2- El nuevo administrador de la pensión

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Shinobu se colocó su Dobok y Ranma comenzó a estirar en medio de todas las máquinas de ejercicio entre las que destacaban pesas, elípticas y demás aparatos para mantener su salud fisica estable. Ranma se colocó en pose de batalla sin la menor idea de cómo su cuerpo recordaba aquello, era un milagro que pudiera caminar dado que también su columna recibió cierto daño.

Inmediatamente la chica pateó el aire y Ranma le bloqueó el golpe, el joven sólo atinó a sonreír nervioso y Shinobu atacó nuevamente a su amigo con una combinación de patadas aéreas que Ranma parecía estar bloqueando tranquilamente.

Sí que se notaba una extraña mirada en el rostro de Ranma a quien le costaba entender por qué se movía de esa manera, no había recuerdos y mucho menos rostros, nombres o fechas importantes. Sin más que tiempo por perder, Ranma atacó a Shinobu con una patada que con cierta facilidad la albina le bloqueó fácilmente.

—Creo que es suficiente por hoy — Shinobu se sentó en la máquina de pesas.

—Creo que sí.

—Por cierto — la chica se recosto en el aparato —mi abuelo tiene una pensión en Nerima y una tienda de variedades, si gustas puedes trabajar allí y ganar un poco de dinero.

—¿Nerima? Hmmm... bueno, espero que ese lugar sea algo tranquilo — murmuró Ranma —aunque talvez debería recuperarme por completo, todavía me duele la espalda y la cabeza.

—¡Casi lo olvido! — ella se paró como un resorte —¡tu medicina!

El pelinegro simplemente se encogió de hombros, claro estaba que sus dolores físicos aún no se calmarían sin medicinas por más que quisiera y deseara. Shinobu fue junto a Ranma a la cocina en donde tenía guardadas las pastillas que el doctor recetó y que estipuló que debieran tomarse cada doce horas.

La lluvia se intensificó notablemente y caía con fuerza en esa zona rural de Tokio, ya pasando las nueve de la noche empezó Ranma a sentir sueño, Shinobu lo guió a la habitación en donde se quedaría; Shinobu abrió una puerta de madera con una llave la que conducía a un cuarto bastante varonil, con un baño y una cama bastante amplia, un escritorio y hasta una televisión de pantalla plana colgado en la pared.

Ranma a lo que se acercó fue a unas fotos en donde Shinobu estaba junto a un muchacho de cabello negro corto y ojos marrones protegidos por unos lentes, él la miró y sintió estar ocupando un lugar que no le correspondía.

—No quiero dormir aquí — Ranma tomó la foto —no es justo para él.

—Él era mi hermano — musitó Shinobu con un nudo en la garganta —murió junto a mis padres cuando regresaban de la playa, lastimosamente no pude ir porque me habían operado antes de una lesión en la pierna y era incapaz de caminar. Tampoco me gusta la playa.

—No me parece lo más oportuno, Shinobu — Ranma se mantuvo firme —entiende que no quiero reemplazarlo.

—No pretendo pedirte que lo reemplaces — la joven lo miró —sólo hice algo que me parecía correcto, tranquilo...

Ranma sólo se encogió de hombros y Shinobu le devolvió una sonrisa amarga demostrando sus sentimientos de nostalgia y melancolía que le transmitía; él simplemente se acomodó en la cama mientras observaba todo como si no le perteneciera, como si estuviera fuera de lugar o en un sitio ajeno; Shinobu colocó las mantas sobre el cuerpo de Ranma para abrigarle ya que era notable que el frío se colaba por cualquier rendija o agujero que hubiera, luego cerró la ventana y apagó la luz.

—Ranma — llamó Shinobu —estate tranquilo que no te va a pasar nada.

El muchacho esbozó una sonrisa tranquila y bastante cálida, la señorita Arisaka cerró la puerta dejando a Ranma abrigado y listo para descansar un poco esa noche gracias al arrullo de la lluvia que a muchas personas les ayuda a conciliar el sueño.

(...)

Al día siguiente Shinobu habló por teléfono con su abuelo que seguía en Estados Unidos y se enteró que se quedaría una semana más dado a que el mal clima en Nueva York le impedía abordar un vuelo. Ranma seguía sentado en el corredor viendo la llovizna que caía suavemente sobre el patio apaciguando su mente y su corazón.

—Ranma hablé con mi abuelo — dijo la señorita Arisaka —aceptó que te puedes quedar en el hostal, tendrás un 20% de las rentas de los apartamentos.

—¿Dices que es en Nerima? — indagó el pelinegro tomándose un té —qué dulce — halagó él.

—Sí es allá, es un sitio pequeño pero acogedor — la peliblanca se sentó junto a él —gracias.

—Gracias — Ranma le sonrió levemente.

—Iremos al hostal al mediodía — comentó la muchacha.

El muchacho sonrió mientras asentía, a pesar del frío del otoño que llegaba poco a poco a su final esa relación extraña de hermandad que sentían los dos chicos que empezaban a construir con la base de la amnesia que Ranma había empezado a sufrir.
Tan siquiera un año atrás eran un completos desconocidos y ahora mismo se hallaban bebiendo té en medio de un frío otoño que se sentía en ese instante, Ranma se zarandeó de frío y Shinobu inmediatamente le trajo un abrigo que pertenecía a su hermano fallecido, a pesar de que él se siguiera sintiendo fuera de lugar con esa ropa, con la chica se sentía cómodo.

(...)

Al mediodía, Shinobu condujo a Ranma a Nerima pasaron al lado de Akane Tendo que regresaba de su escuela y a pesar de no reconocer el auto negro de marca alemana, BMW, quiso seguirlo si no fuera porque Shampoo la detuvo antes de que la menor de las Tendo haya dado un sólo paso.

La amazona fulminaba con la mirada a Akane, fácilmente podría iniciarse una pelea entre ambas y las ganas no le faltaban a la china, Shampoo dio un paso al frente y miró con el ceño fruncido a Akane mas no obtuvo alguna respuesta.

—Akane — bramó Shampoo —¿en dónde está Ranma?

—Ya te dije — replicó Akane —el tío Genma nos dijo que había decidido ir a hacer un entrenamiento especial, eso es todo.

—No mientas — respondió la peli azul enfadada.

En el hostal que estaba a unos cuantos metros el BMW de Shinobu se detuvo y de él se bajaron ella y Ranma. Las vueltas que da la vida. Shampoo quedó sorprendida de volver a ver a Ranma y apresuró su carrera para ir a saludarle, pero antes de que pudieran poner ella y Akane un sólo pie dentro de la posada Shinobu las detuvo.

—¿Uh? Ah ustedes deben ser las chicas que la señora Saotome que está hospedada aquí busca — informó Shinobu —además escuché que alguna de ustedes busca un alojamiento.

—Esa soy yo — dijeron al unísono Akane y Shampoo.

—Escuchen, no hay alojamiento... sólo queda una habitación y es la que usará Ranma — la albina las miró frívola.

—¿Dijiste Ranma? — indagó Shampoo.

—¿Qué le hiciste, bruja?

—Cuidarlo, ¿qué más? — respondió con simpleza —Ranma sufrió un accidente. Les pido de la manera más atenta que se retiren antes de que este bochornoso espectáculo pase a mayores.

Akane y en especial Shampoo quedaron estupefactas, la peli azul caminó hacia atrás mientras la Tendo no decía palabra alguna, esta vez Shampoo quería ganarse el corazón de Ranma sin trucos de magia, ni mucho menos artimañas cuanto menos de dudosa moralidad.

"¿Ranma sufrió un accidente?"

Eran las preguntas que reiteraba Shampoo en su mente, Akane corrió velozmente hacia el dojo bajo la antena mirada de Shinobu. Cuando dobló en una esquina para tomar la calle rumbo a su casa fue interceptada por Shinobu, sujetándola del brazo con el cinturón de su Dobok de taekwondo.

—Nadie está listo para hablar de esto — Shinobu habló seria —nada de esto saldrá de las tres.

Recuerdos de NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora