Las cosas estaban yendo bastante bien entre ustedes. Nunca pensó que sería capaz de tener una novia, mucho menos alguien tan hermosa e inteligente como tú, pero ahí estabas, junto a él en cada ocasión que tenían, cocinándole postres o simplemente escuchándolo hacer sus deducciones en voz alta, cualquier cosa que él quisiera estaba bien contigo mientras pudieran disfrutar de la compañía el uno del otro.
Claro que él también hacía cosas por ti, sobre todo porque amaba el sonido de tu voz cuando le hablabas de algo sobre lo que estabas emocionada. Hablabas con tanta pasión que lo inspirabas, y lograbas interesarlo hasta en la más sencillas de las cosas. Se complementaban perfectamente y hasta Watari te vía como su hija.
Pero últimamente se estaba sintiendo bastante extraño. Casi como si hubiese sido de la noche a la mañana, se sentía bastante solo cuando te ibas a la universidad, incluso cuando te duchabas en su apartamento. Le asustaba admitirlo, pero lentamente empezaba a necesitarte. Le gustaba tenerte cerca y cuando no lo estabas se distraía bastante. Quería decirte algo, pero no estabas presente, o en veces solo quería pararse por un par de minutos para abrazarte, y tenía que conformarse con ver tu foto en su computador. La forma en que estaba obsesionándose contigo no era algo bueno para el mejor detective del mundo, significaba que alguien podría usarte como su debilidad, y no podría vivir consigo mismo si algo te pasaba por su culpa. Para él no quedaba otra opción, y aunque tenía miedo de cómo reaccionarías debía de decirte como se sentía, esperando que no te enfadaras con él por tomar una decisión así en base a sus sentimientos solamente.
Esa tarde te citó urgentemente, te dijo que no podía esperar otro día y que tenía que hablar contigo inmediatamente. La última vez en que había hecho eso había sido para anunciarte que había cierta posibilidad de que lo mataran en los siguientes días, así que sabías que algo no estaba bien y llegaste tan rápido como te fue posible, observando su figura nerviosa observándote desde el suelo donde tenía su computador.
Te sentaste con él, mirando su expresión severa con preocupación. Lo abrazaste para ver si reaccionaba, sintiendo su pecho subiendo y bajando al compás de su respiración agitada. No correspondió el abrazo, mantuvo sus brazos a los costados y su mirada perdida en la gran L del computador.
—(T/N) —empezó a hablar—. He tomado una decisión, y créeme que decir esto no es nada fácil, pero no veo otra opción.
Se puso de pie, dejándote con la boca abierta mientras tu corazón se aceleraba. Estaba tan serio que ya sabías de qué se trataba, y tu corazón se rompía.
—Agradezco que seas paciente conmigo, y que estés aquí a pesar de que paso la mayor parte del tiempo trabajando. Entiendo que la mayor parte del tiempo esta relación no es justa para ti, pero te has quedado a pesar de ello y por eso te admiro, pero no sé si pueda continuar de esta manera —siguió evitando tu mirada, jugando sus pies mientras se armaba de valor para finalmente decirlo—. La verdad es que sin importar cuánto te ame eso no quita el hecho de que soy L, y cada minuto que pasas conmigo es otro minuto en que tu vida corre peligro. He llegado a la conclusión de que la única forma de asegurarme de que estés a salvo es si te mudas conmigo.
Para este punto tu ya estabas hecha un mar de lágrimas. En verdad pensaste que iba a terminar contigo. Ya hasta habías pensado en todo lo que le ibas a decir. Sentiste todo ese peso salir de tu cuerpo, suspirando y soltando una carcajada, finalmente atrayendo su mirada hacia ti, apenas percatándose de tu reacción.
—¿Ah? ¿Por qué lloras?
—¿Cómo se te ocurre pedirle a una chica que viva contigo de esa forma, tontito? —te pusiste de pie para lanzarte a sus brazos, sin elección a dejarlo ir—. Pensé que ibas a terminar conmigo.
—¿Por qué haría algo como eso? Sabía en lo que nos estaba metiendo cuando empezamos a salir, y no he dejado de enamorarme de ti desde ese día en que te conocí en la biblioteca.
Besaste sus labios, sonriendo. Te aferraste con más fuerza a su cuerpo, fulminando a Watari con la mirada por mirar la escena con una sonrisa sin haberlo interrumpido antes. En verdad pensaste que el día en que L se quisiera mudar contigo simplemente haría que alguien recogiera tus cosas y las movieras. En cierta forma estabas aliviada de que las cosas hubieran pasado de esa manera.
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One-shot: L y tú
FanfictionSituaciones random en las que me gusta poner a L y (T/N) Disfruten~