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Victoria.

Entramos a mi cuarto, Benedict en un silencio profundo y yo con la adrenalina a tope. Mis manos están sudando y tan pronto como intenté calmarme, sentí vergüenza de lo que acababa de hacer. Me había aprovechado mi apellido de la manera más ridícula posible con aquella chica y había hecho una escena de la que estoy completamente segura, algunos curiosos contemplaron.

El ojiverde caminó hacía la cama, sentándose para después mirarme.

-¿Qué fue eso?-Preguntó claramente confundido.-Hasta donde me quedé habíamos terminado.-Agrega con un tono que procese como molestia.

Lo miró detenidamente, su cabello esta despeinado, la tinta de labios de la mujer sigue en su camisa y su cuello.

-Soy una tonta, tienes razón y todo el derecho de irte de mi cuarto.-Respondí mientras sentía mis ojos comenzar a aguarse. Benedict negó, señaló qué me sentara y así lo hice.

-Es que ya no lo soporto.-Suelto en un susurré con un nudo en la garganta.-Te necesito, conmigo.

Benedict no respondió, en cambio caminó hasta el espejo, tomó un pañuelo de mi tocador y comenzó a limpiarse el cuello.

-Benedict, dime algo.-suplico al sentirme ansiosa por el silencio que nos rodeaba y su falta de respuesta.-Sé que me comporte pésimo contigo y con aquella mujer pero es que no soporté verte con ella y no conmigo.-Declaré siendo tan honesta como debía. 

-¿Qué quieres que te diga?-Sus palabras hacen qué me tiemblen las manos. Mis ojos comienzan a picar.

-Nunca debimos terminar nuestra relación, eres lo mejor que me ha pasado jamás y fuí una perdedora al alejarte de la forma más infantil.-Solté entre balbuceos.-Por una carta que no significa más que nuestro amor.-Hablé detenidamente, mirándonos gracias al espejo.-Entenderé si tú ya no me quieres y tu corazón ya no me mío. Incluso puedes regresar con ella allá abajo, si así lo quieres.

Un miedo abrumador me invadió, me sentí mareada incluso.

Tal vez esto fue un error, me levanto de la cama y me dispongo a salir del cuarto.

-¿A dónde vas, Victoria?-Pregunta con voz suave.

-Necesito aire, siento que me estoy ahogando aquí.-Suelto comenzando a llorar.

Benedict camina hasta mí, toma mi mano y después de cerrar la puerta, me guía escalera abajo.

Me dejó guiar por el hombre que tanto amo, las lágrimas me tienen nublada la visión y no estoy en condiciones de tomar mi propio camino y huir.

Caminamos  al jardín según intuyo, el viento sopla ávidamente. 

En el camino, una figura se acerca a nosotros con rapidez. 

-¿Victoria?-Pregunta la inconfundible voz de Theo.-¿Estás teniendo una crisis?-Su tono de preocupación es inegable.

Asiento, sintiéndome al borde del colapso.

-Benedict, Déjame ayudarla.-Proclama firme Theo.

Siento la mano de Bridgerton soltar la mía, dejando un vacío detrás de su toque pero entiendo que Wembley tiene más experiencia en esto y me dejo ayudar.

Primero hace que lo miré a la cara, eso me hace centrarme un poco en el presente. Después me abraza y da ligeros golpes en mi espalda.

-Le pido que vaya por agua helada.-Le pide a Benedict, este no tienen tiempo de rechistar pues entiende que no es un momento para ponerse rejego.

-Respira, Victoria.-Me habla Theo mientras se aleja de mí y me toma por los brazos.-Estamos aquí, todo esta bien.-Repetía. Mi llanto se ha ido pero la sensación de malestar me sigue acompañando.

Me concentró en respirar conscientemente, siguiendo la cuenta que recita Theo, 1, 2, 3. Mis manos siguen estando sudorosas pero una pisca de bienestar instantáneo me repone en cuento veo a Ben acercarse con una vacija y un pañuelo.

-Aquí esta.-Su rostro sigue preocupado y notó su voz titubeante.

Mi amigo me ayuda, toma un poco del agua y moja  la tela, para después darle toques suaves a mi rostro. Sé que él se ha informado más en estas crisis de ansiedad, me lo dijo el día anterior y agradezco sus acciones y remedios porque me siento completamente recuperada después de unos minutos más.

-Gracias.-Susurro mientras lo abrazo.

-No hay nada que agradecer.-Menciona acariciando mi espalda.

En la sociedad, un abrazo de este tipo estaría más que castigado pero aquí, no estamos en esas mismas reglas.

-¿Estarás bien si te dejo con él?-Pregunta una vez que nos separamos de ese reconfortante abrazo.

Asiento con una media sonrisa, él suspira.

-Llévela a reposar y busque qué le preparen un té.-Da ordenes al ojiverde.-Y por favor no la altere de nuevo.

Ben lo mira mal pero asiente.

Theo se aleja, regresando a lo que queda de la fiesta.

-¿Estás bien?-Pregunta Benedict de nuevo, mirándome con cautela buscando alguna señal qué indique lo contrario.

-Sí, no estés preocupado.-Le contestó.-Esto suele pasarme desde que fui a Irlanda, Theo dice que es ansiedad, un amigo doctor le dijo y bueno, él ha estado en varias crisis qué he tenido.-Explicó calmando la necesidad qué había crecido en mi de mantener tranquilo a  Ben.

Asiente, no muy seguro.

-La llevaré a la habitación y buscaré su té.-Lo miró y un miedo crece en mi.

-No, por favor no me deje sola.-Imploro negando.

Me mira con ternura o tal vez pena, no logro identificar esa reacción.

-Esta bien, vayamos por ese té.-Toma mi mano y me dejo guiar a la cocina.

No demoramos más de lo necesario y nos encontramos escalera arriba. Al llegar al corredor veo a mi acompañante dudar.

-¿Quieres ir a a tu habitación o a la mía?-Pregunta y me siento sonrojar.

-Si no me importa, me sentiría mejor estando en la mía.-Sonríe y caminamos para allá.

Cuando entramos, Benedict me ayuda a cambiarme de ropa, nada carnal si no mas bien cariñoso, es delicado en todos sus movimientos y me hace sentir cómoda lo cual agradezco.

Me guía a la cama despacio.

-Tenemos que hablar.-Rompo el silencio consciente de que tenemos que retomar nuestra platica.

-No hay nada que hablar.-Expresa lento mientras se sienta a mi lado.-Yo también te extrañe y te amo tanto o más que antes.-Lo miró y encuentro sinceridad en su mirar.-Quiero estar contigo de nuevo, no hay nada más que anhele mi corazón.

Lo miró enternecida y me acercó a él para besarlo, las emociones negativas qué horas atrás me hechizaron no están más y siento mi corazón acelerarce.

Me ayuda a tomar mi té y después ambos nos recostamos, abrazandonos y pegandonos el uno al otro tanto como es posible.

Suspiró y me relajo ante el calor que emana, y sonrio al sentir sus besos repetidos en mi mejilla.

Esa noche, ambos dormimos bien después de tantos días en desvelo.

Y de pronto comprendo, aquí es donde debo estar, con él, juntos.

I'm truly yours. - Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora