue abierta y luego sintió como lo metían en una habitación, apartó la mano que seguía sobre sus labios y se dió media vuelta, estuvo a punto de gritar cinco insultos distintos, pero se detuvo al encontrarse con un par de ojos grises observándolo- ¿Señor Jeon?

- Disculpe mi atrevimiento, señor Kim- el pelinegro se disculpó en un pequeño susurro, desvió la mirada hasta su mano, la cual seguía sujetando el brazo del castaño, apartándola casi de inmediato, volviendo a subir la mirada y encontrarse con la de NamJoon- Buenas noches- dijo un poco divertido ante la situación.

NamJoon le miró incrédulo, quiso separarse un poco del pelinegro pero al intentar dar un paso hacia atrás chocó contra un estante, se quejó ante el pequeño golpe recibido- ¿Dónde diablos me ha metido?- dijo, intentando mirar a su alrededor, no teniendo mucho éxito gracias a la oscuridad de la habitación, de pronto sintió como el cuerpo de JungKook se apegaba más al suyo, se puso nervioso casi al instante, colocó sus manos al frente, intentando parar la proximidad de aquel cuerpo, una luz fue encendida y el cuarto se iluminó.

- En el armario del salón- dijo el pelinegro una vez pudo encender la luz, NamJoon echó un vistazo a su alrededor, observando los estantes repletos de cosas que solían usar para la limpieza la señora Im y el señor Choi.

JungKook sintió algo presionando contra su pecho, bajó la mirada y encontró las manos de NamJoon sobre aquella zona, el castaño secundó su acción, sus mejillas se tiñeron de rojo al ver lo mismo que Jeon se encontraba observando, se quedó casi inmóvil en su lugar al darse cuenta de lo que había hecho, ambos subieron la mirada y se encontraron con la del contrario, el pelinegro sonrió de lado y se acercó un poco más al menor, quedando aún más cerca de su rostro.

- Está algo rojo, señor Kim.




- Está algo rojo, señor Kim

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Butler  |KookNam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora