Capítulo 1: Mar (1T)

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Era un día más que había elegido quedarme hasta tarde porque no podía ver la pila de papelerío, carpetas, ganchitos y demases que se acumulaba en la oficina de Gusti-GUSTAVO. Perdón, la costumbre. Papá y Gustavo trabajaban siempre juntos y eran altos amigos, particularmente porque son los que más experiencia tienen en esta empresa y son quienes consiguieron los contratos más importantes que le permitieron a la agencia crecer al nivel que está hoy. Por eso cada tanto Gustavo me pedía que vaya a ordenarle la oficina si tenía un "cachito" y yo no le podía decir que no. Pero claro, qué iba a saber yo que justo cuando fui, estaba la oficina abierta porque el jugador estrella venía.

- ¡Perdón! ¡¡No sabía que venía gente!! - dije disculpándome a medida que entraba y veía a Gusti con un cliente de espaldas. Bah, supuse que era un cliente, pero por la hora y la facha en shortcito deportivo y remera de Adidas, podía ser un conocido que vino a buscarlo para comer.

- Tranqui, tranqui Mar, el error fue mío, no me di cuenta de avisarte que hoy no vengas. Pasa que justamente la idea es que no se sepa que ALGUIEN viene - me calmó Gusti-.

- Jajajaja tampoco para tanto, el que es exagerado con esa regla sos vos, no yo eh - esa voz... ¿podría ser?-

- Lo que pasa es que el señor Martínez, no es consciente todavía que cada vez va a ser más famoso y va a tener que ser más discreto ante el ojo público

- ¿No ves que sos un exagerado? La gente no me reconoce como vos creés - se volteó a saludarme - ¿Mar, era? -yo sólo asentí con una sonrisa tapada por el barbijo, intentando no demostrar demasiada sorpresa o emoción- Hola, soy Emi- lo corté

- Emiliano Martínez, sí, ya sé - dije un poco entre risas -

- Ah... claro, qué boludo, laburás acá, debés saber los nombres de los clientes de Gusti

- En realidad, no trabajo directamente con él -acá fue donde Gustavo me interrumpió -.

- Martina es hija de Claudio, y como somos amigos, ella ya es como de la familia. Por eso la tengo viniendo a estas horas a arreglar el despelote este que tenemos en la oficina. Me aprovecho de su bondad.

- No es nada - indiqué con mi mejor cara de "lo iba a hacer igualmente"-.

- Así que no, no te conoce de cara por eso. Y por el barbijo -todos reímos-. Te conoce porque es futbolera y bueno... le gusta saber todo de los que vienen acá - Emi me miró con cara de sorpresa y una sonrisa indisimulable -

- ¿En serio?

- Y... sos arquero de la selección que está ganando mucho protagonismo... difícil no acordarse - le dije ya cruzando el umbral de la puerta, acercándome un poco. Como con miedo, como si fuera un bambi que se va a asustar por mi fanatismo y lo iba a espantar. La verdad es que le tenía el ojo echado hace rato, cuando lo vi por primera vez de traje entrar a la oficina el año pasado me fue imposible no prestarle atención, pero con el receso por la Pandemia ya no lo vi más por un tiempo. Pero Gustavo no mentía, solía hacer eso con la mayoría de los clientes... y con los lindos como él, aún más, me cuesta admitir -.

- Jajaja no lo puedo creer, no estoy acostumbrado, pero muchas gracias - y ahí fue. El momento en que se paró para saludarme. Me acuerdo como si hubiera sido ayer, esa sensación imponente cuando lo vi con su metro noventa y pico de altura tan cerca de mí. Lindo, futbolista, alto y grandote... estaba empezando a costarme no fanearlo cual quinceañera con boyband - Me presento igual más informal, decime Emi, que Emiliano siento que me están cagando a pedos - y me saludó. Puso su puño para que lo choque, y yo, con mi metro sesenta no podía creer aún la altura que manejaba este pibe. Los brazos, las manos, los hombros... todo él era grandote.

Estrella de mar - Emiliano "Dibu" Martínez [𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora