Pretendiente.

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Lady Danbury es una mujer increíble, las Sharma son muy amables y desde la cena de anoche Edwina se la a pasado a mi lado, no me molesta en lo absoluto es incluso adorable.

—Entonces, ¿usas pantalones?—Me pregunta Edwina.—Mamá jamás me dejaría hacer eso.

—Bueno, sí, son muy cómodos y me permiten trabajar en mis esculturas con mucha facilidad.—Respondo amable, mientras termino de levantarme del comedor.

Cuando baje esta mañana era muy tarde, lo supe desde que vi mi plato solo en el comedor.

—Quiero saber más de ti, ¿te molesta si voy contigo?—Preguntá mientras me sigue por las escaleras.

Me rió, es justo lo que esta haciendo.

—Sí, Edwina.—Agregó alegre.—Ven conmigo.

No tengo ni idea de donde esta Kate, no la he visto desde anoche. Lady Sharma había salido con Lady Danbury. Así que solo éramos Edwina y yo, bueno, y los sirvientes.

En mi cuarto me dispongo a arreglarme, Benedict había dicho que vendría y quería estar presentable, bonita para él.

Edwina se sienta en mi cama, cual muñequita, perfecta de pies a cabeza, toda una señorita.
Mientras me baño, dejó a Edwina leyendo uno de los libros que traje de casa. Brillie me ayuda a vestirme y cuando estoy lista, salimos al cuarto.

—¿Sabe como quiere que la peine?—Me pregunta amable Brielle mientras me siento frente al espejo.

No tengo ni idea, jamás he hecho más allá de cepillarlo, las únicas veces que tuve un peinado fue por ayuda de mi mejor amiga, Lillie.

—Yo creo que podría ser un recogido de lado.—Interviene Edwina.—y le puede prestar uno de mis tocados.

—Sí, hagamos eso.—Les digo a ambas.

Edwina sale de la habitación a prisa.

—No tengo idea de nada Brielle.—Mencionó apenada.—Tú has lo que creas conveniente, con mi peinado y maquillaje durante mi estancia.

—Esta bien, no te preocupes.—Me aprieta el hombro amable.—Yo te ayudo.

Edwina regresa con un prendedor de mariposa color blanco, es muy bonito.

Mientras Brielle me peina, platicamos animadas las tres.

Joe toca la puerta y entra.

—Señorita Victoria, tiene una visita.—Anuncia formal.—Desea que le diga que no esta disponible o atenderá.

—Claro que bajaré, gracias Joe.—Me levanto rápido.—En un momento estoy allá.

—¿Será un pretendiente?—Pregunta Edwina mientras me sigue por las escaleras.—A mi aún no me visita nadie, mamá dice que ellos vendrán después del baile.—Me explica.—¿Por qué vino un pretendiente a verte? Apenas llegaste.—La confusión se hace presente.

—Es que ya lo conocía desde antes.—Explico sin entrar en detalles.

Me parece increíble el contraste de la vida de Edwina y la mía. Ella es muy inocente y me parece algo fascinante.

Brille viene detrás de nosotras, me parece un poco incómodo que ambas vengan conmigo, estoy acostumbrada a estar a solas con Benedict. Es extraño.

Joe me anuncia y cuando entramos a la sala de estar ahí esta Benedict, increíblemente impecable, guapísimo.

—Señorita Victoria.—Me saluda con un movimiento de cabeza.—Le traje esto.

Un precioso ramo de flores rosas y una carta están frente a mí.

—Gracias Benedict.—Susurró mientras me acercó a él pero me detengo en cuanto escucho a Brillie carraspear.

Suspiró, esto será difícil. Benedict me mira y sé que entiende.

—¿Por qué qué nos sentamos?—Pregunta y lo sigo hasta un sillón color vino.

Se sienta a mi lado, estamos cerca y eso me reconforta pero no elimina mis ganas de querer tirarme sobre él y besarlo.

—Edwina, ¿Quieres acompañarnos?—Le pregunto en cuanto la veo aún parada en la entrada.

Sonrie animada y se sienta frente a nosotros. Nos mira curiosa y aunque no se incluye mucho en la platica, esta atenta a todo lo que decimos.

—No sabes las ganas que tengo de besarte.—Me susurra Benedict al oído.—Sé que tú también lo quieres.

Siento mis mejillas calientes y asiento.

Edwina esta atenta a todo.

Hablamos de arte, comemos galletas y poco más.

—Debo irme.—Anuncia Benedict mientras se levanta.—Disfrute mucho esta visita, Victoria.—Toma mi mano y besa el dorso de la misma, siento sus labios quemar mi mano.

Me regala una sonrisa, de esas que me derriten el corazón. Amo a este hombre.

—Un placer conocerla Señorita Edwina.—Una breve reverencia de ambos.—Hasta luego.

Lo veo salir del cuarto y suspiro. Tomó las flores, son muy bonitas.

—Edwina, ¿Donde estás?—La voz de Mary Sharma se hace presente.—Necesitamos charlar.

Aparece en el salón, me saluda y ambas se van juntas.

Me dedico a husmear por la casa de Lady Danbury, la biblioteca es grande y me dispongo a buscar un libro interesante, hasta que el abrir de la puerta llama mi atención, es Kate, con una cara de pocos amigos.

—¿Estas bien?—Le pregunto mientras la examinó.

—Sí, solo fui a cabalgar y tuve un percance.—Suelta mientras vuelve a salir de la habitación para dejarme sola.



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⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

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I'm truly yours. - Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora