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—¿Se puede saber dónde estuviste por la madrugada?— Cuestionó Reiji a su hermano menor desde la limosina

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—¿Se puede saber dónde estuviste por la madrugada?— Cuestionó Reiji a su hermano menor desde la limosina.

—¡Qué te importa!—Subaru subió azotando la puerta—¡Deja de tomar el lugar de los que nunca se interesaron en nosotros!

Cuando llegaron a la escuela se dispersaron como siempre.

Era hora de unirse a un club.

¿Cuál eligirían?

¿Arte?  ¿Música? ¿Natación? ¿Literatura? ¿Cocina? ¿Basketball? ¿Jardinería?

Los mayores estarían a cargo como presidentes, otros cambiarían de club al pasar a segundo y los nuevos eligirían por primera vez.

Y allí estaba Ana, recorriendo cada sala con estudiantes invitando a quedarse, con folletos y pancartas.

Pero allí estaban ellos.

En la sala de música el rubio presidente dormía al fondo junto a las cuerdas con un estuche de violín como almohada y un cello como su respaldo, y realmente no hacía falta que hiciera nada para invitar nuevos estudiantes, pues otro rubio hizo que muchas chicas se quisieran inscribir, era Kou, el idol que se acababa de inscribir.

Pero Ana huyó al hacer contacto con unos ojos verdes, que estaba al piano, el cual estaba molesto de no ser el centro de atención de las chicas.

Y al verla se levantó y fue tras ella, pero se había metido a otro club.

Ella entró al salón de costura y se mezcló entre los maniquíes, mientras él se abría paso entre las chicas, hasta llegar a su hermano.

—Con permiso, señoritas~— se pasó entre ellas sin perder la coquetería–¡¿Dónde la escondiste?! ¡Yo la quiero en mi club!

—¿De que hablas?— respondió Kanato acomodando el lazo de un vestido.

Mientras tanto la morena corrió a otro salón.

Fue directo a la cocina donde el presidente discutía con un nuevo estudiante sobre si la sopa era mejor que el spaghetti, pero comenzaron a discutir sobre ¿Su padre? ¿Acaso tenía otro hijo el Sr. Sakamaki? Pero ese chico de ojos azules se le hacía conocido.

La chica salió de sus pensamientos cuando Reiji la regañó por andar sin cuidado en la cocina, y salió hacia algún otro club.

Pasó corriendo entre el gimnasio, donde Ayato presumía de ser el mejor incluso acosando a otros, aún a los nuevos.

Como un cierto chico no se movía, aunque le estuvieran lanzando los balones, pero su rostro parecía feliz con ellos.

Hizo una mueca de desagrado al ver esa situación,para salir de allí viendo a Raito acercarse.

Se mezcló entre las porristas para entrar por un pasillo, era la sala de logros y trofeos.

La chica suspiró al ver que lo había perdido, y se dispuso a ver aquellos premios.

Cuando estaba por llegar al final del pasillo, unas frías manos la jalaron con fuerza dentro de una puerta.

Para su suerte no era Raito, sino Subaru que la sacó al huerto, donde estaba el club de jardinería.

—¿Qué haces vagando por allí?·el albino la acorraló contra la pared cubierta por una enrredadera.

—Lo mismo que todos el día de hoy.—Ana lo apartó un poco con su brazo.

—Debiste de buscarme, prometiste que no estarías con ellos.— apartó el brazo para verla a los ojos.

—Eso no fue lo que dije, dije que no quería que supieran quién soy y que estoy en la mansión.

—Si justo por eso, no quiero que te vean mis hermanos.

—Así que tú pequeño Sakamaki, eres el presidente y único integrante de éste club—dijo una voz tras ellos.

—Si, y así está bien éste club, no nesesita más integrantes·Subaru se giró mientras que Ana se apartaba de él.

—Ya veo, tú debes ser la candidata a ser Eva, o otra de los hijos de KarlHeinz.—Dijo un joven castaño y alto.

—¿Y tú quien eres?–le interrogó Subaru en actitud de defensa—¿Cómo sabes todo eso?

—Espera no eres un vampiro—el intruso olfateó a la chica—Hueles a perro, entonces tal vez no eres su hija, Pero tampoco hueles a humano— olfateó a Subaru—Pero si tú también apuestas a perro. Acaso será.... Olvídalo.

—Te hice una pregunta—el albino lo tomó de la ropa.

—Lo siento pequeño príncipe pura sangre—lo apartó e hizo una falsa reverencia—Soy Yumma Mukami, yo y mis hermanos venimos a luchar como ustedes por ella.

—Lo harán en otro lado, ¡Fuera de mi club!–señaló Subaru la puerta.

—Tranquilo, no pienso molestar, solo déjame con aquellas hortalizas y tu sigue con tus flores–dijo sereno Yumma— no pienso siquiera hablarte.

—¡Dije fuera!

—Dejalo—dijo la castaña al reconocerlo, era el "pequeño" Edgar—sé quién es, no hará nada.

—Está bien—la miró con desgano—se puede quedar.

—Pero, ¿A qué se refiere con "Eva"?—le cuestionó ella.

—Tranquila, "Esa persona" te quería, no creo que te hiciera eso.

Lost innocence • Raito Sakamaki #BloodyClanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora