✞ Maquillaje ✞

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Tú y Misa se habían convertido en mejores amigas. Como eran las únicas mujeres en la fuerza especial, a pesar de sus diferencias y contra todo pronóstico habían logrado volverse unidas y pasaban bastante tiempo juntas. Tanto era así que cada vez que Misa iba a algún evento tú también la acompañabas, incluso habían salido en la portada de una revista probándose ropa en una tienda. Estar con ella te estaba convirtiendo en relativamente famosa, aunque claro no era algo que te importara mucho, estabas ahí para atrapar a Kira después de todo.

Esa noche tú y Misa habían salido a una fiesta en conmemoración de su cumpleaños, y regresaban temprano al cuartel general para poder terminar el día con una cena con los demás miembros de la fuerza especial y por supuesto, Light. Pero tan pronto como entraron por la puerta, riéndose a la vez en que hablaban de algo que había sucedido en la fiesta, todos voltearon su mirada hacia ustedes, específicamente en ti, que estabas irreconocible. Tu cabello no estaba recogido ni peinado como normalmente, y tu rostro estaba sensualmente maquillado con un labial rojo, rubor y largas pestañas pintadas de negro. Parecías una estrella de cine, y el vestido que Misa había elegido para ti, tan ajustado y pequeño como los que ella utilizaba, hacía que tu figura se marcara como nunca antes lo había hecho. Sabían que eras bonita pero nunca se imaginaron que tuvieras un cuerpo así. Sus rostros estaban sonrojados, Matsuda hasta tenía la boca abierta, sin apartar su mirada de tus piernas largas. 

—¡No puedo creerlo! —exclamó Matsuda, acercándose a ustedes para saludarlas—. Te ves irreconocible, (T/N).

—Lo sé, es demasiado, ¿verdad?

—Ambas se ven hermosas —intervino Light—. Confío en que hayan podido cuidarse de cualquier hombre que las mirara.

—No tienes idea. (T/N) tuvo que rechazar el doble de chicos que yo, aunque claro, eso es porque ya saben que tú y yo estamos juntos.

—No lo dudo. Es increíble lo que este maquillaje hace por ti, pareces una persona diferente.

—Eso es porque no uso maquillaje normalmente —te sonrojaste—. Es trabajo así que ni siquiera me pinto los labios.

—Espera un momento, (T/N). Acaso, ¿estás diciéndonos que no usas ni un poco de maquillaje? —Matsuda parecía no creerte.

—Es justo lo que dije, ¿parecía lo contrario?

—No, es solo que.

—Eres increíblemente hermosa, (T/N) —intervino Light—. Nunca pensé que tus labios fueran naturalmente así de rosados. Y tu piel parece demasiado perfecta para ser real.

—Oye, tú nunca dices esas cosas sobre mí —se quejó Misa.

—Oh, lo siento Misa pensé que ya lo sabías —se excusó—. Como sea, ¿vamos al comedor para partir el pastel?

—El pastel engorda —se quejó la rubia.

—Tallas hay muchas, vida solo hay una.

—Fácil para ti decirlo, (T/N). Habías ocultado tu verdadera forma todo este tiempo —comentó Aizawa. 

—Sigo siendo la misma persona, no sé por qué actúan tan sorprendidos. ¿Acaso esperaban que viniera a trabajar con este tipo de ropa?

A decir verdad, la mayoría de las mujeres lo hacían, y el hecho de que tú no lo hicieras les recordaba lo diferente que eras al resto de las personas. Podías pareces como cualquier otra chica en sus veinte años, pero entre más te conocían más estaban seguros de que pertenecías al mismo planeta que L. Ambos eran igual de inocentes.

Todos fueron a comer pastel al comedor, compartiendo chistes y elogios entre ustedes, hasta que se hizo bastante tarde y ya todos comenzaban a irse. Tú tomaste un pedazo de pastel con una cereza encima para llevársela a L. Sabías que Watari le había llevado, pero te gustaba tener ese gesto con él, por más que él insistiera que no era necesario. Quizá no lo era, pero era el tipo de cosas que hacías por tus amigos y después de pasar años trabajando en el caso con él querías bastante a L, últimamente pensabas que incluso más de lo que a un amigo.

No quisiste distraerlo de lo que estaba revisando en su computadora, y le pusiste el plato a un lado, deseándole buenas noches antes de darte la vuelta para ir a tu habitación.

—(T/N) —te detuviste, girando tu cabeza hacia él—. No empezarás a venir al trabajo vestida de esa forma, ¿o sí?

—No, claro que no. Sería inapropiado, ¿verdad?

—No —confesó—. Pero honestamente creo que luces mejor tal y como has venido al cuartel desde que te conozco. No necesitas ninguna de esas cosas, y ya tenemos suficiente con una Misa Amane.

—Claro. No te preocupes por eso.

—No lo hago, sé que eres demasiado inteligente para eso —se puso de pie de su silla, quedando frente a frente contigo—. Dime, ¿en serio hubo chicos molestándote en la fiesta a la que fuiste?

—Un poco, pero no de mala manera, solo querían salir conmigo.

—¿Te molestaría si yo intentara algo así? —te miró directo a los ojos, a lo que abriste los labios sin saber qué decir—. Tengo la impresión de que te agrado más que el resto del equipo, y siento curiosidad del por qué.

—Eres una buena persona, eres inteligente, y eres el único que parece entenderme aquí. No es tan extraño, ¿o sí?

—Supongo que no. Pero siendo honesto contigo, tengo la sospecha de que estás atraída hacia mí —te sonrojaste, bajando la mirada—. Y ahora que veo tu reacción la verdad no tengo duda.

—L, por favor no me saques de la fuerza especial. No pensaba hacer nada al respecto, y no me ha distraído de mi trabajo en absoluto. Quiero ayudarte, y que me gustes no significa que tengamos que salir.

—Sí, lo sé. Y no te preocupes, no planeaba echarte de la fuerza. Eres un miembro indispensable de esta investigación. Es solo que —calló de repente, pensando en algo con detenimiento antes de soltar un largo suspiro—, creo que también tengo sentimientos hacia ti. No tengo forma de estar seguro porque nunca me había sentido así antes, pero sé que hay algo sobre ti que me hace sentir curiosidad y la necesidad de estar más cerca.

Tu corazón iba a explotar dentro de tu pecho. Este chico era adorable.

—Tengo una idea —sonreíste—. Si estás de acuerdo, podría besarte.

—¿Huh?

—Sí. Si yo te atraigo, entonces cuando te bese deberías de sentirte bien. Y si solo estás confundido, no debería de ser la gran cosa, ¿quisieras intentarlo?

¿Que si quería intentarlo? Desde el momento en que te vio todo lo que había podido hacer es observar tus labios, especialmente cuando sonreías o comías una paleta. Coincidía con Light, tus labios tenían un color hermoso, aunque particularmente a él le encantaba tu mirada. Tus ojos grandes reflejando su figura mientras hablaba, con ese brillo que nunca habías visto en nadie antes, fue lo que terminó por hacerlo entender que significabas algo diferente para él, no importando cuánto luchara contra eso. 

Asintió, con su corazón latiendo ferozmente contra su pecho mientras sentía tus labios suaves y dulces juntarse con los de él, en un rápido y tierno beso antes de apartarte para ver su expresión. Parecía tan tranquilo como siempre. Se llevó su pulgar al labio, mirando hacia abajo mientras una pequeña sonrisa se le escapaba.

—Creo que necesitamos repetir el experimento para estar seguro de los resultados —susurró, perdiendo su habitual postura encorvada para poder tomar tus mejillas entre sus manos y besarte.

Aunque era inexperto, sabía perfectamente lo que quería, y al poco tiempo profundizó el beso, tomándote de la cintura para acercarte hacia él de forma inconsciente, aferrándose a ti mientras disfrutaba del sutil aroma de tu perfume. Cuando se separaron por falta de aire tuviste dos cosas por seguro: una, definitivamente estabas atraída hacia L. Más de lo que habías imaginado. Y dos, L no era tan inocente como parecía. Sabía perfectamente lo que había provocado en ti y estaba prácticamente riéndose de tus mejillas coloradas.

—Sí, definitivamente estoy enamorado de ti —finalmente rompió el silencio—. ¿Aún sigues con la idea de no hacer nada al respecto?

—Bueno, si tú estás dispuesto...

—Más que dispuesto. Eres la única mujer que me ha atraído de esta manera. No quisiera dejarte ir. 

One-shot: L y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora