Capitulo diecinueve

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Remus J. Lupin

Mientras Sirius me mira bajo las estrellas, no puedo evitar pensar en el hecho de que le confesé algo importante sin que él lo supiera. Tonto, tonto Remus.

Claro que lo quiero, también quiero a James y Peter, a Lily, Marlene, Mary y Dorcas, a Regulus, a Effie, a todos los quiero, es difícil no hacerlo, pero el cariño que se formó por Sirius es más complejo, es ese cariño que te asusta con locura pero del cuál eres adicto.

—You draw stars, around my scars —comienzo a cantar en voz baja para sacarme el “creo que te quiero” de la puta cabeza.

—But now I'm bleeding —canta él alargando la e.

—Nadie hará sangrar a nadie. —sentencio mientras lo miro fijo. —No ahora, no nunca.

—Confío en ti

Las horas se pasan mientras hablamos de idioteces, sobre todos de libros que he leído, le hablo de Horacio Quiroga y de como almohadón de plumas me había dejado traumas durante unos buenos tres años.

—Entonces finalmente falleció, el esposo estaba desarmado del dolor y se encerró en si mismo. —le relato. —Pero un día, mientras la empleada doméstica limpiaba aquel cuarto, encontró manchas de sangre en la almohada “¡Señor!” exclamó llamando al patrón “¡Venga a ver!”. Cómo era de esperarse, el señor se apresuró en llegar a aquella habitación, al ver las gotas de sangre decidió abrir la almohada

—¿¡QUE HABIA DENTRO!? —Se desespera Sirius haciéndome reír.

Chito. —Lo callo. —Al abrir el almohadón de plumas, se encontró con un insecto horrible, era un parásito, pero era gigante, casi del tamaño de la almohada —Sirius hizo un gesto de asco. —, el parásito quiso escapar, pero el señor utilizó el mismo cuchillo con el cual había cortado la almohada para vengar la muerte de su esposa. Fin.

—¡Es un final horrible!

—¡No insultes a mí Dios y salvador Quiroga!

Sirius niega con la cabeza.

—Odié el final, quiero cambiarlo, vamos a cambiarlo —En un movimiento tengo a Sirus sobre mí pecho con su mentón sobre sus manos. —El marido logró convencer a su esposa de cambiarse la almohada, cuando el ama de casa encontró los restos de sangre decidieron lanzarla a la chimenea y desde entonces ese maldito parásito arde en el infierno

Suelto una carcajada y el me mira sonriendo.

—El pobre parásito solo sé estaba alimentando, no tiene la culpa de nada

—Si un parásito te apartará de mí lado —Se pone serio. —, lo cortaría en mil pedacitos y lo dependería fuego

—Que lindo mí héroe —Ambos sonreímos.

—Cuentame sobre otro cuento de este tal Horacio —susurra como si nuestra conversación fuera secreta.

—¿Por qué te gusta tanto verme hablar de libros? ¿No te harta?

—C'est peut-être que je t'aime beaucoup —Sus ojos brillan mientras me murmura esas palabras en francés que no logro comprender.

—Habla bien, tarado —le digo palmeando su nuca.

—A veces me olvido que no todo el mundo es tan refinado cómo yo —dice con un tono cheto que me dan ganas de cachetearlo.

—Exclamó en que no entiende nada del español

—¡Es un idioma complejo! ¡Tienen demasiados verbos!

Suelto una carcajada mientras él sigue murmurando frases en distintos idiomas y repartiendo besos por mí rostro.

Háblame en español (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora