"Esta vida no es fácil" ( La hija de Christian Grey)

Capitulo 7. Primer dia de escuela.

Desperté y por mi ventana se podía apreciar la luz de la luna y las estrellas.

     —¿Que hora es?— me pregunte a mi misma tomando mi celular de la mesita de noche.

Eran las 8:43 de la noche, me dirigí a mi baño y me lavé la cara para después desconectar mi celular y bajar a la cocina.

     —Buenas noches, señorita Phoebe— me dijo Gail cuando me senté en una de las sillas altas.

     —Solo Phoebe, por favor.

     —De acuerdo Phoebe, ¿Que le gustaría para cenar?— me preguntó recargándose en la barra con una sonrisa.

     —Podría ser...¿un sándwich de queso?— le pregunte.

     —Claro que si, en seguida lo preparo— dijo ella poniéndose manos a la obra.

Tome mi celular y vi que tenía un mensaje de Marianne.

Marianne 💖:
Hola, ¿Que tal te va con el "señor perfección"?

Pheebs ❤️:
No muy bien...

Marianne💖:
¿Y eso porque?

Pheebs ❤️:
No querrías saber... solo te dire que ya me metí en problemas dos veces 🥺

Marianne💖:
Me imagino.
Bueno te dejo, tengo que ayudar a mamá con unas cosas.

Pheebs ❤️:
De acuerdo, salúdala de mi parte.
Hablamos luego.

Después de eso deje mi teléfono en la barra y Gail me sirvió mi sándwich y un vaso de leche con chocolate.

     —Gracias— dije dándole un mordisco. —¡Wow! ¡Esta buenísimo!- hable con comida en la boca.

     —Muchas gracias, un placer servirle.

     —Oye Gail...tengo una pregunta— dije regresando mi sándwich a el plato.

     —Dígame— me miró.

     —Esa habitación...la primera del piso de arriba, la que está cerrada ¿Que hay ahí?— le pregunte curiosa.

     —No puedo decirle señorita, su padre me lo tiene prohibido— dijo ella sería.

     —¡Oh vamos! No sabrá que me lo dijiste...¡Anda! Vamos dime ¿Que hay ahí?— le insistí.

     —Phoebe, le reitero que su padre me lo tiene prohibido, son cosas privadas del el, no puedo decírselo.

     —De acuerdo...está bien, ya no preguntaré— dije suspirando. —¿Donde está mi padre?— pregunté.

     —Se fue a su oficina, Phoebe— me dijo ella limpiando la barra.

     —¿Otra vez?— pregunte asombrada.

     —El es un hombre muy ocupado.

     —Ya me di cuenta...— contesté.

Después de eso ninguna de las dos hablo hasta que terminé mi sándwich.