Capítulo XXVIII

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Tu Error 28.
Yan_skyblue.

TUVE QUE ADELANTAR LA PUBLICACIÓN QUE ERA PARA EL SÁBADO PORQUE VIERNES Y SÁBADO ESTARÉ OCUPADA, ESPERO QUE DISFRUTEN LOS DOS CAPÍTULOS DE HOY. MUCHAS GRACIAS POR HABERME ESPERADO TANTO TIEMPO.

 MUCHAS GRACIAS POR HABERME ESPERADO TANTO TIEMPO

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Capítulo XXVIII.

-Marqués, debo descansar de la caminata tan abrupta- reverenció y se marchó en silencio.

Adam se tumbó en el sofá conflictuado, acababa de herirla por sus dudas cuando fue él quien insistió en casarse. No podría continuar una relación y una vida junto a Laura si no confiaba en ella o si no escuchaba su historia y sus razones, necesitaban antes que todo conversar y aclarar todo.

-Maldita sea Adam- se recriminó.

La noche silenciosa fue cayendo en el pequeño poblado, cada ave del lugar estaba callada y acurrucada dando paso a los sonidos nocturnos en una orquesta conmovedora, rompiendo con aquellos sentimientos reprimidos de una joven dama, porque mientras las rosas y margaritas son bañadas en rocío, ella lloraba su nuevo error... aceptar ser la protegida y luego esposa de un caballero que no la veía más allá de sus errores.

Laura abrió la ventana para sentir la brisa nocturna, su roja nariz se heló de inmediato, un escalofrío le recorrió entera. En aquel momento consigo misma reflexionó sobre los poemas de amor, sobre las palabras dichas sin sentir y sobre la forma de saber si las promesas no se borrarán por estar escritas en arena para desaparecer en el viento. ¿Qué futuro se vislumbra en el horizonte ahora?

-¿Qué tal sería ser una ráfaga de viento?- se preguntó observando las ramas de árbol mecerse -, ¿qué tal sería moverse a voluntad sin importar qué?- alzó la mirada concentrándose en la luna imaginando cómo sería el mundo si las mentiras no existieran.

Esperar con ansias a una persona era tan bonito como dolor sentía su corazón en ese momento, y aunque sabía la reacción de reproche del marqués era normal, no quitaba que aún dolía profundamente. Cerró los ojos aspirando el aire puro prometiéndose no volver a sentirse herida por las palabras duras, enfrentaría sus actos horribles como enfrentaría ser madre y ser esposa de alguien que no conoce del todo mucho menos amaba, ella haría que su hijo fuera esa persona que viera quién es en realidad y cuánto amor podía dar.

Se cambió a un conjunto sencillo de los que la empleada compró en la ciudad para ella hacía unos días, bajó los escalones hasta el comedor porque la cena ya estaba lista al igual que ella segura de que los reproches no tardarían; Adam estaba ya sentado en su lugar concentrado en su copa de vino como si fuera el misterio más grande del universo, ella tomó asiento elegante como le enseñaron, a cada frase que el marqués decía Laura contestaba con monotonía ensayada, así eran las cosas y debía portarse como la muñeca que le enseñaron a ser. Entre más avanzaba la cena, más desesperado se sentía el marqués y más hundida estaba la dama en sus ayeres grises de máscaras y máscaras de personalidad impuesta.

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