One

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Esperando su turno en esa subasta, desde su lugar escondido tras las cortinas podía admirar la dinámica; un omega pasaba y empezaban las ofertas.

Jimin no podía observar muy bien a los invitados pero sabía que no solo alfas se encontraban, se sentía ansioso, su lobo se removía en su interior y Jimin se preguntaba que lo tenía tan alterado.

-Cheon.-hablaron frente a él, Jimin observó al omega que lo llamaba.-¿Estás listo?

El rubio suspiró con el corazón acelerado, quería salir por fin de aquel lugar, el pelirosa frente a él parecía igual de tenso, nunca supo su nombre real, pero habían sido buenos compañeros todo ese tiempo.

-Estoy bien, Miso.-mintió con una sonrisa que esperaba no se notara lo falsa.-Tú eres el siguiente ¿tú estás bien?

El pelirosa asintió no muy convencido, su mirada se dirigió a los hombres que parecían estar de caza y no pudo evitar preguntarse si el irse con uno de ellos sería mejor que quedarse.

Jimin observó cuando el omega frente a él se alejó caminando en el centro de la tarima mientras el maestro de ceremonia lo presentaba, pero su atención fue brutalmente robada ante una nueva presencia.

Sus ojos lo buscaron, el aroma fuerte pero delicioso había inundado sus fosas nasales, su lobo aulló mientras se removía con más fuerza en su interior, estaba ahí, su pareja destinada.

Sus ojos desorbitados lucharon para encontrarlo y cuando lo hizo, jadeó sin poder evitarlo.

Fuerte y alto, un pelinegro vestido costosamente en un traje oscuro se paseaba por las mesas llenas de alfas hasta encontrar una desocupada justo en el centro del lugar. Sus manos empezaron a temblar mientras sudaban y quiso correr hacia él, hacia su alfa que lucía totalmente íntimamente e imponente.

-Entonces empecemos.-dijo de repente el alfa que sostenía aquel micrófono después de hablar un poco sobre Miso.-Empecemos con poco, ¿quién da 1,000 dólares?

Jimin observó a los alfas pareciendo divertidos por la suma, el rubio no sabía si era porque era demasiado dinero por un omega de burdel o muy poco para ser verdad.

Un hombre que parecía ya pasado de edad alzó una de sus manos la cual contenía una paleta ovalada de madera oscura.

-¡Tenemos ya mil dólares!-dijo emocionado el alfa.-¿Alguien da más?

-¡3,000 dólares!-gritó otro alfa que a diferencia del primero era más delgado y joven pero aun así el aura que emanaba de él le daba un poco de miedo.

Observó de nuevo al pelinegro y sonrió, el hombre parecía curioso de lo que sucedía a su alrededor, su mirada viajaba entre cada cambia forma presente mientras una de sus manos se apoyaba en su barbilla, mírame, pidió Jimin internamente, el alfa no parecía darse cuenta de su presencia, aunque él había desobedecido mostrándose un poco tras la cortina que lo escondía.

Los alfas siguieron aumentando la suma, ninguno parecía dar su brazo a torcer y ahora se podía tomar como una lucha de orgullo y no por el omega.

-¡Muy bien, 8,000 dólares! ¿Alguien da más? ¿no? ¡8000 mil a la una, 8000 a las dos...!

-¡10,000 dólares!

Jimin entreabrió los labios y su corazón se estrujó, el pelinegro había entrado en la subasta de Miso, una aplastante tristeza y decepción lo invadió, su alfa había escogido a alguien que no era él, Jimin quería salir corriendo de aquel lugar, ya no quería seguir viendo al hombre que se suponía era su amor destinado.

-¡10,000 a la una, 10,000 a las dos! ¡Vendido en 10,000 dólares a ese joven y apuesto alfa! Puede pasar a su izquierda en aquel pasillo por su omega.

HERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora