Uno de tus peores miedos se estaba volviendo realidad. Llevabas dos años casada con L, y al haberte convertido en su esposa sabías que tener hijos estaba totalmente descartado para ustedes dos. Cuidar de L era como cuidar de un niño pequeño, un niño pequeño extremadamente inteligente. Además, su trabajo hacía que los dos pasaran poco tiempo en su casa en Inglaterra, sino de viaje por el mundo resolviendo casos. Esa no era la vida para un niño, pero ahora parecías no tener otra opción.
Tenías exactamente un mes de retraso. Eras bastante irregular por lo que al principio no te habías asustado, pero una mañana mientras ayudabas a Watari a preparar el desayuno como todos los días, sentiste una sensación intensa de asco al preparar la cosa más sencilla como tocino para tus panqueques, lo que te dejó pensando y decidiste comprar una prueba de embarazo en una farmacia. Salió positiva. Fuiste al día siguiente y compraste otra. También positiva. Pero aún no podías creerlo, eran muy cuidadosos, y si bien es cierto que L era bastante rudo en ocasiones, eso no había sido un problema en sus más de ocho años de relación.
Te pusiste de acuerdo con Watari para que te llevara a una clínica sin que se enterara L, lo que no debía de ser muy difícil porque él estaba muy ocupado con un caso y sabía que los dos salían constantemente de la casa para ir a comprar sus dulces o simplemente para tomar un respiro. Así que fuiste a hacerte unos estudios de sangre, esperando la hora más larga de su vida antes de que te dieran los resultados definitivos: estabas embarazada.
Te detuviste a vomitar en uno de los botes del estacionamiento. Todo estaba mal. No tenías idea de cómo cuidar a un bebé con el estilo de vida que llevabas, y temías que eso fuera el fin de tu relación con L, teniendo en cuenta cuán necesitado y celoso era. Él no parecía material para padre a tus ojos, sin importar cuán dulce fuera con los niños del orfanato. Esto no era lo mismo. Watari intentó consolarte en el camino, prometiendo ayudarte en lo que fuera necesario y en controlar a L si es que las cosas se salían de control. Como sea, tuviste que ingeniártelas para mantenerte tranquila y pensar como decírselo, tomando una gran bocanada de aire antes de entrar a la casa con los dulces favoritos de L para aminorar el impacto de la noticia.
Como siempre, te lo encontraste sentado de espaldas a su computadora en el escritorio que tenía en la sala, con sus papeles hecho un desorden en el sillón.
—¿Y? ¿Fue positivo? —te preguntó, sin despegar su mirada de la computadora.
—¿Qué? ¿Lo sabías? —abriste los ojos como platos. Habías sido cuidadosa. Aunque claro, eso mismo habías pensado antes de que la prueba saliera positiva...
—(T/N) por favor, intentaste esconderle algo al mejor detective del mundo —se puso de pie y caminó hasta quedar frente a ustedes—. Has estado actuando extraño y pareces estar aterrada de la cocina. El otro día te vi mirar tu ropa por largos minutos antes de suspirar y seguirla acomodando. Además, el día en que te hiciste la primera prueba pasaste cuarenta y cinco minutos en el baño. Ni siquiera cuando has estado enferma haces eso.
—¿Y por qué no dijiste nada?
—Podría hacerte la misma pregunta —observó el papel que llevabas en la mano. Eran los resultados—. ¿Y bien?
Tus ojos estaban llorosos, y la mano de Watari en tu hombro. Tu expresión se descompuso. No querías que nada entre ustedes cambiara. Eras feliz como eran las cosas. No querías que este fuera motivo para perder la relación que habías construido tan arduamente con L.
Entonces, mientras cubrías tu rostro con ambas manos entre sollozos, sentiste a L rodearte con sus brazos mientras acariciaba tu cabello, quitándote las manos del rosto para poder darte un pequeño beso en la nariz.
—Así que seré padre, ¿eh?
—Lo siento tanto...
—No es culpa tuya. Y tampoco es mía. Supongo que estas cosas pasan —tomó el papel para revisarlo, leyendo la palabra positivo una y otra vez antes de esbozar una pequeña sonrisa—. Espero que sea una niña.
—¿No estás enojado?
—Por supuesto que lo estoy. Fuiste a hacerte exámenes sin decírmelo, y me ocultaste que sospechabas estar embarazada —suspiró—. Pero, supongo que lo entiendo. Después de todo soy algo difícil.
—No sé qué vamos a hacer —lloraste contra su pecho.
—Yo tampoco tengo idea. Pero somos las dos personas más inteligentes que conozco. Hemos podido resolver cada caso que se ha presentado, ¿qué tan difícil puede ser criar un niño? —se burló. Sabía perfectamente lo difícil que era—. Y sí. Definitivamente no me gusta la idea de tener que compartirte, pero si es una niña creo que será lindo abrazarla y cuidar de ella.
—¿Y qué pasa si es un niño?
—Si es un niño —se llevó una mano a la barbilla, pensativo—. Creo que no soy yo el que debe de preocuparse.
Te reíste, aliviada. Sabías que estaba actuando de la mejor manera posible para no asustarte, pero también sabías que lo que decía era cierto. Por suerte, ambos habían hablado de una situación así en el pasado, y tenían un plan para que L pudiera pasar tanto tiempo contigo y el bebé como le fuera posible. Lo habías sabido todo este tiempo, pero ahora que se hacía real todo se sentía diferente.
Tenías una vida creciendo dentro de ti. El fruto de tu amor con L.
ESTÁS LEYENDO
One-shot: L y tú
FanfictionSituaciones random en las que me gusta poner a L y (T/N) Disfruten~