Capítulo V

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Tu Error.
Yan_skyblue.

Capítulo de V

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Capítulo de V.  

La primera vez que Adam supo de la existencia de Laura fue durante un paseo en caballo. Vio los cabellos rubios adornados con flores de colores tibios y sus ojos perdidos en quién sabe qué. Llevaba un vestido mañanero color lila y florecillas color rosas que contrastaban con la piel de porcelana. Parecía como si la joven de alguna pintura se hubiera escapado del cuadro para encantar el mundo de los mortales con su belleza delicada la cual asemejaba a un mar en calma, un día luminoso coronado por el sol resplandeciente.

—Luz…— susurró.

Quizás esa preciosa dama era producto de su delirio por el calor de la tarde, quizás era una aparición, quizás cayó del caballo y ahora estaba en un cielo donde las hadas pasean con vestidos y sombrillas, donde ni el sonido podía interrumpir a sus sentidos para no alejarse de tal imagen perfecta. Ella era perfecta como la protagonista de una novela romántica las cuales coleccionaba, era tan delicada como las margaritas. Aunque no le vio el rostro por completo de frente no necesitaba hacerlo para saber que debía ser la criatura más bella y delicada del mundo.

—¡Adam!— le llamaron de manera insistente, pero él seguía sumido en el hechizo de esa bella criatura. —, Adam reacciona.

De repente sintió las riendas del caballo ser jaladas, volteo a ver a su amigo a su lado quien parecía desconcertado y preocupado.

—¿Qué sucede?— pregunta inocente. No había notado Henry acababa de salvarlo de chocar contra unos arbustos altos.

—Adam, hombre, un día de estos vas a morir por tus descuidos —augura el rubio negando con la cabeza —. Sé lo que estabas viendo, tengo que advertirte.

El futuro marqués no salía del estupor y no comprendía a lo que el duque se refería, puede que su rostro bobo de desconcierto le indicara no entendía por qué Henry soltó un suspiro muy fuera de sus usuales modales impecables y frunció el ceño.

—Esa jovencita rubia es demasiado joven, tiene catorce años y se rumorea es una cazafortunas — dice con desaprobación.

Howard volteó de nuevo en dirección de la joven, ahora que la veía bien sí parecía muy pero muy joven, aunque él tenía casi diecisiete ella era verdaderamente demasiado joven, soltó una risita y volvió a prestar atención al camino. Ambos siguieron su rumbo y el asunto quedó olvidado, Adam siguió sus amores fallidos y su dolor por Lilith a quien conoció a los dieciocho mientras Laura guardaba su corazón cuidando no enamorarse porque sabía que era débil.

Lady Louis notó a los dos jóvenes a caballo alejarse, sonrió satisfecha que la belleza de su hija comenzara a llamar la atención de los nobles y esta vez de nada más y nada menos que un duque y un marqués, ambos eran herederos así que eventualmente serían los dueños y señores y ella la suegra de un hombre poderoso. Su esposo fallecido desde el infierno se retorciera en su desgracia como el malnacido que siempre fue.

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