𝟶𝟽‖ ᴅᴇᴘʀᴇᴅᴀᴅᴏʀ

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AVANZABAN EN SILENCIO entre la vegetación, desarmados. Trataban de hacer el menor ruido posible para no delatar su posición.

Spider les observaba. La idea de correr y escapar siempre presente. Pero sabía que no podía. No tenía sentido. La máscara tenía el rastreador que delataría su posición donde quiera que se dirigiese.

En cuanto a Natasha, ella era imposible de encontrar. Desde que había desaparecido entre la vegetación, habían comenzado a buscarla en grupo.
Quaritch iba liderando el grupo, todos en formación, avanzando de manera metódica y consecuente, o eso creían.

Mansk fue el primero en desaparecer.

Cuando Prager miró sobre su hombro, esperando encontrar a su compañero tras él, descubrió la ausencia del marine. Al ir a advertir al equipo, notó cómo le cogían por detrás, tapando su boca para evitar que dijera nada. Y después, nada.

López y Ja fueron los siguientes, siendo seguidos por el resto del equipo. Cuando solo quedaron en pie Zdinarsk, Wainfleet y Quaritch, Natasha se acercó a la primera. No hacía un solo ruido, sabiendo dónde debía pisar para no ser descubierta por el trío.

Tapó la boca de la mujer, pinzando los nervios de la parte superior de la columna vertebral para hacerla perder el conocimiento, como había hecho con el resto. No tuvo tiempo hacer nada, cayendo el los brazos de Natasha, quien la dejó tumbada en el suelo con cuidado para no hacer ruido.

Viendo a Lyle como siguiente objetivo, se acercó.

Como el hombre no miraba a Quaritch, al sentir que tocaban su hombro, miró, encontrando a la mujer sonriéndole ladinamente. De nuevo, no hubo tiempo de reaccionar.

Solo quedaba Quaritch.

El líder continuaba avanzando, creyendo plenamente que su equipo permanecía tras él. Y si que lo hacían. La mayor parte de ellos. Tras echar un último vistazo a los árboles, cerciorándose de que la mujer no estuviera escondida entre las ramas, se volvió para comprobar qué tal iban el resto de soldados.

Y así fue cuando los vio.

La mayoría estaban en el suelo, inconscientes. No había rastro de Natasha, y percatándose de lo cerca que se encontraba Wainfleet, supuso que había sido el último en ser noqueado. Y no podía haber sido hacía mucho.

Se mantuvo alerta, buscando a su alrededor algún rastro, por pequeño que fuese, de la mujer que había neutralizado a todo su equipo en cuestión de segundos, sin ni siquiera él haberse dado cuenta.

Spider observaba todo en las alturas. Desde el primer marine que había caído hasta el último. Bueno, aún quedaba uno. Y estaba disfrutando cada momento que pasaba en el Quaritch se volvía sin saber dónde y cuando aparecería su depredador.

El tiempo pasaba, y la tensión que el hombre sentía iba aumentando. La advertencia de Spider resonaba en su cabeza, aunque trataba de ignorarla. Sabía que la mujer era buena en el combate. Los recuerdos en su mente se habían encargado de que lo hiciera. Pero eso era solo antes de haber pasado seis meses entre los Na'vi. Ya no sabía qué esperar.

Pero cuando sintió tras él una presencia, se detuvo unos instantes, sabiendo a quién encontraría. También era consciente de que si a esas alturas sabía dónde estaba, era porque ella se había dejado percibir.

Se volvió, mirando seriamente a la mujer que le contemplaba con su sonrisa característica. Estaba al rededor de los cuerpos del escuadrón, quienes habían comenzado a volver en sí. Al verla junto a ellos, y a Quaritch siendo el último en pie, supieron que él sería quien se enfrentase a ella. Todos aguardaron a que comenzasen, apartándose y acercándose a Spider cuando el chico bajó de las alturas.

Quaritch gruñó a Natasha, mostrando sus afilados dientes antes de abalanzarse sobre ella. La sonrisa en sus labios se intensificó al verlo, sabiendo que la arrogancia del hombre le costaría caro, y cuando este lanzó el primer puñetazo, ella no esquivó.

—No habrá quien pueda dirigirle la palabra después de esto...— Murmuró Lyle observando al dúo. —Nos hará pagarlo a nosotros.

—Yo os advertí—. Rio Spider a su lado. —Y me sorprende la poca sangre que hay—. Pronto, todas las miradas estaban puestas en el chico.

Natasha golpeó al hombre, sabiendo que aquello le había enfadado mucho más. Quaritch fue el siguiente, devolviendo el golpe. Continuaron así, dando y recibiendo; bloqueando y atacando.

La mujer saltó ágilmente, cayendo tras él, y aprovechando la confusión del hombre, le otorgó una patada en la pierna que le desestabilizó.

Cayó al suelo, viendo a la mujer mirarle a escasa distancia, sonriendo arrogante. Y él no perdió el tiempo, otorgándola un puñetazo en el brazo que la ayudaba a mantenerse en la posición en la que se encontraba, al estar agachada junto a él.

Él no era el único que se dejaba llevar por la arrogancia, después de todo.

Natasha le otorgó un golpe en la cara, haciéndole gruñir. Pero no le permitió hacer mucho más. Se incorporó del suelo velozmente. Le golpeó en el estómago, y cuando el hombre se quejó, le otorgó otro golpe en la nariz, no todo lo fuerte que ella habría querido.

Cogió sus dos muñecas, posicionándolas sobre su cabeza, inmovilizándolo de cintura para arriba. Quedó sobre él, y cuando Quaritch abrió los ojos unos instantes después, cuando el dolor de la nariz se lo permitió, lo primero y único que pudo ver fue las fauces de la mujer, correspondiéndole el gruñido.

Nadie del escuadrón se atrevía a hacer nada, sorprendidos antes la escena que presenciaban. Spider luchó por no dejar una sonrisa aparecer en sus labios frente a la victoria de Natasha, negándose a mostrar nada que no fuese ira hacia ella.

Quaritch trató de darla con la rodilla, pero Natasha pasó a coger sus dos muñecas con una de las manos, empleando la otra para agarrarle del cuello. —Quieto ahí...— Repitió las mismas palabras que le había dicho el hombre a Spider en la nave.

Todos observaron en silencio, aguardando a que aquello por fin terminase. Lyle miró a su lado, encontrando a un sorprendido y repugnado Spider, quien también observaba incómodo lo que había comenzado como un entretenido combate.

Natasha levantó la mirada, coincidiendo con la del resto. —Tenéis que aprender a utilizar vuestro nuevo cuerpo. Sentiros parte de él, pues esto es lo que sois ahora.

Todos escuchaban atentos, pero Spider no podía dejar de pensar en que ella permanecía sobre él.

—No necesitáis armas para ganar una batalla, vosotros sois el arma.


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𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍, miles quaritchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora