-Tenemos que hablar, no podemos estar así.-Suplicó el ojiverde.-Te amo más que a nadie y no quiero perderte Victoria Lamprou.
-Lo siento, en serio lo siento, pero así va a ser esto ahora.-contestó sin mirarlo a la cara.-Solo venía a entregarte la llave de cuarto, no necesito tenerla más.-Sentenció antes de entregársela y salir huyendo del salón de clases.
Las lágrimas no tardaron en acompañarla, llevaba dos días sin hablar con Benedict y se sentían como mil años.
Su mejor amiga, Lillie, la ayudó a regresar a su dormitorio muchas de las cosas que tenía en el cuarto de Benedict, sorprendentemente eran más de las que ambas imaginaban, en menos de dos días sacaron lo que había metido en un mes y medio durmiendo con él.
-Victoria.-Habló Lillie cuando la vio entrar corriendo a la cocina.
-No soporto estar lejos de él, siento que no puedo respirar.-Soltó la pelinegra en un mar de llanto, sus manos temblaban y era notorio qué estaba muy mal.-Hubieras visto sus ojos, no va a perdóname nunca.
-Mi niña.-Soltó con pena la rubia, mientras se acercaba a ella y la abrazaba.-Todo va a estar bien, vas a estar bien.-Le susurro aún cuando ella no estaba muy segura de sus palabras, podía verla tan destrozada como nunca. Jamás creeria que la mujer tan fuerte que conocio una vez, estaba desmoronandose por un hombre.
La mañana se le fue en estar llorando en los brazos de su mejor amiga, lamentándose todo, se odiaba por ser una cobarde y no hablar con él, le aterraba dar la cara y enfretar todo. Odiaba a Anthony Bridgerton, por menos preciarla, sí, ella no era una jovencita virginal y de buena familia, pero tampoco era una mala mujer y no estaba cerca de las ideas erradas que el tenía. Odiaba tener que ver a Benedict en sus clases, con las musas, lejos de ella. Odiaba qué su padre no entendiera sus sentimientos por el joven y que estuviera del lado de Anthony, jamas había sentido a su padre en su contra, claro que ella no era conciente que él solo queria protegerla. Pero sobre todo, odiaba el hecho de que había sido tan ingenua y lo suficientemente valiente para amar a Benedict, ella entera era suya y así seguiría, porque nunca habría nadie como él, que la hiciera sentir tan bien siendo ella misma y de esa forma que solo ese hombre podría.
Del otro lado del instituto, estaba un Benedict desolado, que solo tomaba sus clases por obligación y regresaba a su dormitorio. Sus acciones eran automáticas y era como si su alma hubiera abandonado su cuerpo. No había comido desde que Victoria le había dicho que quería terminar todo lo que tenían, sus palabra habían sido claras "Esto no tiene sentido, no soy buena para ti, jamás lo he sido, ni tampoco lo seré. Tampoco tú lo eres para mí, y nunca podremos ser nosotros enfrente del mundo. No seré egoísta, no te robare tú vida y por eso eres libre. Mereces a alguien mejor, una mujer más adecuada para ti. Ya no quiero verte, Benedict." Un último beso en la mejilla y la había perdido en el momento en que salió de la habitación. Jamás habría otra mujer, ella era la única, tenía tatuada su esencia en él, esta embriagado de toda ella.
No podia evitar sentirse sentía tan débil y molesto. Había buscado a Victoria, de camino a sus clases y cuando volvía a su habitación pero era como si no existiera, no la veía en ningulado, nisiquiera en su área de trabajo, al parecer la joven se había tomado muy en serio, no querer verlo, parecía que había desaparecido y solo quedaban los recuerdos y promesas qué alguna vez se hicieron.
El joven, se sentía enloquecer, no sabía que hacer o decir, ni siquiera se sentía lo suficientemente capaz de hablar con ella. Era cierto, el jamás podría ser un buen hombre para ella y todo por el apellido que lo acompañaba desde que nació, el que ahora proclamaba como su mayor maldición más profunda.
Supo que todo estaba más que perdido cuando encontró las cartas en el suelo, y cuando sus cajones y guardarropas se veían más vacíos qué nunca. Su cama no se sentía igual y sus manos anciaban tomar su piel, pero sobre todo, su corazón anhelaba a su Victoria, la dueña de tantos sueños qué en su mente yacian, de un amor qué le calaba hasta los huesos y que ahora, lo hacía sentirse morir.
Sentía el tiempo, encima. Y la vida terminar.
ESTÁS LEYENDO
I'm truly yours. - Benedict Bridgerton
FanfictionDonde Benedict Bridgerton fija toda su atención en Victoria, la chica que no es precisamente una dama de sociedad. ó Donde Victoria tiene que decidir entre seguir su camino como artista o aferrarse a su amor por Benedict y la alta sociedad londinen...