Capítulo 20

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Despierta en medio de la madrugada. Aún con los ojos cerrados se estira y siente la cama fría a su lado. George no estaba ahí.

Abre sus ojos y lo busca con la mirada sin encontrarlo. Hay una luz proveniente del baño. Lo espera pacientemente hasta que salga, pero no sale.

Se levanta y le toca la puerta.

—¿George, estás ahí?

Se escucha un pequeño ruido como si algo se hubiera caído.

—Sí, sí. Ya salgo.

Dream regresa a la cama y se queda sentado. Por un momento se había asustado, pero no era nada por suerte.

George sale del baño y se sienta a su lado

—¿Recién despertaste? —le pregunta George.

—Sí. Me di cuenta que no estabas y me preocupé.

—Perdón. Solo quería ir al baño. ¿Dormimos?

George se vuelven a acostar y Dream lo imita. Ambos fingen estar durmiendo, pero ninguno de los dos concilia el sueño.

—¿Estás despierto? —le pregunta Dream.

—Sí.

—¿Estás bien?

La respuesta tarda en llegar.

—Sí —dice con cierta inseguridad.

—No me mientas.

—No te estoy mintiendo. De verdad estoy bien. ¿Por qué no lo estaría?

—Estás raro... ¿No confías en mí?

George le da la espalda y finge estar dormido.

—George, no me ignores. ¿Qué te pasa?

—No me pasa nada.

—Sabes que puedes contarme lo que sea.

—Solo estoy cansado, Dream. Ya duérmete.

—Dime qué te pasa y me iré a dormir.

—¿Por qué eres tan insistente? Si no te cuento es porque no quiero que sepas, ¿ya?

—Quiero que estés bien, George. Dices que confías en mí, pero cuando estás mal no me cuentas nada. No sé supone que los amigos se cuentan todo.

—Es una estupidez. No vale la pena hablarlo.

—No me importa. Solo dilo. Es mejor no guardarse las cosas.

George suspira. Odia un poco a Dream por ser tan insistente y por no ser como Karl, que si le decía que no quería hablar de algo no lo hablaban. Pero Dream no era Karl.

—Es Nora. Tomó su vuelo ayer, a pesar de que le dije que no se fuera. Sé que tiene que irse porque también tiene su vida, pero la extraño. No quise ir a despedirme de ella porque estoy un poco molesto por irse. Incluso me llamó antes de su vuelo, pero seguía molesto. Ya debería haber llegado y no me ha mandado ningún mensaje. Supongo que ahora ella también está molesta conmigo. Y me arrepiento un poco de haber sido así con ella. Eso es todo. Una estupidez.

—¿Y por qué no le mandas un mensaje tú?

—No sé qué decirle.

—Dile lo que sientes y pídele perdón por no ir a despedirla.

—Yo no soy así. Se va a sentir muy falso si le digo eso. No soy de pedir perdón y mucho menos de decir lo que siento. No sé expresarme.

—¿No sabes expresarte o tienes miedo a expresarte?

Es la primera vez que se cuestiona eso. ¿Y si en verdad todo este tiempo ha temido a mostrar sus emociones? No ha mostrado el cariño a las personas que quiere porque teme que estas personas no lo quieran. O ha temido que los demás crean que es alguien sensible y débil.

—Tengo miedo.

—Abrázame.

—¿Por qué? —George voltea hacia Dream y quedan viéndose cara a cara.

—Solo abrázame.

George lo abraza dudoso.

—¿Se siente bien?

—Supongo.

—Esta también es una forma de expresarte. Sirve para decirle a alguien que le quieres. Y no es tan difícil, ¿no?

—No.

—La próxima vez que veas a Nora, la abrazas. No le digas nada. Solo abrázala.

No está acostumbrado a abrazar ni a sus amigos ni a su familia. Aunque debe admitir que a veces le gusta ser abrazado.

Abrazar a Dream era distinto a abrazar a otra persona. Era la segunda vez que lo abrazaba y debía admitir que le encantaba. Era incluso un nivel más íntimo que el sexo, y eso le encantaba.

...

Cada vez se volvían más cercanos. Las salidas de los cuatro eran más frecuentes. Cualquier rivalidad había desaparecido. A veces salían solos Dreams y George, quedaban para estudiar o salir a dar un paseo.

Llegó el invierno, las fiestas y las horribles pruebas antes de las vacaciones de invierno.

—¿Qué vas a hacer en las vacaciones? —le pregunta George a Dream.

—Colgarme junto a las luces de navidad.

—¿Por qué? Te ha ido bien en las pruebas.

—El nuevo de ciencias me ignora incluso las pocas veces que intento participar. Voy a reprobar su materia.

—A mí me cae bien. Veré si puedo hablar con él para que te tome en cuenta el próximo semestre.

—Buena suerte con ello —dijo Dream con pocas esperanzas, ya que las veces que había intentado hablar con ese profesor habían sido un fracaso—. Por cierto, ¿no te gustaría venir a cenar un día de estos en mi casa?

—Claro. Dime cuándo y estaré ahí. Voy a buscar al profesor de ciencias. ¿Me esperas?

—Sí, estaré afuera. No tardes mucho.

George fue hasta la oficina del profesor y tocó la puerta. Para su suerte estaba ahí y lo invitó a pasar.

—¿Podemos hablar un momento?

—Claro. ¿Qué necesitas?

—Tengo un amigo que tiene TDAH e intenta prestar atención en clase e incluso participar, pero usted parece que no lo toma en cuenta. No digo que usted lo haga apropósito, porque sé que hay muchos que intentan participar, ¿pero podría tomarlo más en cuenta?

—¿Quién es tu amigo?

—Clay, Clay Wastaken. Se sienta atrás mío en clase.

—Lo voy a pensar.

George frunció el ceño. No le estaba pidiendo algo imposible. ¿Por qué no simplemente podría decir que lo haría?

—No, no quiero que solo lo piense, quiero que lo haga.

—¿A cambio de qué? —el profesor se acercó a él y no con muy buenas intenciones—. He oído muchas cosas de ti, George. Y podría ayudar a tu amigo a cambio de ello.

—¿Disculpe? Soy su alumno.

—¿Y acaso no eras alumno de esos otros profesores?

—Ya no hago esas cosas, y tampoco lo haré con usted solo para que cumpla su obligación.

—Entonces reprobaré a tu amiguito.

—Y yo voy a denunciarlo. Adiós.

George estaba por retirarse, pero el profesor lo tomó del cuello de la camiseta.

—Tú no vas a decir nada, mocoso. Mejor obedece y ayuda a tu amigo. ¿O es que acaso quieres que repita de año?

UN GRAN IDIOTA [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora