Capítulo XXIV

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Tu Error.
Yan_skyblue.

Capítulo XXIV

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Capítulo XXIV.

Tratar de encontrar su habitación entre tantas puertas y pasillos le llevó mucho tiempo a Laura, estaba saliendo de una de las habitaciones que no era la suya cuando vio entrar al duque en un cuarto con el cabello revuelto y una congoja que le arrugó el corazón, suspiró y decidió buscar a su hermana. Regresó por sus pasos, si no mal recordaba la recámara de su hermana era la que tenía incrustaciones de oro en el pomo y algunos de los tallados, efectivamente la encontró o eso creyó.

—Hay dos— a este paso le dolería la cabeza de frustración.

Abrió la de la derecha para encontrarse con un elegante cuarto notablemente masculino, cerró, odiaba tener tan mal sentido de la orientación. Se dirigió a la puerta de la izquierda y prefirió tocar esta vez.

—Katherina, soy Laura— aclaró para que no pensara que era alguien más.

La puerta se abrió casi de inmediato, Kate tenía una expresión de aturdimiento y temió que haya pasado algo grave entre ellos.

—¿Qué sucedió?— se sentó en la cama palmeando a su lado para que su hermana le acompañara, pondría en práctica esas charlas que siempre tuvo en su imaginación, donde ambas eran unidas y se amaban una a la otra.

—¿Cómo sabes…? — tomó asiento donde le indicaron nerviosa.

—Su excelencia entró a la habitación del marqués hecho un desastre, traía los cabellos como si una tormenta le hubiera pasado encima y el rostro tan acongojado — vio la culpa en los ojos azules de Kate y supo no se había equivocado; algo pasó entre ellos—. Ahora dime lo sucedido.

—Él…

—¿Te dijo o hizo algo malo?— le tomó las manos para darle apoyo.

—¡Tuve miedo! — exclamó jugando con un mechón de su cabello nerviosa —. Eran demasiados sentimientos, demasiadas cosas… tuve miedo porque lo que él me provoca nunca lo sentí, fue tan abrumador...— sus ojos se humedecieron—. Debe pensar soy una tonta.

Que estuviera tan descolocada le daba mucha ternura, le hubiera gustado apretarle las mejillas pecosas, lastimosamente el problema apremiaba.

—Kate — Laura la miró severa —, ¿qué sucedió?

—¡Me besó!

El interior de la rubia mayor vibró de emoción, ¡Aleluya!, el duque amaba a su hermana o jamás se hubiera atrevido a besarla si no lo sintiera, un hombre tan correcto como él jamás tocaría a una dama si no sintiera algo fuerte y contundente por ella, podría gritar como una loca la victoria, pero debía mantener la compostura un poco para aconsejar a su hermana de manera correcta.

—¡Al fin se atrevió! — dijo divertida, nada más para sacarse la espinita de molestarla —. Me has tomado por sorpresa porque creí que su matrimonio ya estaba en otra etapa, más— pensó unos segundos —... más consumada.

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