Capítulo 17

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—Clay.

—Pensé que no vendrías.

—Y yo pensé que no te habían invitado.

—Karl no quería que supieras.

—No importa.

George se queda de brazos cruzados buscando con la vista a su hermana, esperando a que Dream se fuera.

—¿Podemos hablar? —le pregunta Dream.

—¿Para qué? ¿Para que me digas que soy una puta zorra otra vez?

—Pues tampoco hagas como si tú no me hubieras tratado mal. ¿No vas a decir nada?

—Vamos afuera mejor. Me agobio en este lugar.

Ambos salieron de la casa de Karl, quedándose en el jardín frontal.

—¿Qué quieres, Clay?

—Quiero estar en buenos términos contigo. Reconozco que lo que dije no estuvo bien y quiero disculparme por ello.

—¿Para qué quieres estar en buenos términos conmigo? Estamos mucho mejor ahora. Al menos yo sí lo estoy.

—Me gustas, George, y sé que yo a ti también te gusto.

George se ríe en su cara como si le acabara de contar un buen chiste.

—¿En serio? ¿Por qué te gusto? No tengo nada que pueda gustarte de mí.

—Me gustas porque eres inteligente...

—No lo soy.

—Eres bien decidido en lo que piensas. No dejas que nadie te imponga sus ideales. Eres divertido.

—No soy divertido.

—Claro que lo eres. También me causas mucho interés. No sé qué ha pasado todos esos años que no nos hemos visto, pero has cambiado bastante y me gusta tu versión actual.

—¿Solo eso?

Dream se queda callado tratando de pensar en algo más que le guste de George. ¿Decir que le gustaba su físico no era ir demasiado lejos?

—Puedes decir que te parezco lindo o atractivo.

—Eres la persona más atractiva que he conocido en toda mi vida.

—Estás exagerando.

—No es cierto. Te estoy diciendo la verdad y tú no quieres aceptarlo. ¿Vas a perdonarme?

Las voces en su cabeza decían que no, pero su corazón le decía que sí valía la pena perdonarlo, que Dream no sería como el resto, que él podría ser distinto.

—Bien, bien. Perdonado —Dream lo mira expectante. Quiere que él también se disculpe—. Y perdón por haber dicho esas cosas acerca de tu trastorno. Estaba muy enojado contigo y solo quería decirte algo que pudiera dolerte. Yo en realidad no pienso así.

—Igual es cierto lo que dijiste. Ahora estoy tratando de esforzarme más.

—Lo que dijiste tú también es cierto.

—Tú no eres ninguna zorra, George.

Dream pone su mano detrás de la cabeza de George y lo empuja lentamente hasta la pared. Lo besa de manera desprevenida y baja su otra mano hasta el trasero de George, tocándolo bajo la falda.

—Dream —dice George, empujándolo—. No vine a la fiesta con estas intenciones. Y que te haya perdonado no significa que quiera algo contigo. Solo digo para dejar las cosas claras.

—Sí, perdón.

Se forma un silencio incómodo entre ambos. George intenta acomodarse la falda.

—¿Y por qué no estás disfrazado? Pensé que era obligatoria —le dice George, tratando de cambiar de tema.

—Es que tampoco pensaba venir.

—Oh, pues... Genial.

Otra vez se quedaron callados.

—¡¡GEORGE HENRY DAVIDSON!! ¿¡DÓNDE MIERDA ESTABAS!? —aparece su hermana, saliendo de la casa de Karl.

—Pues aquí afuera.

—Te dije que no hicieras nada estúpido.

—Y no lo hice.

Su hermana lo ve de pies a cabeza y luego observa al otro chico que estaba a su lado.

—Va, voy a creerte. Una ya no puede ni ir al baño tranquila. Ya estaba pensando en qué decirle a papá. Pensé en decirle que había venido un ovni y te había abducido, o que en realidad eras un reptiliano y habías tratado matarme.

—¿Qué te fumaste?

—Perdón, el baño tenía un olor raro.

Los tres se quedan en silencio.

—¿Y ese chico quién es? —preguntó la chica refiriéndose a Dream.

—Él es... Dream. Dream, ella es mi hermana.

—Un gusto conocerte —dice Dream, extendiendo su mano.

—Igualmente. He oído muchas cosas sobre ti, ninguna buena.

Dream ríe incómodo.

—...Un gusto hablar contigo, Dream. Nos vemos el lunes —dice George, arrastrando a su hermana fuera de allí.

—Nos vemos —dice Dream, quedándose en la puerta viendo cómo se va ese par.

Había sido un gran avance. George había dejado de llamarlo Clay con ese tono tan despectivo, y estaban bien prácticamente; eran casi amigos.

—¿George se fue? —pregunta Karl, apareciendo por la ventana.

—Sí, acaba de irse.

—¿Estás libre mañana?

—Creo que sí.

—Sapnap y yo estábamos pensando en salir con George por su cumpleaños, y si quieres puedes unirte.

—¿George no sabe esto?

—No, se supone que es sorpresa. Seremos solo los cuatro, así que no creo que le moleste.

—Está bien.

—¡Te escribo mañana para quedar donde nos reunimos! —le dijo antes de meterse nuevamente por la ventana.

...

Los tres se habían reunido a medio día en la casa de Karl quién los iba a guiar hasta la casa de George.

Karl había planeado todo perfectamente desde la semana pasada. Había reservado el restaurante, había comprado los tickets para el parque de diversiones, había pensado ir a tomar unos helados y ya en la noche irían a un bar. Todo era perfecto para que George se divierta.

—Calladitos todos. Voy a tocar el timbre.

Karl tocó el timbre y fue George a recibirlos, ya que sus padres estaban en el trabajo.

—¿Qué hacen aquí? —les preguntó George en voz baja como si alguien pudiera oírlo.

—Venimos a festejar tu cumpleaños.

—No sabía que iban a venir. No tengo ni siquiera pastel.

—No te preocupes. Yo tengo todo preparado. ¿Vas a ir así o te esperamos hasta que te cambies de ropa?

George miró hacia el interior de la casa y volvió a ver a los chicos.

—Estoy castigado. Lo siento, pero no puedo salir. Mis padres me van a matar si cuando llegan ven que no estoy aquí.

—George, es tu cumpleaños. Por un día que salgas no creo que hagan tanto escándalo. Además tú mamá es muy buena.

—Pero mi padre no, Karl. Lo siento.

George estaba por cerrarles la puerta en la cara, pero Karl no iba a dejar que su mejor amigo se quedara solo en su cumpleaños.

—Bien, no importa. Si tú no puedes salir, nosotros vamos a entrar.

UN GRAN IDIOTA [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora