✞ Primer beso ✞

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Tú y L llevaban juntos algunos meses. Se habían conocido en la universidad, él había descubierto que eras detective y te había confesado que él también lo era. Tú fuiste quien al final descubrió que era L, por lo que no tenía más sentido evitarlo, y decidieron comenzar una relación.

Al principio había sido muy difícil para él, tenía que estar todo el tiempo fuera del país y era muy pronto para llevarte con él, aunque era todo lo que quería. Estaba emocionado por tener contacto con alguien más por algo que no fuera trabajo, además de Watari, claro. Por eso las últimas semanas en que había regresado al país había estado tan feliz con su decisión de salir contigo. 

Aunque seguía trabajando, tú pasabas a verlo después del trabajo y hasta entrada la noche, quedándote en el hotel en un par de ocasiones, aunque en una habitación por aparte. Te gustaba masajear sus hombros, jugar un poco su cabello y abrazarlo por detrás mientras estaba trabajando, y lejos de distraerlo le ayudaba a relajarse cuando estaba tenso. Por su parte, era algo tímido, más que nada inexperto, por lo que la única muestra de afecto de su parte hacia ti era tomándote de la mano ocasionalmente, como cuando te sentabas a su lado mientras ambos trabajaban en sus investigaciones o cuando te recostabas en una silla a su lado hasta quedarte dormida. Poco a poco se estaba acostumbrando a tu presencia, y aunque era pronto para decirlo le costaba pensar en un tiempo en el que no estuvieras en su vida. Eras la mujer perfecta para él.

Una tarde, debías de irte temprano porque estarías viajando a otro estado por un par de días para visitar a tu familia, y te despediste dándole un beso en la mejilla, que sintió tan cerca de sus labios que por un segundo pensó que ibas a besarlo, acelerando su corazón y dejándolo con una sensación de cosquilleo donde habías puesto tus labios, arrepintiéndose de haberte dejado ir sin antes haberse atrevido a pedirte que lo besaras.

Por más que intentó volver a enfocarse en su investigación, la verdad es que aquel caso no era particularmente entretenido y se encontraba constantemente distrayéndose con el recuerdo de tu sonrisa, mirando hacia el sofá donde normalmente te sentabas a leer con un vacío en el estómago. No podía creer lo que estaba pensando en hacer, pero se puso de pie y fue a buscar a Watari para pedirle que le ayudara a comprar un boleto de avión a la ciudad donde vivían tus padres.

A la mañana siguiente, saliste a tomar aire después del desayuno, mirando hacia tu teléfono extrañada de que L no te hubiera mandado algún mensaje como últimamente acostumbraba hacer, pero para cuando levantaste tu mirada te encontraste en su figura distante y encorvada en la distancia, mientras se rascaba la nuca. Estabas tan sorprendida y feliz que corriste hacia él, rodeando su cuello con tus brazos mientras juntabas tu nariz contra la suya y sonreías de oreja a oreja. Él llevó ambas manos hacia tu cintura, acercándote a él para ponerte contra su pecho. Escuchaste su corazón latir rápidamente, sonrojándote antes de levantar tu mirada y encontrarte con sus ojos negros, brillantes, mirándote como si fueras la única cosa que existía en el mundo.

Inclinó su cabeza ligeramente hacia ti, rozándote con su aliento antes de finalmente juntar sus labios con los tuyos, dándote un pequeño beso tímido antes de separarse por pocos segundos para ver tu expresión, sonriendo y besándote una vez más, esta vez saboreando tus labios y demostrándote esa habilidad en su lengua que solo lo habías visto usar en los tallos de cereza. Cuando supo que no podía continuar sin subir la situación de tono, te abrazó fuertemente contra su cuerpo, oliendo tu cabello y hundiendo su cabeza en tu cuello, aferrándose a ti. 

One-shot: L y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora