Capitulo 24. A casa.

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—Carajo...

No había mejor palabra para decir en esta situación, reconocía perfectamente esa bolsa de basura, en esa bolsa se encontraban las botellas de los chicos.

¿Como la encontró?

Sí, quizás fue muy tonto dejar la bolsa en el cuarto de servicio, pero no podía dársela a las señoritas de la limpieza sin que me delataran y tampoco podia llevarlas yo misma al basurero de afuera pues había cámaras y seguridad las 24 horas, incluyendo al soplón de Taylor.
Después de una semana de que nadie la encontrara supuse que mi padre nunca entraría al cuarto de servicio y las señoritas de servicio solo botarían la bolsa, pero ya veo que no fue así.

—Puedes explicarme...¿Qué es esto Annabelle?— me preguntó levantando la bolsa haciendo que un ruido de cristales chocando se escuchara. Claro que eran las botellas.

Solamente me le quede viendo sin decir nada, si desde que nos vimos no le he dirigido la palabra ahora con menos razón.

     —¿No piensas decir nada?— se oía más molesto.

El silencio se volvía incómodo y yo ya tenía un nudo en la garganta, no sabía si era por seguir con mi "ley del hielo" o porque me aterraba el contestar.

     —Tu perro orinó en mi habitación y al querer tomar el trapeador me encontré esto— dijo sacudiendo un poco la bolsa de su mano izquierda. —Haré mejor mi pregunta ¿Que hacían estas botellas de alcohol en mi casa?— me preguntó.

¡Contesta ya! Si no dices nada te ira peor

Empezaba a entrar en pánico, el nudo en mi garganta cada vez se hacía más fuerte y parecía que mis labios estaban pegados. Simplemente lo observé por unos segundos y dirigí mi vista al suelo.

Escuché el estruendo de la bolsa golpeando el suelo y unos pasos fuertes, pero al momento de querer mirar que pasaba mi padre ya me había tomado por la cintura y me había puesto sobre su regazo.
Intente soltarme removiéndome como si de un gusano se tratara pero un fuerte azote me hizo detenerme. Mierda como había dolido...

     —Si no quieres hablar por las buenas, te sacare las palabras por las malas— dijo dejando caer más azotes sobre mi trasero. —Estoy harto de esa actitud— dijo mientras seguía azotando mi pobre retaguardia.

No decía nada, simplemente me removía y apretaba los dientes para no hacer ruido, no quería darle esa satisfacción.

     —Puedo aceptar que no quieras hablarme por tus berrinches— ¡¿Berrinches?!. —Pero esto ya es el colmo, rompiste una de las reglas más importantes en mi casa. ¿Alcohol? ¿Enserio Annabelle? ¡Tienes catorce años! — me decía mientras aumentaba la intensidad.

El tiempo pasaba y el no se detenía, varias veces me hacía preguntas pero yo no me dignaba a contestar, mi orgullo no me lo permitía. Ya era un mar de lágrimas y el ardor en mis posaderas era indescriptible pero el no se detenía.

—¿Enserio seguirás con esto Annabelle?— me preguntó deteniéndose para que yo diera un suspiro. —Bien, parece que no hay otra forma de hacerte entender— dijo después de que no le contestara.

Apretó el agarre que tenía sobre mi espalda y sentí como hizo su torso hacia atrás, giré mi cabeza para descubrir cuales eran sus intenciones y al verlo me horroricé: estaba quitándose el cinturón. ¡Pensaba golpearme con el cinturón!.

—¡NO!— grite asustada para que en un rápido y ágil movimiento me soltara de su agarre para lanzarme al suelo.

Me había golpeado el codo con la caída pero poco me importó, me giré rápidamente a verlo, se veía tan aterrador. Desde el suelo se veía tan alto y dominante, su ceño fruncido hacía que la piel se me pusiera de gallina y verlo con el cinturón en la mano hacia que el pánico se llenara en mi interior.

"Esta vida no es fácil" ( La hija de Christian Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora