27- Patinando sobre el hielo

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Al día siguiente Shampoo seguía resfriada, claro que con menos síntomas pero sí que persistía la congestión nasal y la tos. Mientras ella estaba en cama sin demasiado qué hacer más que levantarse para ir al baño, Ranma estaba afuera cerca en un lago congelado patinando junto a algunos de los vecinos.

El chico hacía volteretas y demás maromas que hacían verlo realmente como un profesional en el deporte del patinaje sobre hielo sin embargo la realidad era otra, sólo estaba manteniendo el equilibrio. Una sonrisa se dibujó en su rostro imaginándose a Shampoo patinando con él a su lado y realizando una rutina en una competencia de patinaje artístico sobre hielo, con una canción de su banda favorita, Queen, sonando de fondo mientras realizaban la . 

Todos estaban confundidos con la extraña actitud de Ranma sin embargo no una pareja que andaba por allí con su pequeño hijo de unos diez años de edad disfrutando la temporada invernal del estado de Alaska.

—Hola — saludó el infante —¿eres nuevo aquí? 

—Sí, soy nuevo en Alaska... vine con mi familia y una chica — dijo el muchacho —aunque creo que estoy enamorado de ella, a decir verdad.

—¿En serio? — la madre del pequeño se le acercó.

—Vaya, campeón, no me esperaba que fuéramos vecinos — el hombre se acercó al chico —me llamo Curtis Miller. 

El padre del niño era un hombre de unos treinta y tantos años de edad, de barba frondosa y ojos azules cuyo peinado daba la impresión de que venía de los años 90's y sus ojos cafés mostraban una profundidad en la mirada pocas veces vista; la mujer, por su lado, era pelirroja aunque menos intensa que cuando aparecía Ranko, de rostro refinado y ojos verdes. Se notaba que no pertenecía a Norteamérica. 

—Señor Miller — Ranma lo observó —me llamo Ranma, Ranma Saotome... y en lo personal me gustaría saber dónde puedo alquilar bicicletas. Quiero llevar a esa chica a ver una aurora boreal.

—Vaya, pues bueno yo tengo un hostal cerca de las montañas del parque estatal Chugach — Curtis comentó —de todas formas somos vecinos, igualmente si necesitan un tour por el estado me avisas. Ranma.

Ranma se lo pensó un rato especulando cuál podría ser la reacción de Shampoo cuando vea las auroras en el parque, se acercó a la orilla y guardó sus patines para ponerse, luego, los zapatos con los que llegó allí. Caminó unos minutos de vuelta a su hogar lugar en donde él podría sentirse un poco más tranquilo y podría pensar un poco sobre la idea que su vecino le propuso.

Una vez puso un pie en el jardín delantero de la casa notó que la puerta del garaje estaba abierta y allí había un grupo de jóvenes que entrenaban las formas más básicas y elementales de las artes marciales que él normalmente entrenaba con Genma aunque no recordase nada de su vida pasada antes del accidente de tránsito.

—Akane — llamó el chico y ella se acercó acompañada por Ryoga —¿qué está ocurriendo aquí? ¿sabes algo?

—Pues resulta que tu padre le compró una computadora a mi papá y abrió un dojo gracias a las redes — la chica respondió —por cierto en la mañana Shampoo preguntó por ti.

El trenzudo se sonrojó fuertemente y sin saber cómo reaccionar ladeó la cabeza un tanto preocupado.

—¿Está bien ella? ¿no recayó ni nada? — inquirió asustado.

—Tranquilo — Ryoga simplemente le colocó la mano sobre el hombro —está bien, sólo se preocupó por ti. Su resfriado ya se le está pasando.

—Me asustaste Akane — Ranma se mofó —deberías abrir un parque con temática de terror. Iré por ella.

Ranma corrió escaleras arriba para ir con Shampoo, para su mala fortuna la encontró saliendo del baño y tuvo que esperar un largo rato para que pudieran hablar. Ciertamente por su mente pasaban todo tipo de pensamientos sobre todo aquella idea que le había venido rondando la cabeza con relación a sus sentimientos, le encantaba estar con la amazona; amaba sus gestos y gracias a ella logró perder ese miedo tan absurdo hacia los gatos.

Cuando Shampoo salió de su habitación encontró a Ranma sentado en la mesa leyendo algo en su teléfono, observó que cuando se levantó imitaba los movimientos de Mercury; allí sonaba Innuendo, el muchacho tomó de la mano a Shampoo atrayéndola hacia él para comentarle una idea que tenía en su mente.

—¿Qué tienes planeado? — preguntó la amazona con una sonrisa.

—Vámonos a un hostal a las afueras de Anchorage — dijo el chico —quiero patinar sobre hielo.

—Suena interesante — musitó la peliazul.

—¿Te sientes bien? — preguntó Ranma preocupado por el cambio de actitud.

—No... es sólo que no me agrada el frío — Shampoo lo miró con tranquilidad —y... bueno es sólo que no puedo creer que estoy viviendo esto. Antes de tu accidente usaba cuanto truco estuviera a mi disposición para tenerte conmigo. Luego Akane me dijo algo, que si quería competir, debía hacerlo justamente... en ese tiempo Akane era tu prometida.

—Así que Akane era mi prometida — el muchacho dijo en voz baja —sin embargo... si se suponía que era mi prometida ¿por qué no fue a ayudarme cuando estaba adaptándome de nuevo a Nerima y tú sí?

Eso era una pregunta muy válida de hacer, no había respuesta alguna pues la única que lo ayudó por más prejuicios que tuviera encima fue Shampoo. Incluso Ukyo y la misma Akane tenían en su contra no impidió que la amazona le ayudara a Ranma. El Saotome ignoró todo lo que la chica le dijo y simplemente le sonrió con calidez de la que carecía Alaska en esa época del año, horas más tarde los dos prepararon todo para su viaje a las montañas, se despidieron de todos y abordaron un autobús que los llevaría al parque estatal Chugach.

Shampoo se sentía aliviada y Ranma disfrutaba de su compañía aunque sólo estuviera en silencio, tranquilamente observaban el paisaje nevado de Alaska por las ventanas del autobús un tapiz blanco cubriendo los montes, bosques y árboles; algunos lagos congelados donde patinar y unas grandiosas montañas por las que escalar para apreciar los hermosos paisajes naturales del Estado más extenso de los Estados Unidos de América.

Recuerdos de NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora