Regresé
El pelinegro caminaba con paso firme por aquellos pasillos llenos de empleados que iban de lado a lado gracias a la cantidad de trabajo que tenían ese día, al parecer el presidente no estaba de buen humor y lo estaba pagando con sus pobres peones, reclamando por cada mínimo detalle que parecía no gustarle.Después de lograr pasar por aquella enorme oleada de empleados pudo llegar hasta el ascensor una vez más, rogando porque este tuviera espacio para él, no deseaba volver a pasar por las escaleras, ya había sufrido montones de empujones y una caída dolorosa que, al menos, no le causó la ida al hospital.
El ascensor se abrió en frente de él, dejándolo ver hacia adentro, encontrándose con que solo habían tres personas, milagrosamente- Necesito un informe completo sobre todos los avances de la última semana- abordó en el elevador y pulsó el botón del último piso, quedando en medio de dos sujetos que parecían estar nerviosos y tensos- No, los necesito ahora, el presidente no va a esperar hasta mañana- no podía evitar escuchar aquella conversación, más porque aquel sujeto parecía el más estresado de entre todos los presentes- Te quitaré la cabeza si no veo esos papeles en mi escritorio en media hora- le gritó a la otra persona al otro lado de la línea, colgando de inmediato después de terminar de hablar, el pelinegro no pudo evitar reírse ante la manera de hablar del mayor, parecía estar completamente irritado.
El ascensor se detuvo en el piso once, el sujeto que estaba hablando por teléfono hace un momento bajó junto con la única mujer que había dentro del elevador, se volvieron a cerrar las puertas y siguieron subiendo, luego de tres pisos más se detuvo de nuevo y bajó el otro chico, ahora solo quedaba él, sentía que por fin podía respirar en paz, sin ninguna otra presencia humana dentro de su espacio.
- Apresúrate- dijo hacia el elevador, que parecía tener un eterno recorrido hasta el último piso. Poco tiempo pasó antes de que se detuviera en su piso deseado, las puertas se abrieron y salió, dirigiéndose hasta el escritorio de la secretaria- Buenas tardes- saludó, haciendo que la chica notase su presencia.
- Oh, señor Jung- la chica dejó a un lado el computador y puso toda su atención en el pelinegro- Que alegría me da verlo, ¿Viene a visitar al señor Kim o viene por asuntos de negocios?- preguntó, pues era diferente el protocolo dependiendo de la situación.
HoSeok rió levemente y se apoyó ligeramente en el escritorio- Vengo de visita, señorita Kang- le aclaró, un estruendoso sonido provino de la oficina de NamJoon y él volteó en esa dirección, pegando un brinco al escuchar un otro ruido aún más fuerte, giró a ver a la chica de nuevo, la cual cerró los ojos con fuerza al escuchar otro golpe- ¿Qué le sucede?- preguntó el pelinegro, temiendo por entrar a aquella habitación y no salir vivo, sabía que el castaño se solía enojar muy pocas veces, pero cuando lo hacía parecía ser que el mismo diablo lo poseía.
La secretaria rió con nerviosismo y bajó la mirada- Nadie lo sabe, hoy en la mañana llegó de mal humor, nada muy grave- comenzó a explicar la chica, escuchando ahora algunos gritos poco entendibles de parte del señor Kim- Pero luego de un par de horas parecía ser completamente otra persona, se puso furioso y salió de la oficina echando chispas, yo fuí detrás de él y comenzó a pasar por todos los pisos, comenzando a revisar todo, hasta cada uno de los puestos de los empleados, y empezó a pedir informes a cada uno de los encargados y supervisores- volvió a subir la mirada y miró a HoSeok con terror, casi temblando- Hasta fue a la oficina del vicepresidente y tuvo una discusión con el.
El pelinegro volvió a ver hacia la puerta de la oficina del castaño, la situación era peor de lo que esperaba, hasta él comenzaba a tener miedo, giró de nuevo a ver a la chica y tragó duro- Estoy comenzando a creer que no debo de entrar ahí- dijo en voz alta, había venido para darle la sorpresa de su llegada a su amigo, pero ya no estaba seguro de si había sido eso una muy buena idea.
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Butler |KookNam|
FanfictionEl matrimonio no es sinónimo de felicidad, menos cuando este es arreglado, pero su vida había sido buena hasta ahora, hasta descubrir como su esposo lo engañaba, como se burlaba en su cara y como era capaz de mentir cada vez que las preguntas se hac...