Four

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Cuando Jimin despertó se sentía totalmente descansado y relajado, sentía que había dormido una eternidad y ahora se sentía con las energías rejuvenecidas, su mañana hubiera sido perfecta si no hubiera sido por el hecho de que despertó solo en aquella inmensa cama.

Se levantó lentamente viendo los rayos del sol entrar con intensidad por la terraza y observó alrededor de su cuarto en busca de Jungkook o de alguna pertenencia del pelinegro, pero se decepcionó cuando no encontró nada.

Caminó hacia el baño para hacer sus necesidades y luego tomarse una larga ducha, una hora después salió del cuarto vistiendo unos jeans negros y una camisa polo blanca finalizando con unos botines negros.

El pasillo estaba solo y el rubio no estaba tan seguro de donde ir para encontrar al pelinegro así que caminó por el mismo pasillo que les llevó el día anterior a su habitación, encontrándo a una de las trabajadoras del castillo.

-Príncipe Jimin.-dijo haciendo una reverencia.-Muy buenos días.

-Mmm buenos días.-murmuró, no tenía tiempo para esto.-¿Sabe donde se encuentra Jungkook?

La mujer desvió la mirada por un instante antes de observar de nuevo con una sonrisa amable.

-Bueno, puedo llevarlo con el rey, el joven Jeon no se encuentra en el castillo en estos momentos.-respondió y antes de que Jimin pudiera preguntar más, la mujer le dio la espalda.-Sígame, ha despertado justo para el desayuno, el rey se encuentra comiendo y me imagino que usted debe de tener hambre también.

Jimin se sintió avergonzado cuando al instante su estómago rugió, había estado demasiado ocupado preguntándose dónde estaba Jungkook que el hambre pasó a segundo plano. El rubio luego de unos segundos caminando tras la mujer no terminaba de entender porque tantos pasillos y habitaciones, se preguntaba qué había en cada uno ¿por qué tenía que estar la cocina tan lejos de su cuarto?

Un par de minutos después Jimin sonrió cuando llegó al comedor y en una de las puntas de la mesa comiendo a gusto se encontraba su hermano, el rubio admiró el gran ventanal al lado derecho del comedor dejándole ver una zona boscosa.

-Por fin despiertas, Jimin.-habló Chanyeol con una gran sonrisa, se levantó de su silla justo cuando el más bajo se acercaba por un abrazo.

Jimin se sintió más que nunca en casa esos momentos, Chanyeol no había cambiado mucho desde que eran niños, su cara risueña y peculiares orejas seguían ahí pero sí que era muy alto ahora.

-¿Descansaste mucho?-preguntó Chanyeol mientras le soltaba para volver a sentarse, señaló la silla junto a él y Jimin se sentó al instante.-Has despertado antes que Baek.

Jimin frunció las cejas al instante tomando uno de los vasos de cristal sobre la bandeja en la mesa para servirse un poco de jugo de naranja.

-¿Baek? ¿Es el verdadero nombre de Miso?-preguntó mientras le robaba un pedazo de pan para luego untarle de lo que parecía era mermelada de uva.-Si, dormí más de 8 horas seguidas, es todo un logro para mi.

Chanyeol rió, aunque por un momento sus ojos reflejaron la culpa que sentía por lo que le había pasado a su hermano, si él tan solo hubiera estado más pendiente cuando estuvo fuera, hubiera podido dar con él y salvarlo mucho antes.

-Vaya que si, dormiste por tres días, igual que Baekhyun.-murmuró bajando la mirada a su plato, su parfait de frutos rojos ya no le parecía tan apetitoso luego de recordar la charla que debía tener con Jimin.

Mientras tanto y sin poder evitarlo el rubio escupió el jugo que estaba intentando pasar por su garganta hace solo un par de segundos. Con una velocidad sorprendente Jimin tenía a dos omegas a su lado ayudándole, una brindándole una servilleta de tela color vino para que se limpiara mientras que la otra componía y limpiaba el desastre que había hecho en la mesa y el suelo.

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