Capítulo7: Curame (1T)

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Podía escuchar a Maxi gritando mi nombre tratando de buscarme, pero eso solamente hizo que me vaya más apurada, tanto, que una vez que estaba lejos me tropecé en el pasto y me caí de geta.

- ¡LA PUTA MADRE! ¿¡ALGO MÁS, LOCO?! -me senté donde estaba, mientras veía qué tan mal estaba la sangre de mi rodilla y empecé a llorar. Estaba harta. Cansada de aguantarme la angustia y las broncas.

- ¿Martina? -escuché a Gusti llamándome a lo lejos- ¡Martina! ¿Estás bien?

- No doy más Gus -le dije en pleno llanto-, lo extraño un montón, y siento que desde que no está, el mundo está cada vez más en mi contra

- Vení para acá -me dijo abriendo los brazos para consolarme-. Ya sé que es difícil seguir sin "el loco" -así le decíamos-, pero el mundo no está en contra de nadie. Sólo se siente así por la bronca -yo empecé a calmar mi llanto de a poco-. ¿Qué te hiciste en la pierna?

- Me caí recién, estos tacos son una mierda

- Eu, la boquita, que los compró Adri -me retó-. Ahí le pregunto a Mari si tiene algo para prestarte, suele traer chatas porque no se banca tanto baile sino.

- Gracias -dije con la voz cortada-

- En un rato, cuando quieras, entramos y...

- ¿Mar? -escuché con voz perdida- ¿Gus?

- Emi, ¿qué hacés acá? -preguntó confundido Gustavo-

- Estoy yendo al auto a buscar unas cosas para mi hermano que en un rato quiere irse -explicó- ¿Qué pasó? -preguntó viéndonos en el piso con mi rodilla ensangrentada-

- Mala noche -dijo Gus en tono de broma- ¿Te jode si la vigilás un toque que le voy a pedir a Mari unos zapatos para prestarle?

- Gus, no hace...

- No, más vale que me quedo -me interrumpió Emi-. Andá tranquilo

- Gracias, querido -me miró-. Ya vengo -asentí con la cabeza mientras se paraba para irse y Emi se acercaba. Intenté levantarme pero me paró en seco-

- ¡Epa, epa! -me detuvo- ¿A dónde vamo'? -lo miré confundida- Con la pata así no te vas a andar moviendo, tenés hasta pasto ahí

- Gracias, pero no hace falta que te quedes, Emiliano. Gustavo es un exagerado, es un cortecito nomás...

- Emi -me interrumpió. Lo miré confundida-. Emiliano te dije que es como si me cagaran a pedos.

- Tenés razón, Emi

- Y la verdad es que la veo fiera a la rodilla esa -me siguió interrumpiendo-. Venite, en el auto tengo botiquín -me intenté parar, sacándome los tacos-. A ver, vení -y así como si nada, pasó su cabeza por debajo de mi brazo, abrazó mi cintura y me levantó del piso hasta que me quedaron las patitas colgando, para después apoyarme suave en el piso- ¿Ahí va?

- Sí -dije un poco sorprendida por la facilidad-, gracias

- De nada -me respondió con una sonrisa-. Agarrate que el auto está cerca.

Empezamos a caminar hacia el costado del estacionamiento. Sentir su mano en mi cintura como, todo su brazo alrededor... me estaba costando no sonrojarme. Era tan grandote, tan lindo...

- Qué nochecita, ¿eh?

- Ni me lo digas -gruñí con molestia-.

-Al menos por fin podemos hablar -lo miré sin entender- Da', ahora me vas a decir que no te parece que se te estuvieron tirando toda la noche -solté una risa ahogada en el instante-. Sí sí, ja ja -dijo burlándome- reite todo lo que quieras, pero vos y yo sabemos a qué me refiero

- ¡Mirá quién viene a hablar! -le digo- A donde vas tenés fans clubs de minas enamoradas que sólo quieren acercarse al "Dibu" Martínez -se rió en voz alta- ¿Ves? Vos también lo sabés.

- Quizás estamos los dos solicitados

- La diferencia es que a mí me andan tres gatos locos y a vos medio país -se sonrió, buscando las llaves en el bolsillo-. Y bueno, que vos tenés una esposa que te ama, y yo no tengo ni gato en casa -dije aún a modo de broma, pero su cara cambió-

- Ponele... -me dijo con tono serio- Ya llegamos. -Abrió el baúl del auto mientras yo lo miraba extrañada y me apoyó suavemente ahí-

- Qué autito, eh

- Gracias -sonrió tímido-. Dejame que agarre el botiquín de la guantera -se fue dos segundos mientras me preguntaba- ¿Podrás estirar la pierna ahí en el baúl? -así hice, hasta que trajo el botiquín-

- Gracias. -Le dije mientras él me sonreía. Yo no podía, tenía los ánimos cada vez más por el suelo- Perdón por joderte con todo esto

- Nah, no me jodés. -le sonreí a modo de agradecimiento- Okey, esto te va a arder, así que si querés apretame el brazo -"¿¿Qué??" Me quedé regulando, pero a los dos segundos ahí estaba, apretándole el brazo como si fuera una criatura que no se banca que le arda la pierna-

- Te dije -se reía- Ahora esperamos y volvés para la segunda parte del carnaval carioca. Te vi cantando ahí, uno que otro tema, pero versión Independiente ¿puede ser? -me preguntó con una sonrisa de costado-

- Jajaja culpable, pasa que ya las tengo grabadas

- Te entiendo, a mí me pasaba, ¿vas a la cancha?

- Todas las fechas que puedo

- Qué lindo, cómo extraño eso. Siempre me costó venir a Buenos Aires, porque en todos los viajes estoy en Mar del Plata, y más ahora...

- Que sos famoso -se rió- Jajajaj ¿qué tiene? Lo sos

- Se siente raro. A veces me gustaría ser invisible e ir a la cancha a ver al rojo y comerme un chori a la salida tranquilo como cuando era chico. O como hasta hace poco al menos

- Cuando quieras, compramos una peluca y te llevo -se reía- aunque los dos metros son difíciles de disimular -nos quedamos riendo mientras me di cuenta que ya estaba. Ya me había curado, ya no me ardía. Pero sin embargo ahí seguíamos: yo agarrándole el brazo y él mi pierna. Vi que se percató de lo mismo mientras me miraba otra vez el tatuaje, un poco nervioso. Me miró a los ojos, con cara de resignación y soltó un suspiro-

- Bueno, creo que estamos -le solté rápido el brazo y me senté mejor-. Te pongo una gasa y listo

- Sí, sí, gracias...

Me reincorporé con su ayuda y me pude parar- ¡Como nueva! Gracias de vuelta

- No es nada, me alegro que se te haya pasado -me mira- y no sólo el dolor de la pierna -le sonreí mientras me alejaba del baúl-. Vamos, que mi hermano y Gus nos deben estar buscando

Y nos fuimos, cada uno por su lado. Después hasta la entrada no hablamos más, y nos despedimos con un beso en el cachete como siempre.

- Feliz año, Emi

- Feliz año, Mar. Nos veremos dentro de un año quizás

- O menos -me mira confundido-. Me voy de vacaciones a Mar del Plata -sus cejas se levantaron mientras su boca se empezó a curvar-. Quién te dice...

- Quién te dice...

Volví a ver a Gusti en la puerta que me esperaba con unas ojotas y un agradecimiento para Emi. Entré sin más, porque no me gustan las despedidas, porque no me gustaba saber que seguro no lo iba a ver en Mar del Plata, ni en ningún lado. Entré, bailamos un poco más mientras Maxi se disculpaba una y mil veces, hasta que nos fuimos a casa.

Antes de dormir seguro en un acto de ebriedad, empecé a seguirlo. Algo en la confianza de esa noche me dijo que no quedaba mal, que se podía.

Al otro día me desperté con la mejor sonrisa

"Emi Martinez ha empezado a seguirte"

Estrella de mar - Emiliano "Dibu" Martínez [𝓣𝓮𝓻𝓶𝓲𝓷𝓪𝓭𝓪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora