Mayfair.

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BENEDICT.

Después de una platica lo suficientemente larga y unos cuantos tragos, tenía el permiso y bendición del Señor Lamprou, aunque claro, también habían condiciones, no sería tan fácil, Victoria era su única hija.

El carruaje había llegado, así que me apresuré a llevar nuestro equipaje. Victoria estaba hablando con su padre, se veía feliz, se dieron un abrazo largo y después caminaron hacía mi.

--Benedict.--Habló su padre.--Cuídala, como mi tesoro más preciado, muchacho.

Asentí.

--De eso no tenga duda, señor.--Victoria sonreía mientras nos miraba.--La protegere siempre, más que a mi propia vida.

--Esta bien, Bridgerton.--Me dió un apretón en el hombro.--Envíame cartas para saber todo. Tú también.--Miró a su hija.

--Si papá, recién lleguemos te enviaremos una carta.--Se acercó y lo volvió a abrazar.

--Disfruten su viaje, cuídense.--Finalizó mientras caminaba de vuelta a la academia.

Victoria me miró con un brillo especial en sus ojos, le sonreí y después nos subimos al carruaje. El viaje nos tomaría algo de tiempo pero si todo salía bien antes de que anocheciera estaríamos en nuestro destino, estaba feliz, Victoria conocería mi hogar y mi familia.

Anthony y mamá estaban al tanto de todo,  habían accedido después de varias cartas pero por petición de mi hermano mayor Victoria llegaría a hospedarse con Lady Danbury, consideraba poco propio qué llegara a la casa Bridgerton tan pronto y creía que podría ser bueno para ella ir a algún baile y conocer a más señoritas, aunque dudé porque sabía que con eso igual llegarían pretendientes como sabuesos tras la nueva jovencita en la sociedad como lo hacían cada vez, Victoria estuvo de acuerdo con ello y se aseguró de dejarme en claro que solo sería mía.

Miré a Victoria, estaba admirando la naturalez a través de la ventana, se veía de lo más linda en el vestido carmesí, con detalles femeninos en encaje y su cabello qué estaba más largo de lo que acostumbraba también estaba muy bien peinado. Su amiga Lillie la había ayudado a arreglarse acorde a la sociedad y sus reglas.

Tomé su mano, entrelazamos nuestros dedos y besé el dorso de su mano.

--Te quiero tanto.--Le susurré. Sus mejillas tomaron un sutil color rosado.--Gracias por venir conmigo.

Técnicamente era claro que nos casaríamos cuando estuvieramos en Mayfair, y, aunque aún no le diera anillo, sabía que mi compromise con ella iba más allá de lo físico, era una conexión de nuestras almas había crecido escuchando la gran historia de amor de mis padres y a mi madre hablando del amor cada día, gracias a eso me sentía lo suficientemente seguro de que Victoria Lamprou era el amor de mi vida, la mujer para mí y sabía que ella igual lo pensaba.

VICTORIA.

Para cuando llegamos, me dolian las piernas y me sentía entumida. Me sentía fascinada viendo las calles de la ciudad, todo se veía muy hermoso y diferente a lo que conocía.

La noche había caído y por lo mismo, no había personas en la calle, más allá de algunos hombres que se veían muy metidos en sus asuntos.

Mentiría si dijera que no estaba asustada, me sentía tan nerviosa qué incluso sentía las palmas de mi mano sudando.

--Todo va a estar bien.--Aseguró Benedict a mi lado.--Lady Danbury es una buena anfitriona y mamá me dijo que habló con ella, no debería haber mayor problema.

I'm truly yours. - Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora