I'm truly yours. - Benedict Bridgerton

Hogar

Victoria.

Se sentía mareada mientras bajaba del barco.

Se despidió del matrimonio con el que venía platicando y bajó por la rampa de madera.

El camino a la tierra se sintió largo pero tan rápido como llegó a donde esta el arribo ve a su papá esperándola. Corre sin importar nada y lo abraza recién llega a él.

-Te amo, papá.-Le dice su hija con una voz alegre.-Gracias.-Añade y comienza a llorar, abrumada por las emociones que está experimentando.

-Te amo, mi sol.-Besa su coronilla y siguen abrazándose.

-Fue increíble, fue, ni siquiera tengo palabras para decírtelo.-John se ríe ante la emoción de su hija única.

Para el señor Lamprou no había nada más importante que la felicidad de su hija, daría su vida misma por ella.

-¿A mi no me vas a abrazar?-Pregunta una voz muy familiar para ella.

-Benedict.-Grita con sorpresa mientras se lanza a los brazos de su amado.

Cuando se separan, Victoria logra ver que en una de sus manos trae un ramo de flores y cuando se detiene a ver, son cuatro flores favoritas, son azulejos.

Sus lagrimas ya secas regresan a sus ojos, no puede creer lo afortunada que es.

Las flores anciano, provenientes del oriente y son sumamente difíciles de conseguir. La vez que su papá le trajo tuvo que pedirlas un mes antes de su cumpleaños 14 para que llegaran a tiempo, sin contar lo caro que fue darle una, el complejo mantenimiento durante el viaje a la planta y en general todo su traslado.

Cuatro flores azules, están ahora en la mano de Victoria, acomodadas en un bonito ramo pequeño. No podía quitar la mirada de ellas, eran tan bonitas como las recordaba. Tenerlas la vuelven a hacer sentir como la chiquilla que fue la primera que las vio.

-¿Cómo?-Pregunta con los ojos llorosos.

-Con magia.-Dice Benedict divertido.-Ahora y siempre, haría lo que sea por ti.

Victoria se ríe con él y termina sellando la imagen mientras lo besa.

No se cohíben, después de todo están en un pueblo pequeño y casi no hay gente muy importante.

El señor Lamprou se aclara la garganta. Victoria se ríe y cruza brazo con el de su padre mientras el Bridgerton los sigue por detrás. 

No demoran más tiempo del necesario, el trayecto pasa rápido ante las palabras emocionadas de una jovencita sobre su viaje, las miradas de ambos caballeros están más que atentas y sonríen ante la felicidad de Victoria.

Cuando llegan a la academia la joven se siente importante y sumamente especial, la mayoría de mujeres están esperándola y no tardan en recibirla entre abrazos y besos en la mejilla.

Alguno que otro caballero se acerca a saludar y felicitarla por aquella travesía.

Come rodeada de personas que la quieren, Benedict a su lado en todo momento.

El joven Bridgerton está feliz de ver que Lamprou sea tan querida y bien recibida, él no quería nada más que felicidad para ella y el saber que tantas personas eran afectuosas, le daba paz al saberla acogida por todos.

La mira, la mira mucho. Lleva un sencillo vestido bonito en color hueso, con un colorido collar azul. Nada caro, ni ostentoso pero muy lindo y. Se ve preciosa. Estar tanto tiempo alejado de ella se había sentido eterno, complejo y solo.

Tenerla a su lado ahora después de varios días, lo hacía sentir paz. Paz porque estaba con él, a su lado.