✞ Heridas ✞

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Por primera vez en los dos años que llevabas trabajando en el caso de Kira, llegaste tarde a la fuerza especial. Todos estaban preocupados por ti, y lo estuvieron aún más cuando entraste por la puerta con unas gafas oscuras, haciéndote presente sin decir una sola palabra, hasta tomar tu lugar junto a L y encender tu computadora. Light te miró extrañado de que siguieras usando gafas oscuras frente al computador, y de inmediato supo que algo terrible había pasado. Antes de que los demás también lo averiguaran, te levantaste de tu asiento y llamaste la atención de todos, que en realidad ya estaban mirándote. 

—Escuchen, voy a quitarme esto y no quiero preguntas, ¿de acuerdo? Estoy bien —dijiste, soltando un gran suspiro y quitándote las gafas, revelando el morete y la hinchazón en tu ojo. 

—Oh, por dios —dijo Matsuda, corriendo hacia ti para verte más de cerca. En realidad, no estaba tan mal, pero el hecho de que alguien te hubiera golpeado era impactante, no importa la razón—. Eso debe doler.

—Sí, gracias por recordármelo —rodaste los ojos.

—¿Acaso alguien te golpeó?

—No, Matsuda. Me gusta el dolor, yo misma me hice esto —dijiste sarcásticamente.

—(T/N) sé que dijiste que no hiciéramos preguntas, pero si algo pasó debemos saberlo. ¿Te encuentras bien? —preguntó Light.

—Tan bien como puedo estarlo con un ojo morado y una costilla rota.

—¿Te rompiste una costilla? —Matsuda hizo una expresión de dolor, analizándote de pies a cabeza mientras se preguntaba cómo es que seguías de pie—. No deberías estar aquí, deberías tomarte el día.

—No —sabías que dirían eso—. Solo es un golpe, y ya me revisé. Estoy bien.

—¿Qué te sucedió? —insistió el jefe Yagami—. No protejas a quien quiera que te hizo esto. Somos la policía después de todo.

—No protejo a nadie, me hice cargo del problema. Quisiera dejar de ser cuestionada, ¿podríamos volver a trabajar?

El hecho de que estuvieras tan a la defensiva delataba que no habías resuelto el problema del todo. Estabas molesta, y nunca te habían importado las preguntas, ni siquiera cuando eran sobre tu vida personal. Estabas bastante irritada y no querías que te molestaran, algo malo había sucedido.

—Por lo menos déjame ir a comprarte algo para el dolor —se ofreció Light.

 —Gracias, Light, pero estoy bajo uno muy fuerte por ahora y estoy segura de que si tomo uno más ya no podré hablar con coherencia.

Regresaste a tu asiento y continuaste con tu día tan normal como pudiste, escuchando cómo los demás creaban teorías de lo que había sucedido. Si tan solo supieran que te habías peleado con unos chicos que criticaban a L. Normalmente no te molestaba, nadie lo conocía en realidad y muchos solo hablaban por hablar. Pero habían sido especialmente duros, sobre todo porque te conocían, y sabían que habías dejado la policía para trabajar con él, y habían decidido meterse contigo también. Al principio pensaste que si hablabas solo sería una confrontación verbal, y les respondiste, pero los molestaste tanto que uno de ellos te había golpeado y otro te había atacado con una navaja, cortando tu abdomen y pateándote una vez en el suelo. Te las habías arreglado para atacarlos con la adrenalina del momento, y a decir verdad también los habías dejado mal heridos, pero no había sido suficiente. No podías creer que te hubieran golpeado, par de inútiles. 

Te levantaste para servirte café en la cocina, estirándote y alzando los brazos, intentando tronar su espalda, levantando ligeramente tu blusa y sudadera de tal forma en que la cicatriz en tu abdomen se hizo visible.

—Suficiente —dijo L, levantándose de su asiento hacia ti—. Por favor, hazme las cosas fáciles y dime qué fue lo que te sucedió para que pueda encargarme de ellos.

—Ya les dije que estoy bien —te sorprendiste de lo molesto que se veía—. No es nada.

—Acabo de ver lo que claramente es una herida por navaja. Algo pasó y no estoy convencido de que se haya hecho justicia.

—Tranquilo, solo es una cicatriz.

—Es bastante profunda. Es claro que quien te la hizo estaba intentando dañarte, tuviste suerte de que no perforaran alguno de tus órganos. Esto fue intencional. Dime, ¿alguien intentó lastimarte por trabajar en esta investigación? ¿Acaso saben que trabajas en el caso de Kira y quieren detenerte?

—No es tan complicado, L —te sonrojaste—. Simplemente tuve una pelea con unos chicos.

—¿Me estás diciendo que un hombre, no, por lo menos dos hombres pelearon contigo? —su expresión ensombreció, bajando la mirada mientras apretaba los puños dejándote boca abierta—. Eso es indignante. Por favor, ayúdame a ahorrar tiempo y solo dime quiénes son.

—No tiene importancia.

—Si no me lo dices encontraré el tiempo para descubrirlo yo mismo —insistió—. Debo recordarte que he resuelto casos más difíciles que este.

—Pero no quiero hacer nada al respecto, ¿está bien?

—No puedo permitir que te hagan daño, ¿entiendes? —alzó la voz, y Aizawa, que era el último que faltaba por poner atención a su conversación, también giró su mirada hacia ustedes.

—No te preocupes, estoy bien.

—Esto no es estar bien —se acercó de ti, pasando su pulgar suavemente por tu mejilla, justo debajo de su ojo—. Sé que quieres demostrar tu compromiso en este caso y que quieres trabajar a pesar de lo ocurrido, pero me temo que tendré que pedirte que vayas a casa.

—L, por favor, ¿no crees que estás exagerando?

—Exagerando —repitió para sí mismo—. No, no lo creo. Creo que esta es la reacción exacta para alguien que me importa.

—Pero-

—Si te niegas a irte a casa les diré a todos que te ignoren y no te den información hasta que yo considere adecuado que regreses al caso.

—Entonces me quedaré aquí para escuchar lo que pueda —te cruzaste de brazos.

—Bien, y cuando no obtengas información por favor utiliza una de las habitaciones del hotel. No irás a casa por tu cuenta, Matsuda o Light te llevarán personalmente hasta que pueda asegurarme de que tus agresores sean castigados.

—Soy adulta, ¿sabes? 

—Sí, una mujer adulta hermosa e inteligente que vive sola y sigue el mismo camino de vuelta a casa todas las noches. Tienes una rutina, les será fácil encontrarte si así lo quieren.

—Créeme, no volveré a encontrarlos —le aseguraste, aunque no estabas segura.

—Espero que tengas razón, pero no puedo arriesgarme a perderte. 

One-shot: L y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora