𝐑𝐄𝐁𝐎𝐑𝐍, miles quaritch

𝟸𝟻∥ ᴇʟ ᴜɴᴏ ᴀʟ ᴏᴛʀᴏ

SPIDER CARGABA EL CUERPO DEL DUEÑO DEL RELOJ QUE AFERRABA ELLA CONTRA SU PECHO. El chico había hecho inflar el chaleco salvavidas que llevaba puesto para hacerles ascender con mayor velocidad.

La mujer no pudo formular una palabra. En lugar de eso, se impulsó contra la metálica superficie para acercarse apresurada. Pero no, el chico no la vio. Natasha nadaba todo lo rápido que podía; todo lo rápido que sus piernas, brazos y el cansancio de haber estado tanto tiempo buceando la permitían.

Se había colocado el reloj en la muñeca para que no dificultara nadar. No quería perderlo.

'Muerto' Se repetía una y otra vez en su mente. 'Está muerto'.

Con el dolor que había sentido de vuelta en el transporte, apenas se había cerciorado de que la criatura a la que se había unido había deshecho el vínculo. Así pues, la falta de aire ahora la pasaba factura.

De nuevo, la presión en el pecho apareció, siendo causada también por los nervios que había sentido.

Vio como desaparecían, subiéndose a una rocas cerca de la orilla. Siguió nadando, y cuando por fin tocó tierra, apoyando sus manos en la superficie peñascosa para coger impulso, a cerró los ojos con fuerza al sentir sus pulmones llenarse de aire una vez más. Su respiración era acelerada, pero cuando levantó la mirada tras conseguir sentarse, y encontró aquel escenario, bueno...

—Miles.

El mencionado miró al escuchar su nombre.

Y entonces fue a él a quien le pareció detenerse el tiempo.

Todavía procesaba que ella le había llamado por su nombre, cuando Natasha se levantó apresurada. Èl aún se estaba levantando, pero la fuerza con la que aquel abrazo llegó, fue suficiente como para volver a tirarle.

Quaritch tardó un par de segundos, sorprendido por la acción. Pero luego no vaciló en corresponderlo. Sus manos quedaron en su cintura baja, sobre las dos armas que guardaba.

Ella enterró su rostro en el cuello del contrario, como si así se cerciora de que todo aquello fuera real. Una sombra les cubrió unos instantes, y cuando escuchó el gruñido de dos banshees resonar, supo que Keyrön era una de ellas.

Pero entonces recordó que Spider estaba allí también, y se separó del hombre para ir a acercarse a él, pero se detuvo en seco al verle retroceder. Natasha le observó, incapaz de moverse de donde estaba.

Ahí supo que le había perdido del todo.

Esta vez para siempre.

—Vámonos ya—. Habló Quaritch dirigiéndose a ambos. Pero Spider solo miró en la dirección contraria, quitándose el chaleco salvavidas. Natasha permaneció en el lugar, sabiendo lo que aquello significaba. —Hijo—. Llamó el hombre tras ella, quien se había colocado junto a su ikran débilmente, sorprendiendo a todos. —Ven con nosotros.

Cuando le vio avanzar en dirección opuesta, la mujer se apresuró para hablar. —Tarzán—. El chico se detuvo en el momento, pero permaneció dándola la espalda. Aguardó hasta escuchar su voz una vez más, dejando su mirada perderse en el agua. Natasha sabía que no aceptaría; que no se quedaría con ellos después de lo que habían hecho. Ella por lo menos no se arrepentía, y si debía volver a hacerlo, lo haría. Pero no podía obligarle a quedarse. Y forzando una sonrisa, una triste pero auténtica, evitando así que alguna lágrima resbalase por su mejilla, dijo —cuidaros el uno al otro.