ꪖꪑꪮ𝘳 ᦔꫀꪑꪮꪀ𝓲ꪖᥴꪮ (𝒯ℴ𝓂𝒸ℴ - 𝐓𝐨𝐦𝐱𝐌𝐚𝐫𝐜𝐨)

26 - Invitación

⟨ Narro yo ⟩

- Yo creo que deberíamos invitarlo. Dijo una rubia que intentaba convencer al castaño.

- Star de seguro está ocupado, no podem-

- ¡¡¡HAY POR FAVOR!!!, Yo cuando quería verlo aparecía y el me recibía.

- Si pero yo no soy tu. Dijo Marco aún leyendo su libro.

Provocando que la rubia se callara momentáneamente. Pero ya hartó también de esperar, él castaño tuvo que aceptar la propuesta de la chica.

- BIEN...., Lo invitaremos, pero no creo que valla a aceptar.

- Oh por favor! Aún es temprano.

- Es la 1 p.m. Star. Dijo Marco dejando el libro a un lado.

- Ya bueno, no tan temprano, pero de seguro que está desocupado.

- Bueno..., Tu conoces más el castillo que yo, Guíame!.

- Yeyyyy!!!, Bueno, suponiendo que está ocupado de seguro está en el salón principal, o, en su oficina.

- Tienes cierta coherencia... . El castaño se detuvo al sentir miradas a su alrededor.

Volteando a ver qué eran sirvientes y guardias que lo observaban. Sintiéndose algo incómodo al instante.

- Primero, vamos al salón principal.

- Está bien. Respondió el castaño algo nervioso.

Al llegar no se encontraba nadie excepto que la soledad misma.

- Bueno.... está muy vacío esté lugar. Comentó Marco.

- Es obvio que no está aquí, ahora, ¡VAMOS A SU OFICINA!. Aclamó la rubia.

- Star, tengo una pregunta, ¿Sabes si aquí hay jardines?.

- Siiip, están en la parte trasera junto a la puerta que da a fans locas. Dijo Star tranquilamente.

- ¿"Fans locas"?. Preguntó curioso.

- Son chicas que se mueren por el príncipe, a veces atraviesan los jardines y entran, pero lo máximo que han conseguido es verlo, se sabe que si tocas el príncipe serás rostizado vivo.

- Ya veo...., ¿Dejarán de ser fans locas cuando se enteren que tiene prometido?. Dijo algo ruborizado.

Star, que estaba delante de Marco, se detuvo momentáneamente y volteo a verlo con los ojos brillantes y el rostro deslumbrante.

- Ahhh no, ni se te ocurra Star, lo que sea que pienses.

- ¡¡¡Vamos a los jardines!!!. Grito agarrando a Marco de su antebrazo.

Y Marco molesto no podía detenerla, conocía lo obstinada que era su amiga. Llegaron en un instante a los jardines.

- Bueno, ¡debes decirles!. Dijo entusiasta

- No lo sé, creó que debería hacerlo junto a Tom.

- Para nada, ¡tu debes decirles!.