Laito lloraba al principio.
Laito odiaba que ella estuviera cerca.
Laito se acostumbró a eso.
Laito encontró a alguien que curaría sus heridas.
Laito perdió a esa persona.
¿Acaso volverá a ser feliz alguna vez?
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-¿Cordelia, que le sucede a Raito?-Dijo Richter a su amante tomándola de los hombros.
-El tiene que ser un hombresito, como quiere tu hermano ¿No?-respondió abrazándolo y besando su cuello.
-¿Que le hiciste? Él está llorando-fue silenciado por un beso de ella.
Un mes había pasado desde que Anita-chan había visitado la mansión Sakamaki.
El pequeño de cabellos castaños lloraba tras un árbol.
-Ohayo~!-la niña llegó hasta el pequeño Raito.
-¡Vete!-él estaba con las piernas encogidas y los brazos cruzados sobre éstas y la cabeza acurrucada, realmente parecía triste.
-Solo quería invitarte a jugar-hizo un puchero -Pero si estás triste....
-Déjame solo...!
-¿Volviste a entrar sin permiso al cuarto de tu mamá?-la pequeña se sentó a su lado.
-Ella me llevó allí...-Raito alzó la vista con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Te castigó?
El niño negó con la cabeza.
Ella lo abrazó.
-¡No! ¡Sueltamé!-Trató de alejarla.
-Solo quiero ser tu amiga-Anita se puso triste al ser rechazada por él, pues solo deseaba ayudar.
La castaña se levantó y dio media vuelta para irse, pero el pelirrojo tomó su mano.
-Ella....-dijo el niño y comenzó a llorar nuevamente.
-¡Anita-chan!-gritó Ayato corriendo hasta ellos -Solo faltabas tu de ser hallada, el juego terminó -hizo una pausa al ver a su hermano -¿Raito, que pasa?
-Todo va a estar bien, Raitito-Anita solo le dio un beso en la mejilla y fue con Ayato y continuaron jugando.
Raito se integró al juego mas tarde tratando de olvidar lo sucedido.
