Lost innocence • Raito Sakamaki #BloodyClan

-24-

Los juegos de nuevo habían acabado.

La cálida luz del día que hacia mover los girasoles, ahora era fría oscuridad.

Las risas ahora eran el sepulcral silencio.

-Ana, hora de irnos- Reiji tocó a la puerta.

Aunque todo era monotonía, la dinámica había cambiado.

Ana ahora dormía en la mansión como uno más.

Salió de 𝚜𝚞 habitación en silencio, la limusina esperaba fuera, ni siquiera cenaron antes, solo subieron al auto.

Un lugar estaba vacío, el mayor de la familia no estaba.

Nadie se atrevia a preguntar, ni siquiera Teddy proferia palabra alguna.

Cuando entraron las miradas estaban sobre ellos, todos cuchicheaban.

Se habían hecho teorias de que había sucedido:

Desde que Ana se había ahogado, que era la novia de todos, hasta que eran vampiros, o los herederos de algun linaje real perdido, incluso, que habían hecho un ritual satánico y que el director lo había presedido.

Algunas teorías eran reales, pero nunca lo conprobarian, sin embargo descansaron de que otras no fueran ciertas.

Pero justo eso era la causa de las penalizaciones, ya no guardaban el bajo perfil, y el plan del "Gran Rey Vampiro" saldría a relucir.

Aunque de alguna forma, todo había vuelto a la normalidad para los hermanos Sakamaki, sin mostrarse afecto, siendo solo unos niñatos mimados, también los Mukami tenían consecuencias.

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-Oi, Ana! -El castaño Mukami llamó la atención de la chica, pero ella seguía deshojando un seco girasol.

-¿Que quieres?¿Eh? -Le llamó Subaru.

-No hablo contigo-respondió Yumma.-Pero probablemente tu sabes, pequeño "príncipe".

-¿Quieres saber donde está Sammy, no? - el albino se levantó con violencia.

-Pues si, ¡¿Qué le hiciste?! -Se acercó a él-¡¿Lo desangraste como a las ratas que sueles torturar?!

Ana solo miraba de reojo.

Subaru se lanzó sobre él con los puños.

-¡Cierra tu sucio ocico de bastardo! ¡Por tu culpa Sammy se fue! ¿y sabes quién más se fue? ¡Tu querido Shū! No debiste acercsrte a él otra vez! ¿No te quedó claro lo que pasó hace años?

Ana lo detuvo antes de que lo golpeara.

-No te metas Ana-Yumma la apartó, y tiró a Subaru.

-¡Todo ésto es culpa mía! -Ana salió corriendo del jardín.

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-Deberiamos de charlar sobre los planes de Padre-dijo Ruki dejado a un lado su delantal.

-¿Qué dijiste? -Reiji giró la cabeza.

-Que charlemos sobre los planes de Padre-repitió el de ojos azules.

-¡No vuelvas a llamar así a esa persona, vampiro de pacotilla! - El Sakamaki estaba furioso. - ¡Ni siquiera a mi me considera su hijo! ¿Por qué te crees mejor que yo, intento de vampiro de mierda!

Reiji tiró el cazo de sopa encima del Mukami.

-Perfecto, si así vamos a jugar, juguemos así-Ruki le lanzó los tenedores que tenía cerca, los cuales el de lentes esquivó.

-No intentes meterte con mi familia, si no quieres que te haga lo que a tu querido hermano-Reiji tomó el soplete para postres y lo encendió.

-Mejor preparate, que ésto apenas empieza.... -Ruki clavó con un cuchillo la manga del saco de Reiji a la mesa y salió de la cocina.

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En el club de costura entró cierto peliverde.

—¿Alguien tiene unas tijeras afiladas que me preste...?—preguntó con su tono bajo y lento.— Nesecito cortar esta venda...

Las chicas comenzaron a buscar entre sus costureros rápidamente al ver al chico herido.

—¡Azusa, vete de aquí, éste no es tu club!—Respondió Kanato con sus tijeras en mano.

—Pero tú si tienes tijeras....

——¡Si, y si no te vas, y dejas de invadir el lugar de los Sakamaki, las tendrás, pero encajadas!—lo amenazó con las tijeras el pelilila.

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-¿Y el del coro de ronquidos? - preguntó Kou.

—El del coro de ronquidos tiene nombre, y es mi hermano.—Dijo Laito molesto, pero sin ganas recargado en el piano.

—Ay, que mal genio, Laito-kun~

—¿Que mal genio?—se levantó estrepitosamente.— Shū se ha ido lejos de aquí como castigo por todo lo que ustedes causaron.

—¿Nosotros? Ja, el del escándalo en la piscina fuiste tú, además, si tanto te gusta Ana, ya dicelo, Laito-kun~

—¡Cállate!—cerró el piano de golpe. — ¡Tú no te metas en lo que no sabes!

Laito salió del salón corriendo hacia ningún lugar, solo quería estar solo y no pensar en nada.

Kou tenía razón, el único culpable era él.

El único que debió haberse ido era él, nadie más.