Capitulo 29. Enferma.

3K 228 23
                                    

—Phoebe...tienes que tomártela, por favor— me repetía mi padre ya desesperado.

—¡No quiero!— le respondí para después taparme con las sábanas hasta la cabeza. —Eso no lo recetó el doctor— le dije por debajo de la tela.

—El doctor dijo que necesitabas vitaminas, esto es un multivitamínico— dijo mi padre con ese horrible líquido espeso color rosa en la cuchara.

—¡Prefiero gomitas!— dije asomando la cabeza y volviéndola a cubrir con las sábanas.

—Las "gomitas" no te nutren más que esto. Anda tómatelo— me dijo jalando la sabana con su mano libre.

—¡No quiero!— volví a contestar sosteniendo con fuerza la sabana.

—Phoebe, estoy perdiendo la paciencia...

Un sentimiento de culpa me recorrió, así me quite las sábanas de encima, desde que volvimos del hospital papá no ha dejado de cuidarme: comida a la cama, medicinas a la hora específica, las idas al baño y hasta los terrores nocturnos, seguramente debería estar muy cansado como para estar aguantando mis berrinches.

Me senté correctamente en la cama para poder beber aquella cosa horrible.

—Eso es...— dijo después de sacar la cuchara de mi boca.

Hice una mueca de asco para después sacar la lengua y hacer un par de arcadas. Esa cosa sabía horrible, no podía creer que eso era para niños.

—Sé que sabe mal, pero es por tu bien— dijo después de una leve risa al ver mi reacción. Puso una mano en mi cabeza y acarició mi cabello. —Iré a traerte un poco de jugo, no me tardo.— sin más salió de la habitación.

Papá no se había despegado de mí ni por un segundo, de hecho he estado durmiendo en su habitación todo este tiempo, no me incomodaba la verdad o mejor dicho no es como si tuviera opción. Mi cuerpo se sentía muy débil y cada que me levantaba de la cama comenzaba a ver puntos de colores y mi cabeza comenzaba a dar vueltas y vueltas, era obvio que en estas condiciones no podría subir a mi habitación y mucho menos hacer cosas por mi cuenta.

     —Aquí está...un poco de jugo de naranja recién exprimido para la señorita Phoebe— entró mi padre a la habitación fingiendo ser una especie de mesero.

     —Gracias— dije tomando el vaso de cristal y dándole un trago. —¿Crees que podrías bajar la temperatura del aire acondicionado? Tengo algo de calor.— le pedí mientras con mi mano libre me quitaba la sabana de encima.

     —¿Calor? Estamos a temperatura ambiente. —Su semblante cambio a uno de preocupación en un instante. —¿Tendrás fiebre? ¿Te sientes mal?—  rápidamente se sentó en la cama justo alado mío, puso una mano en mi frente y después en mis mejillas.

     —Me siento bien, no te pre...

     —Tienes temperatura, iré por el termómetro— dijo parándose rápido de la cama.

     —Papá, no hace falta. Me siento bien— dije sentándome en la cama en un movimiento veloz.

Grave error ya que los pequeños puntos de colores comenzaron a nublar mi vista. A pesar de eso mi objetivo era evitar que papá fuera por el botiquín de primeros auxilios y comenzara a volverse aun más loco por mi salud de lo que ha estado estos últimos días.
Intente poner el vaso con jugo sobre la mesita de noche pero al no poder verla bien no pude calcular la distancia y este cayó al suelo haciendo un fuerte y aparatoso ruido cuando el cristal se rompió al impactar con el suelo. 

     —¡Lo siento! ¡Lo limpiaré! ¡Lo siento!— dije apunto de pararme.

     —¡No te pares!— alzo la voz mi padre extendiendo la mano como un transito para que me detuviera. —Yo lo limpio, cariño. Vuélvete a acostar, aun estás débil. Fue tonto de mi parte traerte un vaso de cristal cuando tu cuerpo aun sigue débil.— salió de la habitación.

"Esta vida no es fácil" ( La hija de Christian Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora