Capítulo XXXIII

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Tu Error 33.
Yan_skyblue.

Capítulo XXXIII.

Agradecimiento a mi amiga Iviidark por el maravilloso dibujo 💖💖💖💖

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Agradecimiento a mi amiga Iviidark por el maravilloso dibujo 💖💖💖💖

Faltaban dos días para su boda, esa noche ambos permanecieron hasta tarde en el despacho de Adam conversando sobre su futuro matrimonio, las risas de Laura se mezclan con los sonidos nocturnos afuera y la paz dentro de la casa campestre

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Faltaban dos días para su boda, esa noche ambos permanecieron hasta tarde en el despacho de Adam conversando sobre su futuro matrimonio, las risas de Laura se mezclan con los sonidos nocturnos afuera y la paz dentro de la casa campestre.

—Nos haremos a la mar con nuestro hijo, él será todo un marino de reputación y conquistará los siete mares— sonrió —, se casará con una sirena de voz armoniosa y vivirán en el continente helado rodeados de animales exóticos, los visitaremos para fechas importantes y veremos a sus hijos hermosos como la luz de un arcoíris…

Los ojos castaños de la dama se achicaron, su futuro esposo era todo un caso, ¿de dónde sacaba tantas tonterías?

De alguna manera, el que Adam fuera tan estrambótico y tan soñador le devolvía a ella sus ganas de soñar aunque sus visiones para el futuro eran más normales.

Vivir en esa casa apartados del mundo entero criando a su hijo como ella hubiera deseado ser criada, tener muchos perros y gatos correteando por el jardín y sus allegados visitándolos cada fechas importantes. Ella y Adam juntos en un pícnic…

De repente la visión de aquella vez volvió a su mente, Adam tumbado sobre la manta con el cabello negro revuelto, la luz del sol y la sombra del árbol en contraste sobre su cuerpo; la brisa fresca, sus pestañas largas y espesas, su nariz recta y esos labios del tamaño justo para ser besados; todo en él era tan bello y pacífico, sus ojos de gato que la miraron en ese momento y su suave sonrisa. Él le inspiraba ternura y por demás otras emociones las cuales estaban rasgando el muro que levantó para no volver a sufrir, no quería enamorarse y, sin embargo, podría llegar a hacerlo si él se lo proponía. Se sintió ridícula en ese instante.

—¿Cómo está nuestro bebé hoy? — preguntó el marqués para sacar a la dama de sus pensamientos, parecía triste y él odiaba verla triste.

—Comienza a patear, ¿puede creerlo?

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