Capítulo V ♧

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Narrador Omnisciente

El turno de Karen ya había terminado, y antes de marcharse fue avisarle a Cristián, a quien encontró con mucha sorpresa leyendo un libro, y le comentó que ya se podían ir, pero el contrario le dije que se quedaría un rato más confundiendo confundiendola bastante.

La rubia no entendió aquello, si ella ya se iba, ¿Por qué otro motivo se quedaría?, pero no le dio mucha más vueltas y se fue, aún ilusionada por las intenciones, totalmente confundidas, del cordobés.

Estaba segura de que en cualquier momento le diría lo que sentía con respecto a ella...

Pobre Karen...

Si tan solo supiera...

- ¿Cómo está yendo el libro? - la preguntó se oyó con tono divertido y el argentino supo inmediatamente que se trataba del asiático.

- Estoy entendiendo porque no debería estar dirigida hacia niños... - contestó haciendo reír al mayor, y poniéndose feliz al haber provocado aquella linda melodía.

- Te traje un café - dejó la taza sobre la mesa enfrente al cordobés - y supuse que te gustaba con leche y dulce... - concluyó.

- ¿Cómo supiste eso? - el coreano levantó sus hombros - ¿Karen? - preguntó y el contrario sonrió culpable para luego sentarse en el sillón, al lado de él.

- Me atrapaste... - admitió y le sacó una sonrisa a Cristián.

- ¿Se puede saber porque el acto tan inesperado de generosidad? - le sonrió coqueto para tomar un sorbo de su café, el cual le encantó para volver a tomar otro sorbo más largo.

- Por el esfuerzo que estas haciendo... - contestó sonriendole tiernamente - sentí que debías ser recompensado.

- ¿Y no pensante que podías reconpensarme dándome un...?

- No - negó rotundamente serio, antes de que Cristián pudiese terminar su frase.

El menor chasqueo la lengua.

- Esta bien, todavía muy pronto para ir por ese lado...

- Nunca habrá ese lado entre nosotros, Cristián - aclaró el coreano - no tienes ninguna chance.

El mayor mentiría si dijese que todavía no estaba ofendido por lo que habían pasado la primera vez que se cruzaron. Literalmente era el total motivo por el cual no dejaba interesarse por aquel hermoso muchacho.

Porque era muy hermoso, pelo oscuro al igual que sus ojos, con un cuerpo más grande que el suyo, ya que era corpulento a simple vista, con sus fuertes y anchos brazos lleno de tatuajes, y siendo unos centímetros más alto que él.

Se había quedó unos segundos observándolo antes, viendo cómo con sus largos y grandes dedos, que tenían algunos anillos en ellos, daba vuelta la página siguiente del libro que estaba leyendo. Había provocado que se mordiese el labio inconscientemente hasta que fue interrumpido por su nueva empleada pidiendo ayuda.

Pero no.

No debía pensar nuevamente en eso.

Él literalmente había menospreciado todo si trabajo, su vida, enfrente de él como si no valiese nada, y ni siquiera se había disculpado.

Librería-Café Sonny 《CutixSon》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora