𝟶𝟻∥ ᴏᴄᴜʟᴛᴏ

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SPIDER PERMANECÍA BAJO la mesa en la pequeña sala blanca de la que le habían sacado para ser interrogado. Mantenía la mirada perdida; piernas pegadas al pecho, abrazándolas con sus brazos. Dando la espalda al cristal.

Natasha aguardaba en la pequeña sala continua a que el coronel hiciera acto de presencia. Y cuando por fin la puerta se abrió, ella se apoyó en la pared para observar y escuchar.

Quaritch se adentró en la celda, agachándose para cruzar la entrada. Tomó oxígeno de la máscara que llevaba colgada al cuello, antes de apoyar las manos en sus piernas para mirar bajo el mueble metálico.

Viendo al chico allí, y dejando la puerta abierta, comenzó a moverse hacia el otro lado de la sala.

Spider, tratando de escapar de allí como pudiera, vio la única oportunidad que tenía para conseguirlo. Y cuando se apresuró para salir de su pequeño escondite para llegar a la entrada, fue detenido sin esfuerzo por el coronel, que le levantó y sentó en la mesa. —Eh, alto, alto. Calma—. Habló el soldado. El chico intentó liberare de su agarre, imitando los gruñidos de los Na'vi, pero la enorme mano se mantenía en su pecho, impidiéndolo. Cuando le hechó hacia atrás, dejándolo recostado y apoyado en sus antebrazos, Quaritch levantó las manos queriendo indicar que no haría nada. —¿Tranquilo?

Spider se incorporó, pero permaneció sentado. No le miraba, y ella tampoco podía ver su rostro. El hombre se arrodilló sobre una pierna para quedar a su altura, manteniendo las distancias. —Tienes aguante—. Habló haciendo que el chico le mirara por unos instantes antes de volver a apartar la mirada.
—Esos asquerosos científicos te han apretado las tuercas, —se detuvo unos instantes. —pero tu no has hablado. —pero tú no has dicho nada. Eso lo respeto.

Natasha observó cómo se sacaba algo del bolsillo para mostrárselo a Spider. —He pensado que querrías tener esto—. La placa que habían recogido del cuerpo en el barracón. Cuando Spider no miró, el Na'vi cogió su mano, depositándola en su palma para luego cerrarla. La contempló entonces, y el soldado volvió a hablar. —Es del Coronel Miles Quaritch—. Dijo. —Falleció. En acto de servicio—. Añadió. Spider la tiró a la otra punta de la sala.

Natasha sonrió ante aquello.

Quaritch también, extendiendo su brazo mientras decía —Yo no soy ese hombre—. Se incorporó, poniéndose en pie mientras se acercaba a la chapa en el suelo. Natasha le vio acercarse, y por un pequeño instante, el hombre miró al cristal. —Pero, si que tengo sus recuerdos—. La mujer vio cómo Spider se cruzaba de brazos, escuchando lo que le decía. —Y por eso sé que... Bueno, no siempre fue un padre modelo—. Avanzó hasta sentarse junto a él en la mesa. —Pero esto no es una disculpa. Yo no soy tu padre—. Rio levemente antes de continuar. —En realidad, tu y yo, no estamos emparentados.

Ambos adultos sabían que si no cambiaba de estrategia, nunca conseguirían nada de él.

—Pero puedo echarte una mano. Puedo sacarte de aquí—. Spider miró un instante al hombre, lo que hizo que la mujer supiera que algo había cambiado. —No voy a pedirte que vendas a Jake Sully, sé que nunca harías eso. Eres leal y... Admiro la lealtad—. Hubo un pequeño silencio. —Tan solo ven conmigo—. El chico permanecía sin mirarle. —Si no, volverás con los de la bata blanca.

Y cuando tras unos segundos de espera, Spider se volvió hacia él, mirándole más de lo que li había hecho en todo lo que llevan allí juntos, ambos Na'vi supieron que lo habían conseguido.

Pero entonces, el chico habló por primera vez.

—¿También estará Natasha?

La mujer se incorporó de la pared al escuchar su nombre, acercándole al cristal. Vio al hombre mirar nuevamente en su dirección, antes de volver su atención al menor.

—Es posible, sí—. Contestó, y viendo cómo Spider tensaba la mandíbula, volvió a intervenir. —Escucha, todos tenemos nuestros motivos. Ella... tiene los suyos para hacer lo que hace—. Se detuvo unos instantes. —Según tengo entendido, la dijeron de venir y contestó que tú no hablarías porque no querrías verla.

Spider no contestó, solo se dedicó a bajar la mirada. Cuando el hombre comprendió que la conversación se había acabado, se pudo en pie y dirigió a la puerta. Pero cuando fue a salir y cerrarla, una voz le detuvo.

—¿Podría venir?

No fue el único, pues al otro lado del cristal, la mujer, quien había comenzado a dirigirse de igual manera a la salida, se detuvo en seco; sorprendida. Y solo tuvo que aguardar a la respuesta del hombre. —Se lo diré.

Abandonó finalmente la sala, reuniéndose con Quaritch en el pasillo al cerrarse ambas puertas. —No cometas ninguna estupidez—. Dijo el hombre apartándose de la entrada.

—¿Cómo la de apagar la máquina delante de la general?— Cuestionó sonriendo ladinamente, habiendo sido informada de aquel suceso justo antes de que ella entrara en el laboratorio. El hombre no tuvo tiempo de contestar, pues Natasha presionó el botón que abrió la puerta a la celda de Spider.

El chico la miró, poniéndose en pie velozmente. Ella levantó las manos en señal de rendición, de tregua. Cuando se cerró la puerta tras ella, se apoyó. Los minutos pasaban y nadie decía nada.

—¿No tienes nada qué decir?— Espetó de pronto Spider, nervioso y alterado ante la actitud de la mujer.

—Nada que quieras escuchar—. Contestó Natasha mirándole.

—¡Me da igual!— Gritó él acercándose a ella de repente. —Cualquier cosa me sirve...— Dijo. Los ojos comenzaban a enrojecerse de la ira y la impotencia, pero no dejó que nada más ocurriera. —Solo... ¿por qué?

La mujer se encogió de hombros. —Solo te diré, que no te pasará nada.

—Me da igual lo que me pase—. Espetó él. —Pero estáis yendo a por mi familia. Esa a la que tú también pertenecías.

—Oh, vamos, Spider...— Comentó ella incorporándose. Cuando comenzó a avanzar hacia él, inconscientemente el chico comenzó a retroceder, pero ella no se detuvo. —Jake y Neytiri no confiarán nunca en ti por ser el hijo del hombre que era tu padre—. Spider nunca había visto esa faceta de ella, y había visto muchas. De todas ella, esta era la que más le asustaba; no por las palabras que salían de entre sus labios, sino por lo rabia que había en su mirada. —En cuanto a mí, ninguno confiaba en mí tampoco. Todos asustados por las advertencias de sus padres.

—No es cierto.

—Claro que es cierto—. Respondió apretando la mandíbula.

Hubo un pequeño silencio en el que la respiración acelerada de Spider era todo lo que se escuchaba. —No es cierto—. Repitió, y antes de que Natasha pudiera contestar, habló de nuevo. —No es cierto porque yo si lo hacía—. La expresión de la mujer se mantuvo. —Y sé que Lo'ak, Kiri y Tuk, también.

—Que pena...— Comentó con una sonrisa en los labios mientras se volvía hacia la puerta. —Salimos en media hora, por si te interesa—. Y dicho eso, abandonó la sala.

Nadie se habría percatado. Nadie, sino hubieran sido aquel chico a quien hablaba y aquel hombre tras el cristal, quienes habían estado frente a ella, pudiendo ver así un sentimiento oculto en los ojos de la mujer.

Ahora solo había que averiguar qué era.


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𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍, miles quaritchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora