✞ La hermana gemela de Light ✞

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Sí, Kira tenía una hermana gemela. Sí, había sido sospechosa de ser Kira. Y sí, L había pasado tanto tiempo investigándola que había terminado desarrollando ciertos sentimientos hacia ella. Esa persona, eras tú.

Igualmente inteligente que Light, pero mucho más salvaje y rebelde, habías conocido a L después de que Watari instalara cámaras en tu habitación. Claro que te habías dado cuenta, pusieron más de cincuenta y tú limpiabas tu habitación todos los días, no notaste una sino la mitad. Ni hablar de los micrófonos, vaya que tuviste tu diversión molestando a L con sonidos agudos que buscaste en internet. 

Le dijiste a tu padre lo que habías descubierto, y por instrucciones de L te confesó lo que estaba pasando. Fue la conversación que tuviste con él, acerca de notar lo raro que estaba actuando tu hermano y cómo lo escuchabas hablar solo por horas en su habitación lo que hizo que L entrara en contacto contigo a través de tu computador, más que nada interrogándote. Claro que para cuando él decidió enfrentar a Light una vez ambos empezaron la universidad, finalmente tuviste la oportunidad de conocerlo y flecharlo completamente. 

Eras tan obstinada, infantil, e inteligente como él. No necesitaba convivir mucho contigo para darse cuenta, todo el mundo hablaba tanto de ti como hablaban de él, solo que, en tu caso, hablaban de tu apariencia porque eras la clase de chica que podía vestirse como vagabundo y aun así lucir antinaturalmente hermosa. Además, tomaban unas cuantas clases juntos, y muchas de las cosas que salían de tu boca ya habían pasado por su cabeza. Eras simplemente fascinante.

Por eso se encontraba en una situación incómoda. Las cosas habían llegado a un extremo que no quería, pero que también sabía era inevitable. Tendría que encerrar a Light y a Misa Amane, lo que quería decir que tú y tu padre posiblemente también querrían ser encerrados. 

Tú sabías perfectamente que Light era Kira, pero, ¿acaso eso hacía las cosas más fáciles? No. Te estresaba terriblemente, si alguien quería ejecutarlo eras tú, con tus propias manos. Estabas volviéndote loca y aunque sabías que a diferencia de tu padre no harías nada contra L ni la investigación fuera cual fuera el resultado de cualquier forma no serías de ayuda si te quedabas ahí, observando a tu hermano. Tenías que estar en aislamiento y dejarle todo el trabajo pesado a L.

Intentó convencerte de tener un encierro agradable, como el de tu padre, pero te negaste y quisiste estar en las mismas condiciones que Light. No podías decirlo, pero honestamente si Light era ejecutado por ser Kira definitivamente intentarías suicidarte, y por eso no podías dejar que te dejaran sin estar encadenada. 

L no podía soportar verte así. No había accedido y Watari tampoco, tú misma llegaste con unas cadenas, te esposaste y te negaste a decir una sola palabra de dónde habías puesto la llave. Después de esperar a que te quedaras dormida, L se había encargado de quitarte las esposas y pedido a Watari que te llevara a una habitación para que pudieran hacerte un examen médico. Estabas delgada y no parecías tener energía, por no mencionar que a penas y habías comido, no importándote que Watari se tomara la molestia de llevarte tus platillos preferidos. 

Cuando despertaste, te incorporaste de golpe al darte cuenta de que tenías una intravenosa puesta, percatándote de que no te encontrabas en cualquier cuarto, sino en el cuarto de L. ¿Cómo lo sabías? Porque estaba tan desordenado como su escritorio. Con computadoras y televisiones en todos lados, además de papeles regados en el suelo. Además, él estaba sentado en el suelo observando las cámaras de vigilancia atentamente.

—Oh, despertaste —escuchó el sonido de cómo te levantabas del colchón—. Siento haberte traído aquí. Igual que tu padre no te encontrabas muy bien físicamente.

—Lo entiendo —habrías querido que hubiera hecho lo mismo por tu padre, pero a diferencia de ti probablemente él no podía dormir—. ¿Puedo regresar ahora?

One-shot: L y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora