(Segunda entrega de la saga Parejas Impropias, la n#1 se llama Tu Reputación y el n#3 es Tu Decisión)
Laura Hamilt era tan bella como desdichada por el maltrato psicológico de su madre, quien le pedía perfección. En su afán de buscar amor, Laura cay...
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Capítulo XXV.
—Entonces— el barón Dacre se acomodó mejor en su silla —¡¿Me está diciendo que embarazó a mi nieta y se casará con ella?!— golpeó la mesa.
Maldita fuera Louise por no cuidar bien de Laura, siempre pensó que al menos eso lo hacía bien. Según la breve carta de su nieta ella estaba embarazada y se encontraba en ese momento bajo el cuidado de hombre que permanecía estoico frente a él, Adam Howard.
—Sí barón— contestó solemne.
—¡Sinvergüenza, se atrevió a engatusar a mi niña!— sus ojos se cristalizaron, Laura siempre fue tan perfecta e independiente que ahora no le cabía en la cabeza hubiera errado de tal manera, quizás todo fue su culpa. Se había equivocado tanto en la crianza de sus pequeñas. Las manos le temblaban y el corazón parecía se le saldría del pecho.
—Nos amamos, fue un momento de locura por ese amor que sentimos, me haré responsable de ella y mi hijo— concluyó con fiereza.
El anciano suspiró, leyó de nuevo la carta de Laura, sus últimas líneas afirmaban lo que ese hombre decía.
"Estoy bien abuelo, el marqués es un buen hombre"
Suspiró cansado.
—La boda se realizará en un par de semanas— aseguró —, ella y mi madre estarán en Bath pronto para organizarla.
—¿El matrimonio Howard está desacuerdo?
—Después de reprenderme como es debido, aceptaron. Laura es encantadora, no tuvieron ningún inconveniente con ella.
El barón llamó a su mayordomo, le susurró algo y este se fue del estudio inmediatamente.
—Lo entiendo— se calmó ante ese panorama. Si los Howard la aceptaban, entonces su matrimonio sería bien recibido y su nieta no sufriría—, aceptó la unión, pero debe conversar con Louise también.
—Enseguida barón Dacre — reverencio contento de haber salido ileso.
Caminó fuera del estudio del caballero para entrar en el saloncito de té donde le esperaba Lady Louise, la que según Henry era una mujer indeseable y arribista. En las semanas que había pasado junto a Laura, cada vez que trataba de tocar el tema de su madre ella lo evitaba palideciendo del miedo, evidentemente Louise Hamilt no era una buena madre.
—Me dijo el mayordomo que el señor Dacre deseaba esperara a hablar con usted— los ojos de víbora de la dama le daban escalofríos a Adam, sobre todo porque se paseaban por su cuerpo sin pudor.
—Vine a pedir la mano de su hija para casarnos.
La taza de té en las manos de la mujer se estremeció, casi tiró el líquido que contenía.
