Capítulo XVIII

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Yan_skyblue.

Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII.

La visita de los Hamilt al teatro fue amena, Laura estaba enferma y Luise usó eso como excusa para no asistir porque le aburría; los regalos del duque para Kate no paraban de llegar al mismo tiempo en que su madre se los arrebataba cruelmente mientras que Laura los guardaba con ternura para entregarlos luego; uno de esos días su amiga Margaret le envió una carta donde hablaba del comportamiento desvergonzado de Katherina frente a ella y el duque abrazando a su prometido efusivamente, eso último la enfadó un poco porque entonces sus esfuerzos por hacerlos quererse se verían truncados gracias a las ilusiones de Kate y el descaro de Gabriel.

-Tengo que hacer algo, sutil aunque efectivo - pensó frente a la ventana viendo a su hermana recoger margaritas, su dedo no tenía aún anillo de compromiso -. Debemos darle un empujón entonces.

Tres días antes del cumpleaños de Katherina Hamilt, Laura subió al carruaje de la familia Byrne junto a su institutriz. Louise comenzaba a sospechar de todas esas salidas para ver a Margaret y las gemelas O'Connell, no podría estar segura si su hija hacía algo fuera de lugar, además que estaba más ocupada en prepararse para el baile en casa de los duques de York en dos días.

El carruaje se dirigió directamente a la residencial de la familia Torton, Ágatha le miró confundida.

-Creí esta vez sí iríamos con Margaret, hasta te envió su carruaje para verse en el salón de té - acusó la institutriz.

-Fue algo que se me ocurrió de repente, no temas, esto es por el bien de Kate- se ajustó el sombrero y los guantes.

-Señorita, habíamos decidido no interferir directamente.

-Después que supe del encuentro de Gabriel y mi hermana en el parque frente al duque además de que me contaste Gabriel estuvo en casa conversando con Katherina, no puedo ser tan fría en mi actuar, debo tomar la decisión de comprobar los sentimientos de ambos caballeros.

-Si su madre llega a saber sobre esto...

-No lo sabrá- interrumpe abriendo la puerta del carruaje -, ella nunca sabrá nada porque su vanidad en este momento es más importante que averiguar mis movimientos - bajó decidida.

Ágatha dio un largo respiro, siguió a su señorita preocupada esa conversación se saliera de control, sabía perfectamente a su niña le desagradaba Gabriel Torton por cobarde y si llegaba a decirle algo desubicado él podría tornarse violento como lo hacía con Margaret. Llevaba una daga en su bota siempre desde que Laura visitaba los barrios bajos, si debía defenderla, lo haría.

Fueron llevadas por el mayordomo hasta el estudio, les sirvieron té y pidieron esperar. La joven tomó asiento contemplando los dos sillones estilo francés frente a ella, luego la puerta y después sus ojos se dirigieron a Ágatha parada a su lado derecho tan rígida como siempre, no pudo evitar sonreír. Ella fue su mejor confidente, su pilar en la vida; fue la luz en su soledad y su guía.

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